En ocasiones tu frialdad entumece mis dedos impidiéndome escribir, caminar y beber de un vaso sin derramar la mitad de su contenido... comisuras abajo.
Cualquier día de estos me mirarás a los ojos para decirme que ya no me quieres o todo lo contario. Espero haber enloquecido para entonces, seguramente no podría soportar ni lo uno ni lo otro, solo soy un idiota, para asuntos de ese calibre se necesitan como poco a dos y yo no tengo amigos.