Encerrado como un grillo en una jaula diminuta mientras que un pequeño infante se divierte con él, dandole rodajitas de tomate y esperando a que llegue la noche, cuando el grillo cantará a ver si alguien, en vez de oírle, le escucha pedir socorro.
El ser humano está encerrado en un destino intrínseco, algo de lo que no puede escapar. Las reacciones ante las pequeñas cosas nos distinguen unos de otros, pero a grosso modo somos los mismos primates que aplauden al ver un jugoso mango.
La conducta está tan preestablecida que, los que la conocemos medianamente, lo vemos tan irrisoriamente simple que no somos capaces de usarla a nuestra voluntad.
Quizá enamorar a alguien sea tan simple como enseñarle un caramelo y guardártelo en un bolsillo. Poco tiempo tardará el niño en pedir el caramelo que antes rechazó. Lánzale un piropo a alguna niña, suelta algo en el momento equivocado, y luego haz como que no existe. Poco tiempo tardará e buscarte por cielo y tierra....
"La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica." - Aristóteles