Pues yo estoy empezando a odiarlo. Llevo ya miles de horas al volante y, como siempre tengo que pillarlas en semanas sueltas, aún estoy ahí ahí. Por suerte este lunes me examinaré (again) y, espero, esta vez tendré mejor tino.
Básicamente en esto es en lo que llevo gastada esta semanita que tan ricamente [sic] me estoy pasando en El Ejido. Bueno, en eso y en ayudar a mi madre con la pintura de la casa, en echar unos ratillos con los amigos de toda la vida (e incluso con sus nuevos amigos míos de toda la vida). De hecho, algunos de esos ratillos han sido tan ratazos que no han sido ni una ni dos las cabezaditas que me he pegado en el asiento trasero del coche. Ni al volante. Si es que conducir a las 7 de la mañana es inhumano...
La verdad es que no me puedo quejar, estoy aprendiendo un montón (como Golden Boy, yo todo lerdo con el "¡Study!¡Study!"). Quizá sea la inminencia de la refinitiva (vez que pretendo regalar a los de tráfico con mi presencia). De hecho, nervioso no es que esté, vamos, si lo estuviera ¿de qué coño iba a estar yo contando todo esto aquí?
"¡Ala, ya está eso...!" (Julio César)
I think I'm sophisticated 'cause I'm living my life
like a good homo sapiens
But all around me everybody's multiplying and
they're walking round like flies man
So I'm no better than the animals sitting
in the cages in the zoo man
Cause compared to the flowers and the birds and the trees
I am an apeman.
I think I'm so educated and I'm so civilized
'cause I'm a strict vegetarian
But with the over-population and inflation and starvation
and the crazy politicians
I don't feel safe in this world no more,
I don't want to die in a nuclear war.
I want to sail away to a distant shore and make like an apeman.
I'm an apeman, I'm an ape, apeman, oh I'm an apeman
I'm a King Kong man, I'm a voodo man, oh I'm an apeman
Cause compared to the sun that sits in the sky,
Compared to the clouds as they roll by,
Compared to the bugs and the spiders and flies I am an apeman.
In man's evolution he's created the city
and the motor traffic rumble.
But give me half a chance and I'd be taking off my clothes
and living in the jungle.
Cause the only time that I feel at ease
Is swinging up and down in the coconut trees.
Oh what a life of luxury to be like an apeman.
I'm an apeman, I'm an ape, apeman, oh I'm an apeman
I'm a King Kong man, I'm a voodo man, oh I'm an apeman
I look out the window but I can't see the sky,
The air pollution is a-fucking up my eyes,
I want to get out of this city alive and make like an apeman.
Oh come on and love me, be my apeman girl
And we'll be so happy in my apeman world.
I'm an apeman, I'm an ape, apeman, oh I'm an apeman
I'm a King Kong man, I'm a voodo man, oh I'm an apeman
I'll be your Tarzan, you'll be my Jane,
I'll keep you warm and you'll keep me sane,
We'll sit in the trees and eat bananas all day, just like an apeman.
I'm an apeman, I'm an ape, apeman, oh I'm an apeman
I'm a King Kong man, I'm a voodo man, oh I'm an apeman
I don't feel safe in this world no more,
I don't want to die in a nuclear war.
I want to sail away to a distant shore and make
Un lunes en ascuas. Sin más sorpresas de chocolate que la temprana visita de Irenita me he tenido que ir despegando de la vida terrena de Madrid, preparandome para el viajecito. No se hasta que punto fue buena idea el instaurarme unas vacaciones atípicas (trabajar mientras medio mundo se iba por ahí de cachondeo) para ahora pasarme una semana estudiando en El Ejido y preparandome para enfrentarme al exámen práctico de conducir (again).
Quizá solo pretendía postponer eso que tan poco me gusta: las maletas. El día que sea opulento hasta la nausea podré permitirme tener dos armarios, uno aquí y otro allí, y podré viajar arrastrando tan solo la mochila con los libros del momento. Joaquín dice que así solo conseguiré tener un sitio con ropa de hace dos temporadas... pero ¡Anda que el aire de pseudointelectual que iba a llevar!
Fuera de suspicacias, el momento de decidir qué arrojo con furia hacia la maleta tan solo sirve para frustrarme. Suelo dejarlo para el último momento por aquello de que las prisas le ciegan a uno la razón e incluso obvian que una maleta normal tiene "espacio limitado". También está el hecho de que para siete días intento meter trapos como para taparme por dos años, pero eso es otro tema.
Hoy que tengo tiempo (aunque esté escribiendo aquí en lugar de haciendola), debería hacer la maleta racionalmente. Colocando abajo los pantalones, doblando bien las camisas, dejando caer unos pétalos de jazmín por los rincones, distribuyendo los calcetines de forma propicia al fluir de las buenas energías o poniendo a los calzoncillos en fila india zen, con el mismo fin. Estoy seguro de que el Feng Shui lo inventó un chino que vivía lejos de su casa y también le tocaba mucho la moral tener que decidir de antemano que iba a ponerse en los X días posteriores... este tipo de decisiones jode especialmente cuando estás acostumbrado a vestirte "10 minutos antes".
