Durante mi errática navegación vespertina he encontrado un par de páginas de un dibujante que, a mi parecer, merece la pena (lo digo y me quedo tan tranquilo, como si yo fuera una autoridad del mundo del arte): se hace llamar Alex Alonso. Y aunque no es el estilo de este weblog –siempre soñé con decir esto– dejar que la gente haga el trabajo por mi, realmente es mi obligación como habitante de la WWW extender estos vínculos.
El primer comic se titula “Xtreme rangers 76 vs. Fatzilla” y en el un grupo de jóvenes emprenden una ardua aventura: salvar Suburbia City del malvado Fatzilla. Está completo y son 50 páginas, aunque se hace bastante corto.
En el segundo, realiza una cáustica parodia –bastante libre y a su manera– de Matrix. Bueno... en realidad solo se parodian los primeros minutos, por que el comic no está terminado. Aún así hay unos gags humorísticos impresionantemente buenos. 25 paginitas de nada. La criatura se llama "MASTURBATRIX"
Espero que os guste tanto como a mi.
Y acabó mi quincenita de vacaciones en la playa. Se acabó eso de pasar las mañanas muertas tomando el sol –ahora las pasaré frente al ordenador-, el comer bien, y el ver cuerpos esculturales -y no tan esculturales- sobre la arena.
Si hay algo que haya ocurrido durante estos quince días que me va a marcar durante el resto de la vida, es ver como la gente intenta demostrar que es apta para asistir, incluso, a las celebraciones de Isabel Presley. Sirva como ejemplo la situación que describo a continuación: 2:35 p.m. La señora(1) que se sienta en la mesa situada frente a mi finaliza su segundo plato. El camarero lo retira, y le deja sobre la mesa el postre: dos ciruelas, con un cuchillo y un tenedor. La individua, al ver el utillaje del que dispone, mira al cielo, a la mesa, entorna sus ojos de nuevo al cielo y se pregunta por que la vida tiene que ser tan difícil; por que pudiendo inyectarse la comida vía parenteral, ella tiene que pelar fruta en público. Una vez consigue alejar sus temores, fija su presa con el tenedor y comienza a revolucionarla sobre su propio eje, mientras que con el cuchillo trata de pelarla. Tras varios segundos de desconcierto, se da cuenta de que o bien cambia su estrategia, o bien la ciruela se la comerán los gusanos en un futuro incierto. Decide sujetarla con tacto y delicadeza –y con los dedos, todo sea dicho-, mientras intenta desollar su postre. La ciruela, convencida de que la situación es injusta, salta gracilmente hacia el mantel, dejando una bella pintura rupestre sobre el mismo. 2:40 p.m. El sujeto consigue, por fin, pelar su primera ciruela, y llega el momento de cortarla. Con un sutil movimiento trata de emular al chef del anuncio del Ginsu, pero se da cuenta que el cuchillo no corta ni el viento. Lo reintenta, esta vez levantando la mano por encima de la cabeza, y cogiendo carrerilla, asesta un hachazo al fruto, que sucumbe y esparce sus jugos por todos los comensales en un radio de 3 metros. Espeluznante. Es en ese momento, cuando asediada por un cúmulo de miradas que pondrían en evidencia a un rayo laser, la señora decide poner fin a su almuerzo.
Pero no solo de comidas vive el hombre, puesto que durante la noche, mientras intentaba dormir, he vivido también experiencias paranormales. He de reconocer que este año me ha tocado compartir cuarto con mi abuela. No tengo palabras para describir la experiencia. Imaginate una noche, gozando de la brisa veraniega que solo puede proporcionar la costa, tumbado sobre tu cama y pensando en tu vida. De repente, se registra un ligero temblor en la habitación, que incrementa su intensidad poco a poco, y que viene acompañado de una expulsión de gases y el inconfundible sonido de la carne al desgarrarse. El sonido se hace atronanador y cunde el pánico. Se da la alerta roja. En cosa de 10 segundos la atmósfera se hace irrespirable y el desalojo es obligado para cuantos deseen mantener su integridad. Pues ahora imagina eso varias veces cada noche y durante una quincena.
Se recomienda encarecidamente, para una mejor compresión y como referencia bibliográfica, la lectura de: “Aproximación al peo”, texto anónimo de gran importancia pedagógica.
(1) Se ha empleado el termino señora por que tras el maquillaje (consistente en varias capas de pintura lanzadas probablemente con una pistola marcadora de paintball) se adivinaba un rostro femenino de media edad.