Gracias a la labor periodística de un diario británico (que no puedo calificar porque la asignatura de Ética y deontología no la cursaré hasta el segundo cuatrimestre de quinto) la Top Model Kate Moss ha sido desenmascarada como una farlopera del quince. El que el mercado en que se mueve haya incitado a miles de adolescentas a la anorexia física y mental durante muchos años no ha importado, ya que la anorexia económica subsiguiente compensaba cualquier prejuicio moral. Pero que la gente relacione sus marcas (ah, sinergias de doble filo) con una tipa que se pone tibia de perico les ha puesto a los directores de RR.PP. como escarpias a esas compañías. El hecho de que mejor no hagamos un estudio pormenorizado del consumo de estupefacientes entre los directivos de esas empresas (o los mismos periodistas del no citado diario británico) no quita para que se le pueda destrozar virtualmente la vida a una pobre muchacha que, según mis criterios, lo peor que ha hecho en su vida ha sido apartar las verduras en el plato para no vomitarlas después junto a todo lo demás (excepto los yogures, que vienen muy bien para después de una indisposición gastrointestinal).
En fin, pues eso, que ahora con todos esos contratos multimillonarios que se le rescinden (si fuese el abogado de la interfecta me agarraría a lo de que cada uno en su casa hace lo que le da la gana)le veo un futuro muy chungo a la pobre. Entre las opciones que le quedan, la de ir rebajando los criterios de colocación podría desembocar en que la señorita Moss se frotase en bikini con los coches usados que vende un charlatán orondo en Iowa y, en sus ratos libres, se acurrucase en la letrina unisex del establecimiento a quemarse un chino. Que tampoco digo yo que eso esté mal, que en peores plazas hemos lidiao. Pero esta muchacha ya no está pa esos trotes. Menos mal que para lo que come nunca le va a faltar.
Y hablando de comer poco y encima no tragárselo, debería ir considerando el ejercicio de la prostitución de lujo. Ese mundillo sí que es abierto y plural, y seguro que nadie se le queja porque se prepare un tirito en el cipote del presidente de club de fútbol de turno (de hecho, yo, que soy muy sinusítico, soy el primero en solidarizarme con tal necesidad en dicha hipotética situación). Porque aunque trabajando de esto jamás podrías anunciar a Coca Cola, al menos te podrías meter tranquilamente la que más te apeteciese de las dos. Sí, hay mundos mucho menos superficiales que el de la moda donde, amiga Kate, encontrarás todos los apollos que necesites. Olvídate de esos estirados de las pasarelas y hazte un cursillo de masajes orientales. Que con tu glamour (o algo) tienes todo a tu favor para comerte el mundo. Siempre que no te metas después los dedos, claro.
No sé, Moss, qué más decirte para ayudarte a superar tan duro trance. Podrías pedirle consejo a Maradona. Y sobre lo de dejar la coca también. Pero, ante todo, abre tu mente, no dejes que el hecho de que toda redactora-marujil aburrida esté pinchándote con un palito en el ojo (del culo) y que te estén hundiendo la carrera te deprima. Hay todo un plantel de posibilidades ante tí. Incluso podrías aprender a leer. O algo.
O patrocinar al Proyecto Hombre una vez hayan hecho de tí una mujer de provecho (véase: capaz de barnizar un sinfonier). Si quieres yo te regalo el lema para tu camiseta.
Kate Moss, "Más pollos y menos pollos".
Posted by germanmj at Septiembre 22, 2005 06:30 AM