Con todo y con eso, todavía tendré algún percance. Seguro que una vez crea que está todo listo para irme, caeré en la cuenta de que no llevo el billete de bus, como tantas otras veces, y acabará cayendo de entre las páginas de cualquier libro justo a tiempo para ir a toda prisa a Méndez Álvaro, donde también por costumbre, el bus estará a puntito de salir.
La Conferencia Episcopal tendrá lo que queráis, pero lo que no tiene es una buena agencia de publicidad. Al menos no una como Diso manda. En los últimos días Madrid ha visto sus farolas emPapaladas con la mirada, entre distante y difunta que se gasta el Padrecito de todos los cristianos. Vamos, que han puesto al señor este a la altura de la Trini (no La Sacra Trini, sino la de chupa de cuero). En fin, que yo le veo muy poco estilo. Además, el slogan es de lo más sosainas... ¿De verdad piensan que así van a conseguir atraer la atención de alguien? ¡Por favor, señores, un poco de profesionalidad! Cualquiera que pase por el Paseo del Prado y lea eso de "El Papa viene a verte" pensará que es solo un truco más para colarse en la cola del Vermeer...
Yo no digo que sea mejor que ellos, pero vamos, con haber hecho un poco de Brainstorming hubieran tenido un millón de formas de anunciarlo mucho mejores. Lo mejor para empezar es ir ubicándose en las características del producto que quieres vender. Todos sabemos como anda de lo suyo este buen hombre, así que en este sentido alguna campaña en plan "El Papa va a forzar mucho la vista y aún así no te verá ni de milagro" sería mucho más apropiada. O algo así como "Venid a ver al Papa, seguramente sea vuestra última oportunidad, que está muy mayor el hombre", es decir, "El Papa viene a despedirse" que son slogans, no me cabe duda, con mucho más gancho. Claro que esta idea ya la explotaron mucho los de Master Card: "Inscripción en tu parroquia para el viaje - 42 €; Bocata y Refresco - 6€ Chapita, banderita y gorrita - 40€; Ver (todavía vivo) al Papa... no tiene precio".
Si es que lo de que los viejos rockeros nunca mueren no es más que un eufemismo por vivir de las rentas del trabajo pasado. Ahí tenemos a los Rolling Stones, a Paul McCartney, y claro, a Juan Pablo también. Es más, mientras McCartney saca provecho de sus viejas glorias como de las de Lennon o Harrison; el Papa sigue escurriendo la gloria de otros: no es más que el Relaciones Públicas de Diso. Aunque al menos él sí lo reconoce siempre: "En el nombre del padre, del hijo...". Claro, esto le tiene que dar mucho complejo de inferioridad al pobre. Imaginad tener que ir representando a un esquizofrénico que se cree Padre, Hijo y Palomo; es duro tener un jefe uno y trino (que es arrullar lo que haría el pichón, pero bueno). Si bien es cierto que a la larga el Papa también se ha acostumbrado, ya que de un tiempo a esta parte viene siendo trino también (es decir, están el señor mayor y los dos tipos que le sujetan para que no se caiga).
De aquí a que llegue, eso sí, ya veréis como hay un montón de empresas que van apuntandose al carro del patrocinio. Ahí tendréis carteles de "El Papa viene a ver al Atleti"; "El Papa viene a verte por gentileza de Federópticos"; "El Papa viene a verte, córtate esos pelos en Peluquería Moreno", vamos, mercantilismos de todo pelaje. Porque estos famosillos tienen mucho tirón, ya veréis como también hacen tirón de él los periódicos y otros medios. Veremos en los contactos del ABC eso de "Karol viene a verte", o en La Razón "El rojo pacifista polaco ese, amigo de Fidel y de Saddam, viene a verte". A los de Marca no les dará pie para sacarle, pero si llega a traerse el Papaciclo, podrían hacerlo coincidir con la Vuelta a España. Ya me veo a los comentaristas narrando el trayecto por las calles de Madrid del tipo y las autoridades que le acompañen: "Llegaban Juan Carlos primero, Juan Pablo segundo y, tercero, Escartín".
¡Ay! Perro mundo en el que toda imagen se vende. Si es que me veo el cartel en las gasolineras: él tirado ahí en Colón, con esa carita; el Papamóvil alejándose y el "Él nunca lo haría" arriba. Seguro que le traen por algo así, porque vamos, teniendo en cuenta a como está la gasolina ahora, volar hasta Madrid por nada es una tontería. Eso sí, teniendo en cuenta lo duras que se han puesto las autoridades romanas con los que pasan costo, puede que le mereciese la pena el paseíto para acercarse a Lavapiés. Es una lástima que venga el horario tan apretado, porque si no le echaba el teléfono, le llamaba al Papamóvil ese, y me lo llevaba a cenar a la Pepita y de jarana por ahí, a un botellón... del ciego que se iba a pillar no iba a ver a ni Diso. Es un problema el salir por ahí con gente tan importante, imaginaos el Karol Wojtyla este, la de guardaespaldas que lleva siempre, los famosos Ángeles de Charlie, e invitarlos a todos me iba a salir por un pico.
