El hombrecillo verde me dice cosas...

Pancarteros

Esos señores aficionados a vestirse con largas faldas y a jugar en cuartos oscuros con niños pequeños, a los que también visten con faldones; aficionados a beber vino y a organizarse de forma completamente antidemocrática para proferir soflamas contra los derechos humanos van a alentar manifestaciones de sus seguidores, así como a organizar recogidas de firmas para que se lleven al parlamento sus peregrinas ideas en forma de proyecto de ley a discutir (esto amedrenta debido a que el buen sentido de bastantes de los diputados que nos, y sobre todo los, representan en el parlamento está aún por demostrar, en fin, confiemos en el Zeitgeist pragmático). Hasta ahí está bien: no dejan de estar alentándoles a usar herramientas y procedimientos que la democracia dispone para que los ciudadanos puedan plantear sus opiniones.

Lo cual puede resultar peligroso: imaginad que los católicos se aficionan a eso de la democracia y empiezan a plantear cuestiones como que se votase la elección de sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales, Papas... O que se dejase votar a las mujeres, o se las dejase ser cualquiera de esas cosas... ¡Qué de maldades! En fin, esto es una broma: existen cristianos (y católicos, incluso) a los que les gusta la democracia, gente que incluso estando tan equivocada en algo tan fácil de entender, o a las que les gusta eso de creer por sus debilidades psicológicas, incluso en esas condiciones, se plantean la vida como un camino de progreso, con valores tan ajenos al cristianismo como la caridad humanista, la igualdad de todas las personas, la libertad. Esa gente, dentro de su Iglesia, y de los más reaccionarios de entre sus correligionarios, son gente vilipendiada y marginada (teologias de la liberación, los Teólogos de la Asociación Juan XXIII, he oído que incluso hubo un Concilio Vaticano II -requiescat in pacem-). De hecho, también existen homosexuales católicos, existen católicos que quizá prefieren que no se impongan sus valores a los de los demás, sino que se deje practicar a cada uno los suyos; existen católicos que pueden tener enfermedades que algún día se podrán curar si se utilizan las técnicas que devengan de la investigación en células madre.

Aunque Acebes rebuzne (el corrector ortográfico me ha señalado como error el conjugar el verbo pensar tras ese apellido) que luchan contra el Gobierno que en el tema de la Religión en la Educación (¿Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad?) va a "suspender la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos". Ya sé que este hombre tiene serias deficiencias cognitivas, o puede que ni se leyera la ley que impuso la mayoría absoluta de su partido ni esta que ahora presenta el Gobierno, pero creo que confundir "suspender" con "restablecer" es un caso de dislexia gravísima. Y a este señor le dejan votar...

Por cierto, ese mismo señor ayer decía, y ABC lo publicaba en portada, que "ya no hay ningún español que dude" de las vinculaciones entre el terrorismo islámico y ETA. No voy a repetir el chiste de "¿Me habrán borrado?" que ya lo he leído por ahí en algunos blogs. Tranquilos todos, seguimos siendo (malos) españoles. En realidad Acebes usa el término "ningún español" refiriendose a "Todos los españoles". Todos los que estaban de acuerdo en ir a la guerra de Iraq, todos los que pretendieron -y aún siguen, mirad- culpar a ETA del atentado del 11M para extraer sus beneficios personales, todos los españoles que compran los pisos de cinco en cinco y los venden, o no. Cuando estudie psicología haré mi tesis doctoral sobre el síndrome de interpretación de la realidad que padece este hombre (reconoceréis la utilidad de mi estudio, porque no solo lo parece él: también nueve millones de españoles, y muchísimos ciudadanos más de el mundo).

Lo que veo difícil es econtrar una cura, de momento sólo conozco una vacuna.

El diario El Pezón, epítome de la independencia informativa, se hace eco