El hombrecillo verde me dice cosas...

Original Sound Track

Me gusta oir música. Ya veis en el radio blog que de todo tipo (bueno, ahí también hay alguna música que más que gustarme oirla me gusta hacérosla oir). El problema que he tenido siempre es que también me gusta andar cómodo y suelto, y Evax todavía no ha tenido la delicadeza de acordarse de mí para solucionarme la vida.

Así que nada de andar con el loro por la calle, al hombro; nada de walkman y cassettes abultando en el bolsillo (y eso que en cassette está editada TODA la buena música que uno puede querer oir: "Madre soy un católico homosexual" de José Ángel, Los pillo's boys, que son de Candeleda El pelos y los Marus....). El discman es otra cosa, y más si es el discman que reproduce mp3s. El problema es que como más me gusta llevarlo es en el bolsillo pequeño de la mochila, y cuando no llevo mochila es una soberana gilipollez cogerla solo para eso. La verdad es que si hay que andorrear por Madrid, lo mejor es tener algo de música que echarse a las orejas para concentrarte mejor en pasar de todo lo que sucede alrededor.

Ahora tengo un cacharro que es como los robots de cocina: pica hielo, hace masajes, limpia, fija y da esplendor. También me permite oir voces, por ejemplo, las de los mp3s. Es cómodo porque me cabe en el bolsillo. Es incómodo (o mejor, embarazoso) cuando a mitad de oir una canción te llama alguien, porque el micrófono del susodicho manos libres queda colgando más a la altura de mi bajo vientre que a la de mi boca. Y claro, la gente no lo sabe, pero en realidad están hablando con mi hombría antes que conmigo.

A lo que iba: cada noche lo conecto a ese compendio de actos delictivos que es mi ordenador y le meto al azar (o no tanto) unas cuantas canciones para oir al día siguiente en los tramos en los que no pueda sintonizar la arradio.

Lo bueno que tiene el azar es que casi siempre acierta, aunque muchas veces con total inoportunidad. Hoy, por ejemplo, me enardecí yendo hacia el trabajo en un autobús pletórico de curritos agobiados. Con el brazo en alto (para sujetarme a la barra y no caerme) Enrique Morente me instaba a conquistar Manhattan, y Berlín y un montón de cosas más. Luego, entrando ya a las oficinas propiedad del Señor Matanza, Mano negra ha puesto los puntos sobre las íes respecto a quién lleva el timón en estos días.

La cosa empezaba a pasar de castaño oscuro cuando, en la cafetería he ido a rellenar mi botellita de agua y los Mártires del Compás han empezado a suplicarme porque querían ser Güoter. Una marranada, vamos.

Las diez de la noche. Ya no queda en la oficina ni el gato. El edificio silencioso a mis espaldas y la teclita mágica me retuerce el ánimo con I am a rock aireado de brisa otoñal. Habrá sido otra dichosa casualidad, pero estaba yo regodeandome en esa sinestesia agridulce cuando, al ver que escapaba el bus, he echado a correr. En ese momento Simon y Cayetana de Alba han hecho mutis por el foro y NOFX ha impulsado mi carrera con una sudorosa versión del Summer of 69.

Todo este viaje era para ir a Méndez Álvaro a por unos billetes de bus para irnos a El Ejido el sábado, así que no me ha sorprendido que Marilyn Manson fuera cantando "a veces siento / que tengo que huir", él de un amor traicionero de células suaves, yo sólo de Madrid.

Para volver, a mí me gusta, he cogido el Cercanías hasta Atocha. Alejándome de los edificios altos y el Planetario con Noa sedando el Eye on the Sky del Alan Parson's Project. En el tren iba, leyendo, cuando la última coincidencia musical. La más curiosa, la más macabra, la más apropiada, ha sido quien me ha dado la idea para escribir este post. Al "Próxima estación: Atocha" de la señorita con voz eléctrica que habita en los vagones de Cercanías, lo ha solapado completamente el melancólico "Dust in the wind / all we are is dust in the wind". He cerrado el libro, he pensado cosas malas por un momento, y luego me he ido tranquilamente hacia el metro; con los pelos como escarpias.

Posted by germanmj at Octubre 8, 2004 01:19 AM