Claro que también podría invitar él. Ya he comentado la de €uros que se va a sacar con los patrocinadores y sponsors. Como le de por hacer además un par de campañas, no veais, forrao. No se lo digais a nadie pero, se de buena tinta, que un par de proyectillos ya tiene. Uno es la próxima campaña de BMW, en la que va en el Papamóvil con la mano fuera y dicen eso de "¿Te gusta rezar?", fue todo un logro de la optimización de recursos, porque con él NO tuvieron que ralentizar la imagen. El otro si lo puedo contar con todos los detalles, porque al final hubo unos problemas con los honorarios y resulta que la campaña no se va a emitir. Resulta que salía Juan Pa conduciendo el Papamóvil con un niñito caló mu resalao al lado.
- ¡Jai, Papa!, la fragoneta del novio de la mama tiene los asientos de sky colorao.
- ¡Jai, Papa!, la fragoneta del novio de la mama está trucá y no veas como tira...
Entonces la cámara gira y se ve que hay un montón de obleas detrás del niño y del santo padre, quien le dice al niño:
- ¿Y cuantas hostias te da el novio de tu madre?
Y tras el fundido en negro aparecía un teléfono para denunciar los malos tratos infantiles con el lema "No pongas la otra mejilla, que era broma, tontorrón".
Sigo creyendo que hubiera funcionado, pero bueno, ya os lo dije: Roma no paga buenos publicistas.
No se a qué le llamaréis vacaciones. Para mí son solo ese periodo de tiempo en el que, como no tienes clases, te planteas trabajar todos los días un montón de horas para ponerte al día... y acabas haciendo lo que más prisa corra el último día a última hora porque te has pasado el resto de los días con mucha calma, no digo yo que vagueando todo el tiempo, pero casi.
Lo cierto es que he pasado bastante levemente por encima del calendario estos días, atendiendo más a las bajas pasiones (altísimas) que a los deberes y obligaciones...¡Ay que joderse! Con un Madrid desangelado, abandonado a su devenir por los indígenas, los zánganos de la ciudad nos hemos hecho con el espíritu de la colmena. Es cierto, eso sí, que ni una puñetera procesión me he acercado a ver. A menos que contemos el par de partiditas rolísticas que eché como actos de fervorosa devoción... que vamos, no era para tanto porque no encontrábamos ninguna virgen que sacrificar. Bueno, sí, había unas cuantas por las calles, pero estaban todas muy vigiladas.
En fin, que lo que tendría que contar de estos cuantos días no son más que anecdotillas de como me he tomado con calma la vida otra semana más.
Aunque claro, también podría contar cosas de Irenita (a la que he tenido cuidandome, cuando me he puesto malito). Pero eso... eso es otra historia.
Me arranqué de la mañana leyendo, como no debía hacer, la Gramática parda que Jona empujó ayer a mis manos. La idea era haberle hecho algo más de caso a Chomsky, pero he de confesar que pese a lo interesante de mi trabajo, he pasado mucho infinito de la exposición científica del modelo propagandístico de Estados Unidos (en breve, más detalles).
He disfrutado, a hurtadillas, de un ratito con Irene que tenía que ser la triste despedida vacacional. Por suerte, a lo largo de la tarde ha debido invertirse la polaridad magnética de la órbita terrestre, o algo así, cualquier cosa capaz de hacer que sus padres en lugar de arrebatarle la ciudad y a mí estos días han optado por abandonarla confiados a la ciudad y a mí.
Mientras las maravillas del Universo tenían lugar en mi inconsciencia, yo erraba hasta Ríos Rosas, donde a Jonatan le enviaba su mamá para comprar pan de torrijas. Con la idea de encontrarnos fácilmente hemos quedado en la puerta del Museo Geominero, el cual he encontrado con bastante facilidad, y más teniendo en cuenta que la hora a la que yo había quedado con él era media hora antes de a la que él había quedado conmigo. Hubiera aprovechado para versarme en geominas hasta que llegara, pero ha sido imposible; a ver si a la próxima quedamos más por la mañana, que abren de 9 a 14, y nunca en festivos. Frustradas mis aspiraciones líticas, me he revuelto en los escalones de granito para continuar leyendo ese libro que estaba leyendo en lugar del que debía estar leyendo.
Cumplido el recado, hemos peregrinado hasta el Templo de Nuestra Señora de los Frikis (vulgo Gen X de Puebla, con la figura del Uruk Hai que, creo, el Sábado sacarán en procesión). Jona se ha comprado un tebeo que ya se había leído y sabía quién iba a morir. Pero no lo hemos repetido muchas veces en alto, por si alguno de los deambulantes de la tienda no lo sabía. Tras ganarnos (nuevamente) la enemistad y el odio eternos de los dependientes de la tienda, hemos optado por pirarnos, cada uno a su casa y Dios a la de una señorita muy maja que se ha cruzado con él al doblar Ballesta.
