Era un día frío como advirtiendo el viento que el día iba a ser triste, pareciendo que el sol se hubiera ocultado al enterarse de nuestra salida.
Nos reunimos después de seis años, quedamos en salir a pasar un día feliz, pero fue inevitable recordar a una amiga, era una reunión de chicas.
No podemos olvidar aún lo que pasó hace seis años atrás.
Fuimos amigas desde la infancia y yo le guardaba un profundo aprecio igual que mis otros compañeros.
Su nombre me sonaba como la de una princesa, me parecía raro realmente.
Recuerdo que salíamos a jugar jases, o con muñecas (se nos pasaba rápido las horas), con unos 'celulares' o los vasitos de antaño del cual nos llamábamos. Era alegre y un poco despistada en clase, muy enfermiza pero una gran amiga.
Ya hemos salido de la Facultad y cada quien hizo su vida, no nos alejamos y aún, después de esos años seguimos acongojados y lúgubres ante ese hecho...
No había dejado de pensar en él desde que lo vio.
Fui testigo de lo que sentía Agnes. Era tranquila pero ese chico la transformaba. Lo espiaba a veces. Donde volteaba de casualidad estaba él y mirándola con unos ojos que paralizaban su cuerpo dejándolo frío. Siempre ocurría cuando lo encontraba de casualidad. Ella volteaba, él volteaba y se miraban directamente a los ojos, sonreían solapadamente y Agnes agachaba la cabeza.
Venía diciéndome a veces que lo odiaba, que le asustó, o que la miraba como un bicho raro e infinidades de cosas que ya no recuerdo, ella las traducía así a pesar de que ni se hablaban.
Como aparente remedio, le presentaron a un chico que era muy amigo de Lina - su nombre completo era Lionela pero le decíamos Lina de cariño. Su padre era muy aficionado al fútbol y le iba a la celeste, por eso su nombre.
Ella no quería pero Lina la convenció con su magia, esa que, muchas veces, nos hacía 'querer' a lo que más odiábamos.
Pasaron varios meses después que conoció a Raúl, que se volvió también, amigo mío. Era una persona de las que ya no hay ahora, esas que pareciesen se hubieran quedado (o retrocedido) en los años 50, tierno, dulce en el hablar mirándote a los ojos, un hombre (como me decía Lucía) con 'H' mayúscula y muy confiable.
Pero aún así, no olvidó a ese chico.