Que la decadencia de la cultura occidental llegará a través de Internet es una afirmación que a cualquiera que haya llegado hasta este blog no le sorprenderá. Todos sabemos que el porcentaje de pornografía respecto al contenido total de la red se está acercando peligrosamente al 90 % y puede que siga descendiendo. El problema no es solo ese, el problema es que a causa de la implantación de la Web 2.0, ese valiosísimo espacio que podría estar saturado de mamadas y sonrisas en cortes de diez segundos, está llenándose de niños que insultan a ancianos en el metro, biografías de adolescentes insípidos o, lo que es peor, de presentaciones de Power Point.
Leyendo The cult of the amateur, de Andrew Keen, no puedo más que estar de acuerdo en sus predicciones catastrofistas sobre el impacto que Internet puede tener en esta cultura global nuestra. Su teoría crítica tiene dos vertientes: una la económica y otra, que denominaría “cualitativa”. Voy a matizar en primer lugar las discrepancias que me suscita: evidentemente, en lo económico. Según él, Internet acabará con toda la industria del entretenimiento y la comunicación. Por ese curioso principio de que la gente no pagará por algo que puede ver gratis. Evidentemente, estas industrias se están resintiendo, y mucho, por la piratería y el amateurismo (en lo que se refiere a comunicación). Pero también se dijo que el cine acabaría con la fotografía, la radio con los periódicos, la tele con la radio y los periódicos, los ordenadores con la tele y los periódicos… Todos estos medios han ido adaptándose a lo largo de este siglo y pico en que han generado su establishment, modificando sus objetivos y, al fin y al cabo, sobreviviendo. Es lógico que el sistema se quiera perpetuar, pero precisamente puede que sea esa fea costumbre aborregante e inmovilista la que nos haya llevado hasta esta situación. Los medios clásicos dependen muchísimo de los ingresos por publicidad. Ésta dependencia será la que acabe con todos aquellos que no sean capaces de desarrollar, rápidamente, calidad. Ahí está, por ejemplo, la diferencia entre una publicación profesional, con expertos y criterio, y las wikis, donde la opinión sobre física cuántica de un niño de trece años tiene el mismo valor que la de un físico cuántico. El gran error de las publicaciones "profesionales" es que han ido tendiendo a hacer lo mismo.
Los medios "tradicionales" se desprestigian ellos solitos, de vez en cuando hay una cagada enorme, un reportaje inventado, un plagio, una teoría conspiranoica o un monólogo de Losantos que hace que la gente los tenga cada vez en menos estima. Sólo el prestigio puede salvar a un informativo, a un diario o a cualquier revista. El problema es que se habían acostumbrado a no necesitarlo y ahora Internet les está comiendo el terreno. Según Keen, el que la gente ya solo se informe a través de Internet es súmamente pernicioso. Lo suscribo, pero con matices. Por un lado está eso de que se vuelvan a ganar el respeto y, por el otro, está el criterio. Dejo para otro día con más ganas de cachondeo una teoría sobre "el público" y la inteligencia de la masa, pero es evidente que la colectividad, indefectiblemente, es tonta. El individuo puede observar la página inicial de technocrati o menéame y pasar de los cinco posts más votados, encontrará miles de historias interesantes entre todo el marasmo de voluntades y egos. Si lo que quiere es información, hoy por hoy, le recomiendo que acuda a cualquier edición digital de cualquier medio tradicional. De hecho, tiene al alcance de la mano la mejor opción, la de ver VARIOS medios. Hoy por hoy, son las grandes empresas periodísticas las que tienen la infraestructura necesaria para contarte el último minuto del Líbano, de Singapur o incluso de la Carrera de San Jerónimo. Si solo miras blogs, tardarás cinco youtubes y quince lloriqueos en enterarte de que los autónomos ya tienen paro, precario, pero tienen. ¿Cómo distinguir esto que digo de la acción de tirar piedras contra el propio tejado? Fácil: los blogs entretienen. Y ya está. Nosotros estamos aquí para generar una cantidad estratosféricamente absurda de información absurda con la que rellenar lo absurdo de nuestras vidas. Eso lo tiene que saber cualquiera que use Internet. El problema, claro está, es que no lo saben: los internautas siempre encontrarán la red llena de gente como ellos dispuesta a hacerles creer que son como seres humanos normales.