Ya en mi habitación, horas después, he tenido que hacerme un torniquete de algodones con alcohol en la yugular, no para evitar hemorragias; más bien para impedirme respirar más de ese polvo envenenado que compone a la atmósfera matritense hoy también. Mientras sus efluvios me hacen llorar y emboto lo poco de mi apreciada lucidez, despacho el blog de hoy y aspiro, melancólico, a reinstaurar mi posición en esa cama.
Tiramos los dados y los lápices de cualquier manera, dejamos el salón y nos fuimos a la cocina donde, cuchillo en mano, nos apresurábamos a encender el televisor. Fue una de esas casualidades bobas de la vida que hacen que Telecinco emita su noche especial contando la VERDAD sobre los Roleros Asesinos Psicópatas cuando acabas de hacer tu primera subida de nivel en Rolemaster (no es tan difícil, solo que no te dejan ponértelo todo en "MATAR", esa utilísima habilidad que sin duda algún día cogeré).
Pues eso, que sin duda todos nos sentíamos muy identificados con esas escenas que ponían en las que una cámara subjetiva iba dando tumbos por las aceras, mirando al culo a las niñas, y jadeando con voz desgarrada: "Sacrificio... muerte... caos... sacrificio". Bueno, unos dirán eso y otros "Ia Ia Cthullu Ia", pero para el caso es lo mismo. Qué cosa más horrenda, por diso. Yo creo que en realidad no querían meterse con los roleros, sino con los policías, que mira que llegar a una (según la cara de los policías, terribilísima) "tienda de esas que venden cómics" y solo porque los niños que estaban allí con su partidita NO conocían al sospechoso... les meten a todos en una lechera y pal cuartelillo. Otra gran frase de uno de los policías fue: "hemos encontrado una sábana con agujeros, los agujeros están manchados como de sangre". Ni CSI ni hostias: la Policía Nacional sabe.
Es una lástima que no hayan utilizado fuentes reales para ambientarlo, ya que les habría quedado muy gracioso. Las historias de personajes psicópatas son mucho más frecuentes (y divertidas) que las de jugadores psicópatas ambidiestros en el manejo de katanas. Yo mismo he intentado la eugenesia, Álex no dudó en tirarse desde un cuarto piso en vuelo sin motor, Jose Miguel jodió una partida asesinando al niño al que debíamos rescatar... ¿Por qué lo hicimos? Porque es f-i-c-c-i-ó-n.
¡Ay, señor! (señor oscuro, que como juego al rol debe ser que adore al Domine Cabra) Qué lástima que acabaramos de cenar y el máster nos ordenase despóticamente que volviesemos a la sala, a seguir jugando al rol. Allí estuvimos armados de papel, lápices y dados de diez caras, riendonos mucho, un par de horas más, por lo menos. Así que se nos hizo muy tarde y en la calle ya no había vírgenes que sacrificar, ni señores gordos que apuñalar...
Tan solo nos cruzamos con un tipo de andares zombies, con la mandíbula desencajada y una mirada aviesa. Iba dando tumbos por la acera y jadeando con voz desgarrada: "No hay mus... no hay mus".
Y eso solo con dos pitos, un cuatro y un cerdo... ¡Qué valiente!
La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
Está mudo el teclado de su clave sonoro
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña, dice cosas banales
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz,
o en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
¡Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal!
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh, visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
-la princesa está pálida, la princesa está triste-
más brillante que el alba, más hermoso que Abril!
-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!
(Rubén Darío)
El turista un millón novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve no se, pero la agente McMulder sí que no puede quejarse del trato que los degenerados con los que se relaciona por Internet le estamos propinando en estos días en que disfrutamos de su compañía. No quiero decir con esto que nos desvivamos en atenciones para con su persona (salvo David y Eme A, quizá) sino porque seguramente seamos lo que ella se esperaba: "EL HORROR", cariñosamente hablando claro. Irenita sostiene que en realidad exageramos nuestras poses... yo creo que no... que somos así... solo que ella por el roce ya ha hecho callo.
Y claro, esta visita tan importante nos tiene bastante entretenidos. A eso le sumamos que Anita y Alf hayan traído a otra invitada, ergo el doble de ciceronismo a ratos. Por suerte se nos admite como cicerones a la violeta, de bar en bar que les llevamos, y sin demasiadas quejas. Por deferencia hacia la salud y la resistencia física de algunas personitas (Ay, mi pobre Irenita) he tenido escaqueos de los fastos oficiales de la particular Madridvisión que se andan urdiendo. También he de añadir, para no quedar tan bien, que a ratos también me llaman a mí deberes más incómodos al par que inaplazables, que son el prólogo a una Semanita Sacra que me he pintado en sumo laboriosa.
