El otro día en el parlamento, mientras jugaba la selección española, hubo que interrumpir el trabajo parlamentario porque faltaban, entre otros, los dos diputados a los que les correspondía hablar. Este hecho no tendría mayor trascendencia (partiendo de la base de que al fin y al cabo somos españoles) si no fuera por la graciosa casualidad de que el uno era de ERC y el otro de CiU. Quizá, sólo quizá, cabría la explicación de que ambos dos estuviesen intentando dar un deportivo ejemplo de Talante™ degustando unas aceitunitas en el bar del Congreso codo con codo con sus rivales políticos, identificados con una Furia que por fin se reconoce Roja. Señorías: ¡Un poquito de coherencia! ¡Al menos podrían haber animado a Grecia, que eso siempre da salsita!
No, si al final tendría razón Vázquez Montalbán con aquello de que lo único que une a España es la Liga y la Guardia Civil. Yo me atrevería a decir que nos unen muchas más cosas: pero casi todas son trastornos psicológicos rayanos en la idiocia. La idiocia de aquellos que tuvieron a bien entrar al cine cinco minutos tarde, con toda la troupe de churumbeles (si los gitanos no se me ofenden porque llame churumbeles a la Asociación de Pequeñas Imbéciles de La Moraleja). O como la otra (por cierto, creo que también se dirigía allí, algún científico debería estudiar qué extraño fenómeno hace que abunde tanta carencia de neuronas por ese sitio) que se saltó el Stop y se marcó una incorporación a la circulación a lo Starsky y Hutch que no costó, menos mal, ninguna vida humana, tan solo un panel de autobús que atravesé en mi improvisada imitación de proyectil humano y que finalicé con el famoso numerito de "Yo sujetaré esa barra entre mis costillas". En esta ocasión el autobusero sí supo ser un hombre y estuvo en su lugar y pitó, insultó e increpó cuanto pudo a la imbécil del Polo.
En otro autobús, a otra hora, la geometría y la teología me han vuelto a dar la razón en mi proyectada teoría sobre la deficiencia cognitiva que hace que según que personas aniden según qué clase de pensamientos erróneos. A mí me daba un poco igual, ya que venía hasta el final de la línea, que el autobús fuese de la C54 que de la 154. Pero habiendome subido hacía un momento y habiéndome fijado bien (es lo que tiene esperar a los autobuses en Sanse, que como tardan tanto te lees lo que sea) yo sabía que era un C54. En determinado momento, se me ha sentado delante una señora de color (negro). En la siguiente parada, con mucha aparatosidad, han subido una madre pertrechada de niño y carrito y una buena señora que le ha ayudado a colocar el carrito y el niño (por cierto, otro dato inútil, ellas también eran negras, pero más claritas, tranquilos que no estoy dando todas estas informaciones porque vaya a acusar a nadie de robo, es solo para detallar más el relato). Entonces la madre (supongo que había estado muy liada con el niño como para fijarse) ha preguntado a la señora que le ayudaba si el bus era el C54 o el 154, que va al mismo sitio, pero que pasa por Fuencarral y tarda más. Ella le ha dicho que el C54. Y entonces la señora que iba delante de mí les ha corregido "No, no, es el 154". Un señor mayor que iba detrás de todos ha dicho: "No, oiga, que es el C54". La señora de delante de mí (y no sé por qué) le respondía enfadada "¡Es el 154, porque yo voy a Fuencarral!" entonces yo le he dicho, suavemente, "Pues me temo que tendrá que cambiar de autobús, porque este es un C54". "¡C!","¡Ciento!", "¡C!","¡Ciento!", "¡C!","¡Ciento!", se empeñaba en discutir esta señora con las otras. Le ha costado un mundo, pero al final ha sucumbido ante la enorme evidencia que supone la realidad, ha pulsado el botón para la siguiente parada, ha puesto un dedo dentro de la Biblia que iba leyendo para no perderse y se ha bajado refunfuñando. Yo me he reído por lo bajito al comprenderlo todo y me he puesto a pensar en el relativismo cultural y en por qué los seres humanos civilizados debemos respetar ciertas aberraciones culturales sólo porque son tradiciones (y, quizá, porque tienen más dinero, mejores armas de fuego y ningún escrúpulo para usarlas matando a otras personas, como ya han demostrado muchas veces...).
Ni siquiera esto último tenía que ver con el título del post. Esta vez el verde quiere ser un poquito más literal. Según un estudio, el 40% del territorio español se está desgajando. No, no tiene nada que ver con los diputados nacionalistas, ni con las quejas del Papa a Jorge Dezcállar, nuestro nuevo embajador en el Vaticano (ustedes le recordarán de títulos como "El director del CNI que quedó en ridículo al intentar dejar en ridículo a sus hombres movido por intereses políticos personales"). No tiene nada que ver con la ampliación de la Ley del aborto, la de parejas de hecho, la desparasitación de la Educación con la retirada de la LOCE... todas esas cosas que tanto preocupan a un señor que sólo intenta vengarse de la humanidad porque no le dejan dimitir cuando lo que él querría es que le peguen un tiro (otro) para no sufrir.
Tiene que ver con el agua. Ahorradme -sois listos, podéis pensarlo solitos- divagar sobre los mendrugos que andan quejándose por la detención del Plan Hidroilógico Nacionalcatólico. Os recuerdo que Valencia, Murcia y Almería están regidas por el partido que lo ideó. En el caso de Valencia y Murcia no opinaré. Sobre el caso almeriense, teniendo en cuenta lo mucho que estos neoliberales han hecho o pensado sobre la agricultura (que se supone que aún es la primera fuente de ingresos de la provincia) o, incluso, sobre el turismo ecorrespetuoso (cualquier día nos privatizan el Cabo de Gata, cala por cala...JOJOJO) pues permitidme que dude sobre los intereses reales que les mueven -aparte del tocacojoneo político obvio- para renegar de la retirada del PHN. Yo sigo recordando como mientras en otros lados se estaban duchando con Fantas, nosotros [sic] no sólo no sufríamos restricciones en las casas, sino que seguíamos convirtiendo en muy fructuosa cada gotita de agua que obtuvieramos (bien de los acuíferos, bien de las desaladoras). Aquí tenéis algunas buenas razones para oponerse al dichoso PHN. Algunos ya lo habréis visto. Y quienes no lo hayáis visto aún sois quienes probablemente más necesitéis verlo. Y sí, me temo que este señor tiene mucha más autoridad que Eduardo Zaplana, Elvira Rodríguez o Luis Rogelio Rodríguez Comendador a la hora de hablar de agua y dineros.
Entre tanto, en otra parte, los incendios veraniegos, ya llevan comidas unas cuantas miles de hectáreas. Arderán unas cuantas más, morirán, quizá, un par de personas intentando detener dichos incendios, y algún día se acabarán. Quedarán muchas hectáreas destruídas y el Ministerio tendrá que enviar a sus técnicos.
No, el de Medio Ambiente no. El de Vivienda.
Posted by germanmj at Junio 20, 2004 01:41 PMBueno, yo oí por la radio que el diputado de ERC estaba reunido con otro político en el momento que le tocaba intervenir en el Congreso. Y no, no estaba reunido en el bar, lo que pasa es que no recuerdo ni con quién habló ni de qué hablaron.
Posted by: garusi on Junio 20, 2004 05:05 PMlink
Posted by: link- on Septiembre 1, 2004 02:16 AM