La humanidad no necesita (de hecho, hasta viviría mejor) youtubesde gente mezclando coca cola y mentos en su boca; ni que cualquier pajillero les cuente capítulo por capítulo el Batman de Adam West en su blog; ni galerías y galerías de dibujos eróticos de temática furry; de hecho, la humanidad lo que necesita es una quimioterapia para enfrentarse a todo eso. Aunque un lanzallamas sería más rápido.
El problema mayor, ahí también estoy de acuerdo con Keen, es que la gente se está dedicando a esto, a reflejar lo idiota que es la vida o a reciclar, y reciclar, y reciclar... y menoscabando la calidad del patrimonio cultural. Lo lógico sería es que siendo cada vez más y más millones de personas en el mundo, la(s) cultura(s) fuesen cada vez más ricas. Sin embargo, vivimos en un bucle. Algunos dirán que la historia del pensamiento siempre ha funcionado así: una aparente cinta de Möbius de la que, finalmente, y gracias a un golpe de suerte, alguien encuentra la salida. La Web 2.0 probablemente sea solo un reflejo más de la postmodernidad, el más narcisista. Cuando esos egos aprendan que Internet solo llega al 19% de la humanidad, y que el 90% (aún, por suerte, de ese 19%, solo viene a por porno, probablemente vuelvan al mundo real, donde con un poco de suerte se conocen todos en persona por fin y se reúnen a beber Kool-Aid.
Igual que el resto de los medios, Internet algún día tendrá que desarrollar su propia identidad. Podremos contar con buscadores que, en lugar de funcionar por algoritmos, funcionen con lógica y coherencia, y pedirles que, cuando necesitamos eficiencia, omitan todos los resultados nacidos de la autofelación no pornográfica.
Solo hemos de revertir el proceso en marcha de anulación de los criterios. Eso seguro que es fácil...
No os descubro América si os digo que soy un golosón. Pero si especifico que una de mis debilidades es el pionono... tampoco es que sea muy sorprendente.
Obviamente, solo consumo estos pastelillos cuando voy a Granada (y las FCSE no consiguen detenerme). Pero eso va a cambiar. ¿He dicho ya que me encanta el siglo XXI?
Más allá de para fardar ante tus amigos que, incapaces de distinguir entre house, progressive, pasodoble, techno o acidjazz lo agrupan todo en chundachunda (como yo, vaya), el maravilloso mundo de los samplers tiene otras muchas aplicaciones.
Muchas veces habré maldecido al Prometeo bakaluti que robó los loops a los dioses para ponerlos en nuestros oídos; pero lo cierto es que hace un par de días que no puedo vivir sin música electrónica.
Hay un límite en el número de letras juntadas por geólogos e ingenieros que una mente sana puede soportar al día. Cuando has superado ese límite, sólo los ruiditos estrambóticos y los ritmos frenéticos pueden impedir que tu concentración salga de tu cerebro y se vaya a tomar unos pinchos ahí enfrente. Tu cerebro, por tal de no prestar atención a la música, se centra en el texto. La música amansa a las fieras. La electrónica las aturde, que da más seguridad.
No me extraña que programas como Nosolomúsica o Más que coches tiraran tanto de música electrónica en sus reportajes. Era su forma de hipnotizarte. Si haces memoria, recordarás que nunca conseguiste cambiar de canal mientras sonaba el Fable de Robert Miles. Es imposible.
La música ciclotímicocansina de las películas porno es otro cantar. Como ahí tienen la atención asegurada, sólo necesitan algo que marque el ritmo de las palmas... ¡Oh, no! ¡El aleatorio ha llegado a Daft Punk! Tengo... que.. gñe... seguir...gggh... trabajando...
- Seve, sé que se ve, ¿qué se ve?
- Se ve que sé qué se ve... ¿qué sé qué se ve? ¡Ve y ve!
