Dos periodistas observan desde varios metros de distancia, la confluencia de una céntrica avenida madrileña (cuatro o cinco carriles) con otra avenida no menos céntrica (hasta seis carriles, creo), donde varios coches de policía local, alguna ambulancia del SAMUR y un autobús han detenido el tráfico y comienza el pitorreo con el que los madrileños se toman estas cosas*.
Especulan, divagan, pero no dan siquiera un paso hacia el punto donde bien pudiera haberse salido una mísera tapa de alcantarilla como podría ser que se hubiera desatado la III Guerra Mundial al morir degollados vilmente en plena vía pública tres jefes de estado de, no sé, pongamos Corea del Norte, Estados Unidos e Irán, por ejemplo. Que, explico para saciar el afán completista de los lectores, iban de la mano, cantando "tralará larito, tralará lará" dispuestos a firmar un tratado de reparto internacional de piruletas. La cuestión es que los periodistas ni se inmutan.
Prefieren esperar hasta que ese señor mayor que venía de pasear al perro y, casualmente ha pasado por el epicentro de la noticia a comienzos de este post, llega a la altura del portero de la oficina en la que trabajan y le detalla, más o menos, cómo han colisionado tres camiones, un taxi y el autobús citado más arriba.
*Los atascos, vaya.
Estupendo, pero poco creíblebleble... :P
Posted by: Anukahn on Marzo 2, 2007 11:29 PM