Por mucho que a Rodolfo le duela, es cierto que en España hay individuos oriundos que resultan bastante desagradables. En dicho grupo encontramos a los chavales que con su peinado rinden tributo a los ceniceros, y que escupen por la calle como si su integridad sexual dependiera de ello; a los funcionarios, con su inusitado interés por el desayuno y su escaso afán al trabajo (alguno trabajador seguro que hay); a los abuelos que no dudan en contarte como combatieron en el frente nacionalista en la parada del autobús ... pues esta mañana he descubierto algo nuevo.
Necesitaba yo una fotografía para el carné del sanatorio mental en el que estoy recluido (o algo así), y estimé que lo mejor sería dejarme en manos de una de esas máquinas fotográficas de autoservicio que hay en cualquier centro comercial. Aunque el resultado de estas máquinas no dista mucho al dibujo de un crío de 5 años con una acuarela, peor aun sería dirigirme a una tienda de fotografía en la que me iban a obligar a estar 15 minutos haciendo poses de contorsionismo, con el consiguiente descojonamiento del fotógrafo y del ocasional cliente, para finalmente salir en la foto con cuello de jirafa retorcido y mirando al cielo con rictus de gilipollas.
Después de seguir rigurosamente las órdenes que la voz femenina y metálica vociferaba, y tras varias amenazas del tipo "Dispone de un tiempo para realizar sus fotos, y se le está acabando" (sucio bastardo, le faltó añadir) mis fotos estaban listas y secándose. Ahí las dejé durante unos minutos, no fuera a ser que al tocarlas se corriera la tinta, y terminara con la cara como si fuera Carmen de Mairena en un after un domingo por la mañana. Para hacer más amena la espera, me dirigí a una máquina de refrescos cercana, a por algo para beber. Cuando vuelvo a por las fotos, veo que una malvada señora las ha amadrinado y se las esta guardando en su bolso XXL, el cual probablemente emplea también en los convites de bodas, bautizos y comuniones. Inmediatamente la abordo y le digo que esas fotos son mías, y que no puede llevárselas, a lo que la señora responde: "Si, ya... ¿y como me demuestras que son tuyas?". Si no rompí a llorar de la risa, fue por un ejercicio de autocontención suprema. Por mi cabeza rondó la idea de decirle algo del estilo de: "Vaya señora, pense que con esa cara de mona electrocutada que tiene usted, seria algo más inteligente, por aquello del orden natural, pero veo que me equivocaba", aunque tuve que conformarme con un señalar la foto y acto seguido, mi cara. La robafotos, muy audaz ella, consiguió atar cabos, y en cosa de 5 segundos, dedujo que lo más conveniente era devolverme las fotos.
Esta experiencia me ha hecho reflexionar, aunque tampoco he obtenido respuesta alguna: ¿Por que tiendo a parecer irresistible a las personas que idolatran a Maria Teresa Campos y afines? ¿Para que quería la degenerada esta unas fotos de alguien al que no conoce? ...
Escrito en Julio 7, 2004 06:10 PM |estoyacabaoJajajaja, increible pero cierto. hay marujas que arramblan con todo lo que pillan. No es x k tu aparecieras en la foto..es el simbolismo de llevarte algo que la gente ha dejado olvidado..el pasar por esa gran aventura que es llevarte lo prohibido, saltarte todos los mandamientos, cruzar la línea de la legalidad..pobre señora..le rompiste su momentazo de pelicula.
Escrito por gemmita en: Julio 7, 2004 06:41 PMTodo apunta a la cleptomanía jeje.
"¿Y cómo sé que esas fotos son tuyas??" XDDDDDDDDDD
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Escrito por weight loss en: Febrero 13, 2005 03:47 PM