Hay días que te pasas recopilando mentalmente anécdotas, cosas bellas que has visto por la calle, objetos perdidos, coincidencias impensables, cuentos que empiezan al revés y personas. Vaya, resulta que últimamente recopilo personas. Las etiqueto y las meto en algún que otro cajón de la memoria, confiando en que no huyan por la puerta de atrás. Escuchar a "She wants Revenge" mientras caminas por las calles de Madrid no ayuda a sentirse menos sola. Lo sé. Pero, coincido con quien me pasó ese disco, los anocheceres en esta ciudad no dejan de ser dignos de decorado de Gotham City porque el sol se caiga por un horizonte salpicado de extrarradios. La Corredera Baja se puede subir de espaldas. No lo sabía. También puedes jugar a reconocer a los actores y actrices que se acercan al Teatro Alfil, o al Teatro Lara, o a la calle del Desengaño. Buscando algo que tuvieron hace demasiado tiempo y que perdieron. Canicas, botones, espuma de afeitar y pintalabios. Él pide un disco de los Zombies en una tienda de Malasaña. Pero ella prefiere un paseo por La Movida en Alcalá 31. Reparten una hora entre algún que otro santo postmoderno y eternas cabeceras de programas de los ochenta. Nosotros compartimos un té con leche en una cafetería perdida. Alguien me dijo una vez que sería divertido pasear por una heladería que solo abriese los días pares y en invierno. Sueño con Dave Gahan en mi cama mientras camino. Me dice que será mi "Personal Jesus" en cuanto lleguemos a un lugar oscuro. Desaparece de repente. Me consuelo comprando piruletas de corazón, de las de cincuenta céntimos. No hay nada como volver a una antigua adicción para sentirse como en casa. A esta ciudad le sobran dos millones de habitantes y todos los coches. Resulta que uno de ellos frena y no es un taxi. Me dice que me acerca a donde vaya. Hoy llevo falda corta y botas. Le digo que no voy a ningún lado. Gracias. No sonrío y cambio de escenario. Tropiezo en ti y me aprendo tu geografía, para no volver a caer. Camino las calles que llevan tu nombre y memorizo la ciudad. La convierto en un pequeño laberinto en el que perderme con los ojos cerrados. Te descubro en uno de sus rincones. Subimos a un caballo de mentira, de esos que dan vueltas con la música que les marcan. Todo recto. Siga a ese coche. No tiene pérdida. Dice que se sabe la ciudad de memoria pero se pierde andando por las líneas discontínuas. Se siente en obras. Como todos lo que nos encontramos entre el entonces y el ahora. Y resulta que Madrid es una ciudad para gente inacabada...
Escrito por La pequeña Delirio a las 7 de Enero 2007 a las 11:29 PM(me ha recordado algo de hace tiempo:
http://penteo.zonalibre.org/archives/008508.html )
Bonito su recuerdo, Mr. P. Hace que me reconcilie todavía más con la idea de que esta ciudad sería otra si nos dejaran...
Escrito por Pequeña Delirio a las 9 de Enero 2007 a las 10:40 AMhas estado a punto de hacerme llorar...
...y es que aun necesito organterapia
Escrito por nosfer a las 10 de Enero 2007 a las 11:13 AMde quien es la imagen??
Me gusta mucho, y tu texto...bueno,que decirte..
Aun hecho de menos Madrid.
Y no me acostumbro a la forma de vivir de aqui
a seguir palante,no?
Escrito por budo a las 11 de Enero 2007 a las 02:30 PMJo, Budito, a ti tb se te echa de menos...
La ilustración es de Jen Wang. Su página web está llena de cosas hermosas...
Besote!
Escrito por Pequeña Delirio a las 11 de Enero 2007 a las 06:18 PM