Encima de todo, lo peor, es que he tenido que sacrificar algunas cosas, como por ejemplo, las TLZ del amigo Joaquín. Habiendome hecho un esbozo de agenda donde cabría mi presencia en las jornadas, se me jorobó todo y he acabado, un año más, sin ir. Lástima, el año pasado por lo menos no fui por una razón máaaaaaaaaaas divertida, verán ustedes, les cuento... O mejor no, solo quiero mencionar que habiendonos perdido Álex y yo por las inhóspitas calles majadahondenses (es ese el gentilicio, ¿no?), sin dar con rastro alguno de las perturbaciones que, eminentemente, habrían de haberse estado dando en el campo de frikidez, vagabundeabamos intentando encontrar al menos el camino de vuelta. Solo hicimos un intento de preguntar a un grupo de chicos jóvenes, presumidamente conocedores del mundo, por las "jornadas de rol". Sin embargo ellos entendieron que eran de polka, nos preguntaron por nuestro acordeón y a nosotros no dio la risa floja. A la tercera va la vencida, o al menos eso espero...
Con esto y una pieza de bollería industrial protohiperglucémica, hasta mañana, que ahora me voy a dar el placercillo de leerme un facsimiloide precioso que me ha regalado Irenita: "El niño republicano".
Mira que puedo ser cansino...
A lo mejor no soy el más indicado para decir esto, pero deberíais saber que algunas veces mis opiniones no son la verdad absoluta. O que podríais no haber pillado el chiste. Simplemente quería aclararlo para luego no verme expuesto a represalias de unos acólitos insatisfechos: Yo no conozco el secreto de la felicidad.
Podría radicar en ese sabor de la infancia que se rememora en una inocente merienda. Pero Proust era un cachondo y lo que en realidad nadie sabe es que fue toda su vida alérgico al gluten y nunca se comió una puñetera madalena, porque aún no las hacían de maíz.
La felicidad tampoco debe estar en la ignorancia, porque de ignorantes hay millones en el mundo y siguen siendo, infelices, infelices. Vapuleados por los temibles poderes fácticos, guiados como marionetas por los grandes señores del control de masas. Subyugados a los poderes en la sombra que, si bien están claramente localizados y bien expuestos; se prefieren atribuir a seres extraños. Hombres verdes hoy, rojos ayer, antes los negros... siempre hay a quién cargar con el muerto, con su muerte y con su entierro.
Los sabios son menos felices aún. A mayor conciencia de la textura que realmente conforma la realidad no hay más que rendirse a la impotencia. A lo largo de la historia se ha vapuleado tan fuertemente a la razón (como si fuese una entelequia silvestre) que o se abandonan a la metafísica cuántica abstracta o intentan, en vano, aprender a jugar al mus para entregarse a él en los largos inviernos que habrá hasta que mueran y desaparezcan de toda preocupación terrena. Sí, todo esto lo se porque me lo han contado.
Se que estáis pensando en quién sí es feliz. Pero permitidme que hasta de ellos lo dude. Confío en que algún remedo de conciencia que posean acabe torturandoles en el infierno (que no existe) que ellos creen o en el cielo (que no existe) al que hayan pagado la entrada.
Yo no conozco el secreto de la felicidad. Si no lo descubrió Mafalda, ¿qué posibilidades voy a tener yo?
Se que no lo conoceré.
Pero me apaño bastante bien con mis remedios caseros...
Un autobús de recuerdo en prospectiva, el almuerzo con la estrella invitada: las cosas de la vida, Giotto, una profesora leyendo cosas que te han enviado por Internet en cientos de ocasiones, un repaso en 30 minutos a una asignatura que tuve anual el curso pasado, descubrimientos sorprendentes acerca del neotribalismo senil, quedada multitudinaria hasta las tantas por garitos y sucursales de la carne en buenas compañías, el regreso a casa y un montón de ropa que tender.
Será porque nunca he tenido uno, pero hacer del blog tu diario sigue sin parecerme atractivo. Claro que es cierto que no todo lo que hago en este me lo resulta. Pero muchas cosas sí. Pretendo no comentar nada de cosas que haya leído hoy, ya que fuesen o no de actualidad, se han venido a arrimar al monotema de los últimos tiempos. Pretendí no hacerme mala sangre y casi lo estoy consiguiendo.
Buenas noches, señoras y señores. Les presentamos esta noche, probablemente, el peor informativo de la historia. Solo tenemos una noticia: muerte. Todos sabemos lo que ha pasado. Y la respuesta del cerril de Trillo ha venido a ser una petición a los medios españoles que retiren a sus enviados en Iraq. Claro, para él ¿qué falta va a hacer que alguien se entere de qué pasa? Yo no sabía ni quién eran estos dos hombres que han muerto, y me molestan tanto como todos los que hayan muerto antes... Sin embargo entenderéis por qué me tocan así la fibra... y nadie podrá decir que me ha dado por subirme al carro ahora que he sentido el desasosiego de saber que cualquier día me podría tocar a mí, no es tan descabellado: las guerras nunca acabarán y el que sí (espero) acabará su carrera algún día soy yo y, ególatras que somos los periodistas, existen tantas posibilidades de que acaben mandandome a una guerra como a rellenar bazofia de páginas rosas. De hecho, si me dan a elegir me calzaré yo mismo el casco... antes muerto que indigno. Uno tiene ilusas espectativas de utilidad puestas en ese hipotético deceso. Supongo que Julio Ánguita y José Couso alguna vez también las tuvieron. Pero es de tonto pensar que si acaban dandome a mí, bajarían las posibilidades de que le diesen a algún inocente. Pero no, señores, los accionistas de la guerra no reparan en gastos, la optimización de beneficios acepta incrementar el presupuesto en municiones como para que sea factible acabar conmigo, con el de al lado y con tres niños que pasaran por allí.