El viaje de mediados de julio a Oviedo para minimizar melancolías va a ser una de las tradiciones improvisadas más apasionantes de mi mitología particular. Esta vez tan solo unas pequeñas retenciones de 20 km podían ensombrecer la excursión... y lo hicieron. Justo al salir se jodió el disco de embrague (menos mal que no conducía yo) y tuvimos que irnos Anuka y yo en la grúa con Julián López el de La Hora Chanante y sus amigos en un taxi hasta que nos recogió el primo kamikaze de Pozi para llevarnos, raudo como el viento* hasta Asturias.
Como no tenía previsto ir, tuve que ir por la mañana con Ana a buscar una muda. Esta ciudad cada vez es más divertida. Si bien las farmacias de guardia juegan al escondite, lo de la ropa de caballeros es mejor aún.
"H & M"
- Hola, ¿la ropa de hombre?
- En XXXXXX (léase: otro término municipal).
- Chachi, voy a tener que hacerle dos agujeros a una montera picona...
Por suerte, la juventud ovetense sí que sabe divertirse los sábados por la noche. Tanto, que prefieren irse a cualquier otro sitio, por miserable aldeucha de cuatro casas que sea (as seen on googlemaps). Está muy bien, porque así puedes campar a tus anchas por los bares y jugar al (lo siento, yo aprendí este finde) "cincocéntimos"**. Que consiste en que además de beber cuando quieres, bebes cuando quieren los demás, normalmente con el fin de que no quieras beber más. Y también es guay porque no hay cola para jugar al Trivial en los bares (ostias hay normalmente...).
Otra cosa divertida ha sido visitar la pista finlandesa. Cuando vayáis a Oviedo no os la perdáis, es genial. Es una pista de varios kilómetros con movidillas para que la gente haga ejercicio. A mí me fascinó en concreto por una de las pruebas: extiendes la toalla en el césped y te tumbas a la sombra de un árbol oyendo sólo cencerros y murmullos ininteligibles de los ancianos paseantes. Sin duda, el ejercicio físico más sano que hay después de las napolitanas de jamón de york y queso.
El viaje de vuelta (sin el coche imprevisto a mano) fue en bus. Algo estupendo porque así tuve la oportunidad de ver de nuevo Piratas del Caribe III, que es muchísimo más divertida de lo que parece de primeras, solo hay que saber qué libro leerte mientras la ponen.
Madrid no mola tanto ahora.
*Esto podría parecer una forma de hablar, pero es bastante literal. De hecho, lo más aproximado que se me ocurre a la conducción de este señor en velocidad, precisión y destrozos causados vendría a ser el Katrina.
** El duro. No se me da tan mal.
Por si alguien aún vive en el primer lustro de este nuestro fantabuloso siglo XXI y no sabe lo que es www.musicovery.com puede pinchar el enlace y descubrirlo.
Es el paraíso de los que nos ponemos un auricular mientras curramos (cuando podemos) y dejamos que el azar nos sorprenda. Tiene un sistema extraño de organizar las canciones (muy orgánico, ya ves tú), por lo que a veces me divierto intentando encontrar alguna en concreto.
A veces acierto.
Otras, como podéis ver en la imagen, no podría ni queriendo.
Ninguno, con los leds del pc se pueden leer bien los tebeos.
NOS OCUPAMOS DEL MAR
(Alberto Pérez)
Igual que en televisión interrumpen la emisión
para anunciar un brebaje o un masaje,
interrumpo mi canción y coloco aquí un mensaje.
Nos ocupamos del mar
y tenemos dividida la tarea
ella cuida de las olas
yo vigilo la marea
Es cansado, por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado
mis ojos en su costado.
No habrá parecido mal ya que no fue comercial
y es cosa que se agradece me parece,
en este mundo infernal
do quien no compra perece.
También cuidamos la tierra
y también con el trabajo dividido
yo troncos, frutos y flores
ella riega lo escondido
Es cansado, por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado
mis manos en su costado.
Raro es que la verdad mediante publicidad
alguna vez se habrá paso
por si acaso ahora es la oportunidad
cuando el publico hace caso.
Todas las cosas tratamos
cada uno según es nuestro talante
yo lo que tiene importancia
ella todo lo importante
Es cansado, por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado
y mi voz en su costado.