Me he perdido entre los pliegues de la noción del tiempo y el espacio concebido. Desdimensionado, y bajo un fondo sin forma que en aparencia evoca la similitud del concepto parabólico de las dos mitades desdobladas en lo aparente y lo real. La irreal cotidianeidad de la urgencia simbólica frente al concepto empírico es un obstáculo impermeable si se quiere trascender los lindes de una vida prefabricada, y mantenerse al margen de márgenes finitos.
Desandar lo andado es participar como observador en el seno de la circunstancia infinita, con la inquietud espontánea como premisa renovable. Y un centrifugado de ideas móviles para las que no hay lugar ni razón, que no sea la de valerse por sí mismas, como piezas de museo, imprescindibles e inservibles dentro del marco de perfección subjetiva que va mudando de piel, de fondo y no de forma, en el sucesivo transcurrir de lo inmutable.