Oh, ¿pero qué digo? Si cuando acabe la carrera tendré una brillantísima carrera como encargado de gasolinera. Porque, como dijo el otro día la experimentada borderline que es nuestra ministra de Asuntos Exteriores: "La bolsa, la bolsa ha subido. El petróleo, el petróleo ha bajado". De lo que infiero que BP necesitará de mis impagables habilidades para poner esa gasolinita en los cochecitos de los españolitos, que si mandan a los rojos iletrados esos, son capaces de comprar todo ese barato (sic) combustible para emplearlo en malos fines... como organizar la cremación pública de cierto tipo de personas y bienes inmuebles.
Ahora venían los deportes. El Real Madrid ha ganado 3 a 1 al Manchester y bla bla bla.... ¿qué más da? Tampoco me ha tocado la quiniela. El tenis va bien, hasta que nos toque jugar. Gasol ha perdido una zapatilla.
También iba a hablar de problemas más cotidianos, de los que se nos cruzan por delante y nos dan un par de bofetadas. Pero me dicen los patrocinadores que no hay tiempo.
Últimas noticias: También alguien ha bombardeado la emisora de Al Jazeera, donde hay un muerto más. Querría decir más, pero desde varios bandos se nos está mirando mal. Solo por mirar.
El tiempo de mañana: Transcurrirá lento.
Buenas noches, hasta mañana.
... ¿y quién nos las va a contar?
A un niño se le cayó la sonrisa al sumidero mientras se cepillaba los dientes. Lo primero que pensó es que estaba muy bien así: ya no tendría que volver a cepillarse los dientes. Aquella noche durmió plácido, pero al día siguiente su madre empezó a preocuparse por la mala cara que traía.
-¿No te gustan las tostadas, amor?
-Claro que sí mamá - dijo el chico amargamente.
-¿Te encuentras mal? A tí debe pasarte algo - la madre ya barruntaba asustada.- Si quieres quedarte en la cama puedo llamar al colegio...
-Estoy bien, mamá, y estoy contento porque hoy en el colegio nos van a poner una película.
Con su sombrío semblante, el niño correteó por la casa recogiendo sus cosas y se fue al colegio. Subió al autobús y solo quedaba sitio al lado de una niña a la que no conocía demasiado bien y que además le caía mal, porque solía reirse con sus amigas de todos los chicos a los que no conocían demasiado bien. La niña tampoco sonreía.
-Hola.
-Hola. ¿Qué te ha pasado a tí? Yo estoy triste porque mi padre llevó a nuestro perro al doctor y al volver dijo que se le había escapado, yo quería buscarlo, pero dicen que ya volverá.
-A mí no me ha pasado nada.- él se extrañó bastante de la súbita buena disposición de la niña a hablarle - Siento lo de tu perro.
Ella le miró y pensó que quería hacerse su amiga, realmente debía ser muy sensible. No le conocía de nada y sin embargo parecía aún más compungido que ella por su pérdida.
-Tranquilo, hombre, seguro que aparecerá.- intentó consolarle.
Como les había prometido, el profesor les puso una película. Era de Charlot, y todos sus compañeros se reían mucho con las peripecias del pobre hombre, al que nada le salía bien. Pero él, pese a que prestaba más atención que ninguno, o precisamente por eso, no sentía necesidad alguna de reir. Cuando el profesor les dijo que escribiesen qué era lo que más le había gustado de la película, el niño escribió "Nada. Pero cuando se comía la bota me han dado muchas ganas de llorar". El profesor, preocupado, llamó a la directora, y esta llamó a la madre del niño.
-Señora, a su hijo debe pasarle algo. Es como si se hubiera hecho mayor.
-Bueno, es que en mi casa siempre hablamos con mucha libertad y a él le contamos todo como es.
-¡Qué antipedagógica, por Diso! - exclamó la directora, angustiosa.
-¿Y yo qué sabía?
-Mire, se lo vamos a mandar a casa, pero por favor, tenga cuidado...
El niño volvió a casa. No sabía por qué se había librado de medio día de colegio, pero la idea le entusiasmaba. Llegó con el ceño fruncido y haciendo pucheros.
-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Hoy me han dejado salir antes del colegio! ¡Cómo mola!
-¿Entonces por qué lloras?
