Bueno, ya se acabó la Semana Santa...
La verdad es que han sido unos días que había previsto para prepararme bien la oleada de curro y compromisos que tengo este mes. Pero no, la cosa no salía por diversos motivos... Así que cambié el chip y me dije: ya que estás, relájate y disfruta.
Al menos vengo con un poco menos de estrés (aunque a ver cuánto me dura).
Sí me ha llamado la atención estos días cómo se recalca la pasión de Cristo. Aparte de la película (que fui a ver, me impresionó en ciertas escenas pero reconozco que no es el peliculón que sirva de referencia al género, ni la obra maestra del Sr. Gibson), todo lo que tiene que ver con Semana Santa: procesiones, películas en televisión, etc. etc.
Me he parado a pensar en el aluvión de mensaje católico que se transmitía por doquier. Y no me parece mal, teniendo en cuenta que estamos en un país con cierta tradición religiosa.
Lo que sí me ha resultado curioso es el mensaje principal que se transmitía: la de un mártir que fue sentenciado y crucificado injustamente. Me choca que lo único que parece importante es ver al galileo con una corona de espinas, cargando pesadamente un madero mientras le increpan, en un tortuoso camino hacia su destino. O ver a un grupo de encapuchados caminando con aire siniestro tras un ídolo de madera tallada.
Para mí, Dios no es eso. Para mí, Jesús no está ahí.
Me sorprende tanto que la gente se centre únicamente en su dolor, porque es que, en el fondo, la gente termina asociando sufrimiento al nazareno, y opresión a la Iglesia. Si es que, al final, es comprensible y todo el rechazo social que está experimentando últimamente la institución del Vaticano.
Cierto es que nos encontramos en una etapa social hedonista, poco espiritual, en la que predomina el disfrute del aquí y ahora. Un momento en el que los propios anuncios de publicidad te inducen al engaño o a la traición (tan claro como tu conciencia, ya...).
Pero tampoco es que sea el holocausto, ni el degenere. Realmente, la Historia está llena de situaciones similares. La Jamaica del siglo XVII, con tabernas y perversión por doquier, la propia España de comienzos de este siglo, quemando las iglesias con un aire republicano que pretendía ser renovador,... Simplemente, que ahora no nos escondemos, que ahora la Iglesia no tiene el poder político ni sancionador que tenía antes (afortunada o desafortunadamente, esa es otra cuestión).
Al margen de todo esto, la educación de muchos ha hecho que se asocie cristianismo con opresión, con falta de libertades. Y, para mí, nada más lejos de la realidad...
Puestos a escoger un día simbólico de la Semana Santa, y aunque parece que todos se centran en el Viernes Santo, personalmente opto por el día previo: el Jueves.
Una forma de vida en la que predomina la amistad, la sinceridad, la generosidad. Una forma de ser que cautivaba a todo el que le rodeaba, porque transmitía paz, esperanza,... Porque por muy pobre que fueras o por muchos defectos que tuvieras, Él te decía que había algo más. Que era posible ser feliz, simplemente porque tus problemas no son tan graves, a fin de cuentas.
Alguien que supo ser valiente, de la forma más pura, levantando la voz contra la tiranía e hipocresía judías. No se proclamó contra el poder romano, pero sí contra el sanedrín. El motivo estaba claro: el sanedrín pretendía tener al pueblo esclavizado en normas morales, bajo criterios propios, en un sistema opresor desde el punto de vista moral. En cuanto hagas algo mal, debes rendir cuentas, responder ante todos y ante tu Dios, al que ni siquiera puedes pronunciar su nombre, dado tu impureza.
Y, en cambio, llega este galileo, desde una familia humilde, y te dice que no. Que basta de sandeces. Que a Dios le tienes que llamar papá, y que las cosas que te pasan en la vida no son su castigo, ni muchísimo menos. Que tengas esperanza, que disfrutes de la vida, que seas sincero contigo mismo y con los demás... Y que el camino de la violencia no es el camino.
Que lo mataran para mí no tiene especial importancia. Es consecuencia de haberle dado la razón.
Escrito por Uesugi Kenshin a las Abril 12, 2004 01:10 PMEso creo yo. A lo mejor es que soy muy sensitivo a esos detalles (sensible? sensitivo? bah) pero noto como que se le da demasiado énfasis en el dolor de las últimas horas y en la tortura y todo eso. Algo de sadomaso tiene que haber por ahí (como ha dicho algún crítico al ver la peli) para que la gente disfrute tanto viendo, o representando en las calles, cómo le dan la del pulpo al de Nazaret.