-Pero si no estoy llor...- entonces al niño le resbaló por la mejilla una lágrima muy gorda que llegó a su boca- Sí, lloro. ¡Pero no se por qué!
-Hijo mío, no le habrás vuelto a regalar tu alegría a ningún pobre por la calle, ¿verdad? - inquiría la madre suspicaz.
-...No mamá, de verdad... pero sí que me pasó algo... anoche se me cayó la sonrisa por el lavabo mientras me cepillaba los dientes - confesó el niño temeroso.
-¡Pero qué trasto eres! ¿Por qué no dijiste nada?
-Es que así no tenía que volver a cepillarme los dientes
La madre corrió al teléfono y llamó a un fontanero. No tardó mucho en llegar uno, llave inglesa en ristre, dispuesto a salvar presto la felicidad de aquel niño. Agazapado bajo el lavabo, auscultó con su oreja las cañerías como si fuese un indio e iba dando golpecitos con la llave inglesa hasta que un "Tong" más seco le descubrió dónde se había encallado la sonrisa. Con su soplete y sumo cuidado, cortó la cañería y le dijo al niño que sorbiese por uno de sus extremos. Después arregló la instalación y se marchó sin querer cobrar nada. La madre lloraba de alegría, aún no se muy bien si porque la sonrisa de su hijo hubiese vuelto a su lugar, o porque el fontanero no hubiera querido cobrarle nada. El hijo, a decir verdad, se sintió más aliviado al poder volver a sonreir.
Desde aquel día el niño se cepilló los dientes con muchas más ganas tres veces al día.
Cada día.
Horripiloso. Supongo que debo dejar de ver las noticias al acostarme. He soñado que un hermafrodita pelirrojo apuñalaba a mi madre y a mi abuela y que pese a que le atrapaba (y ellas seguían vivas, que mis sueños tienen airbag), la policía no acababa de meterle mano. Como decía, seguro que mi subconsciente me ha hecho un apaño raro con lo del atropello a la libertad de expresión y la doctora esquizofrénica apuñaladora. Vamos que se me pusieron como escarpias al acostarme.
En el segundo despertar, algo más brusco, he recibido la visita del casero y un instalador de gas, que venía a comprobar la caldera. Adivinásteis: Todo en orden. Por suerte paga el casero, de todas formas fue el quien llamó. En estos casos a uno se le queda una extraña sensación de que sí, sabes que lo mejor es que en realidad no pasara nada, pero se te queda el gusanillo. Así que en unos días, gracias a Gas Natural todas mis duchas tendrán tanto suspense como si las rodara Hitchcock.
Después he ido a la uni, que está muuuy vacía los viernes, a la clasecita de Fundamentos donde el bondadoso Jaime ha tenido bien hasta hacerme el trabajo, por lo que que solo he tenido que apoyar la barbilla en las palmas y escuchar la explicación apresurada de una profesora que prefería estar en las Aulas Abiertas de la Plaza Mayor y que nosotros también. Conste que hubiera ido de haberme enterado antes, pero ya había quedado (o algo así). He dejado a mis compis por los suelos cespedeados de la parte trasera de la facultad, que es el último sitio donde puedes estar sin que te estorben cinco tipejos que jueguen con una bolsita de arroz de esas.
El remate de un día tan soso como hoy ha sido divertirme, por lo menos, un ratejo. Viendo Zelig con Álex, Gabri, Jona y Porras había momentos en que llorabamos de la risa. Inconmensurable Woody Allen (sorry, he de crearme un universo referencial propio) y escena increíble ble cuando Leonard Zelig (el personaje protagonista, W.A. himself) pide "disculpas". Y me la he vuelto a ver al volver a casa. Recomendación al canto, por si acaso.
Y ahora... ahora a ver si limpio esto un poco (y no hablo solo de la habitación).
Cuando yo era pequeño, a las siete y media de la mañana daban la carta de ajuste (con largas interrupciones publicitarias). Ahora, a excepción de un par de series de dibujos de apariencia verdaderamente deprimente (o al menos a mí a esas horas me lo parece), dan teletiendas y noticiosos apresurados por la urgencia de empezar con la emisión de la caspa caspa amarilla y rosa. Pese a que mi madrugón venía a justificarse con la intención de entregarme a hacer algo productivo por la humanidad, la verdad es que no di un palo al agua hasta las tantas (¿Vale como excusa el que me dejó alelao el gñeeee televisivo?).
De todas formas, la pereza nunca ha sido un obstáculo para los amantes del riesgo. Me gusta vivir al límite y, por supuesto, exagerar luego mucho, mucho y un montón cualquier chorrada. Y pensar que todo acabó bien gracias a mi taradura. Me disponía a ducharme, más que nada por si las malas lenguas, cuando sonó el teléfono. Como aún no me he comprado uno que sea sumergible y, aparte, a mis interlocutores no suele gustarles que les avise de que estoy desnudo mientra hablo con ellos; corrí a cerrar el agua caliente (que la suelo abrir un poquito antes para que vaya cogiendo color). Terminé de hablar por teléfono y en lugar de meterme al baño, lo que hubiese supuesto que descubriesemos Tania y yo las maravillas del vuelo sin motor ni cervicales, me fui a la cocina (no preguntéis por qué: necesito beber agua antes de ducharme). La cocina apestaba a gas, de hecho, el ssssssssshhhhh que salía de la caldera no me gustó ni un pelo y lo primero que hice fue gritar que nadie encendiese ningún tipo de fuego en la casa. No se por qué, pero el gas continuó saliendo después de haberse apagado los quemadores y vamos, que si me da por ir a la ducha y abrir el agua caliente y estos vuelven a encenderse, según entienden mis cortas luces, habríamos tenido souflé de gas natural para rato. Por suerte no pasó nada, abrimos las ventanas y se fue. Solo queda una anécdota que exagerar e inventar cada vez que me acuerde.
El verdadero problema fueron los daño colaterales, sin duda. Ante la incertidumbre de no saber qué coño le pasaba a la caldera, lo mejor era no encenderla hasta que viniese alguien que entendiese de barcos y la mirara. Sin embargo yo tenía que ducharme (por si las malas lenguas) y el agua que conseguía calentar en el microondas ni era demasiada ni aguantaba mucho el calor. Así que tuve que realizar uno de esos ejercicios de meditación zen que no había practicado desde la última vez que había ido de pesca. Para mí ir de pesca era dejar un extremo de la caña en el agua y sentarme al lado del otro, como la cosa no tiene gracia si no es en invierno y muy temprano, solíamos helarnos. Al igual que aquellos días, al meterme en la ducha y empezar a sentir el licor del polo picoteando sobre mi espalda, cerré los ojos, apreté los dientes e intenté convencerme a mí mismo "No hay frío, no hay dolor".
Ayer me morí de disentería, o lo que fuese aquello. Al principio las encías exudaban una especie de bilis acuosa que me recordó vagamente a cuando no me gustaba el zumo de naranja. Definitivamente, tengo que hacer algo con las fisuras de la ventana y la cantidad de aire poluto que trago mientras duermo.
Y de los sueños extraños, creo que ubicados en mi facultad remozada al estilo protogótico, mejor ni hablar. Hacían como una peli-concurso televisivo en el que todos debían participar salvo los jugadores (víctimas) que no sabían qué coño estaba pasando. Luego había gente como yo, que no teníamos ni idea de qué iba aquello y teníamos bastante con intentar encontrar el sitio al que íbamos. Por las paredes habían pintado con spray unos sellos que se asemejaban a la escritura maya.
Por ¿suerte? me desperté y el día ya fue, como todos, normal.
Hoy en los países anglosajones, que no se enteran de nada, celebran el Día de los Inocentes. Desde luego, entiendo que no traduzcan el nombre: ese hatajo de paranoicos no podría llamar inocente ni a su padre (sí, este era el chiste Bush). Con sus guerras preventivas, su segunda enmienda (preventiva), su pena de muerte (preventiva) y el veto en su día a la resolución de la ONU que hubiera obligado a todos los estados (el suyo inclusive) a someterse a las leyes internacionales (preventivíssssimo), hablamos de una gente para los que inocente es el niño Jesús, y solo si está pintao.
Ya podrían aplicarse el cuento nuestros fools patrios. Si en lugar de aprender las cosas malas de las perniciosas compañías que se gastan, el señor Aznar y sus Ladillas se pusiesen a comprender el concepto de prevención, quizá los españoles pudiesemos vivir un poquito mejor. ¿Se imaginan? Un país donde no solo no se trabase, sino que además se ayudase a la investigación científica, para prevenir cosas. Un país donde el aborto fuese libre (es fácil para cualquiera prever que a quien va a parir será un niño a quien su madre a) no querrá; b) no podrá alimentar y c) acabaría ahogandolo en la bañera).
El desarrollo de las fuentes de energía renovables, preventivo del seguro final que algún día tendrán las no renovables. Educación preventiva, que haga que los niños el día de mañana salgan del colegio sabiendo leer, escribir y un par de fruslerías más que les ayuden a discernir, por lo menos, a quién les conviene votar. Pensiones preventivas, para que no se mueran de hambre los que estén en cercanía indefectible de la muerte. Sanidad preventiva, que consistiría en dar trabajo a tantos médicos hoy parados como realmente exija la demanda de la sociedad. Justicia preventiva, que sea capaz de encarcelar a un tirano domiciliario no a la vigésima denuncia por malos tratos y final remate con gasolina, sino a la primera vez que se le ocurriese levantar la mano. Pero no, los españoles no tenemos el April's fool, tenemos a gente muy lista (lista para llenarse los bolsillos de lo que haga falta: desde el dinero hasta la mierda, indiscriminadamente sean propios o ajenos).
Así que todo lo que he sugerido hoy aquí era una broma, un chiste, el pensamiento de alguien muy inocente. Felicitadme el 28 de diciembre.