Llamada de esta chiquilla el viernes por la noche. Un pollo que te cagas. Hacía mucho tiempo que nadie me berreaba por el móvil.
Fue una conversación muy breve, de 5 minutos, pero muy intensa. Una ráfaga de desahogo por su parte.
Patri: "Hola, qué tal..."
Kenshin: "Hola, ¿cómo estás?"
Patri: "Bien, ¿y tú?"
Kenshin: "Bien, bien"
Patri: "Mira te llamaba para ver si me repetías el mensaje de ayer, porque no me gustó un pelo"
Kenshin: "¿Cómo?"
[...]
Patri: "Me pareció muy muy muy mal lo que me dijiste en tu sms de ayer"
Kenshin: "¿Te dolió?"
Patri: "Me molestó"
Kenshin: "Pero, ¿te dolió?"
Patri: "(a regañadientes) s...sí!"
Kenshin: "Bueno, pues chica, lo siento... No era mi intención. Verás..."
Patri: Berreos varios (ni por esas)
[...]
El mensaje en cuestión era que, cosas de la vida (fíjate tú), me mandó un sms alegando que últimamente estaba yo muy perdido, al que le respondí que, evidentemente, ella tampoco había hecho mucho para remediarlo. Sólo faltaba eso, que me mande a tomar por saco y encima le mande mensajitos y la llame. Hay que joderse.
No hay mayor herida que alguien te comente una verdad que no quieres oír.
Kenshin: "Mira, Patri, si quieres lo hablamos con calma..."
Patri: "No, no. No quiero hablarlo. Ya no hablaremos más. Esto se acabó"
(Pensamiento de Kenshin: Sí, bueno, llevas toda la semana diciéndomelo, y no tardas un día en mandarme otro sms, o en llamarme)
Kenshin: "¿El qué se acabó? ¡Si me has dicho bien claro que no quieres nada conmigo!"
Patri: Berreos varios, provocados por la frustración de vete tú a saber qué pensamiento
[...]
Kenshin: "Patricia, esto no está siendo nada justo para mí"
Patricia (llegando al clímax del empute): "¡Es que ahora mismo no hay sitio para la Justicia en mi vida!"
Kenshin (bastante sereno, la verdad, y hasta con cierto tono dulce, como quien habla con su hija, que está en medio de un berrinche): "Ah, bien. Está bien saber eso, porque me pides algo que tú no estás dando..." (je, soy muy cínico a veces, lo admito...)
Patri: Berreos varios y cuelga
[...]
No pude evitar descojonarme cuando oí el "tu tu tu" acosador del móvil. Me pareció tan surrealista...
Cuando se lo conté a dos buenos amigos con los que estaba en ese momento, y de los que me separé prudentemente al hablar por el móvil, se enfadaron muchísimo con ella. Que por qué aguantaba eso, que si la tía flipa, que pase ya del tema,...
Eso, aún más surrealismo... La piba se me emputa porque cuando me dice que no quiere nada, yo me alejo... Y mis amigos se mosquean con la piba porque se enfada conmigo...
Bueno, la verdad es que la chica se pasó cuatro pueblos, pero no sé... Debería estar enfadadísimo, herido en el orgullo, pero me pareció tan raro... Tenía la sensación de que estaba todo tan fuera de lugar que me propuse aclararle la situación y cuando no me quiso oír, pues nada, ya se le pasará... Capeamos el temporal, supongo.
Y, efectivamente, se le pasó.
El sábado salí de marcha, pero no fui a la zona que frecuentamos en común, ya que se ha convertido en territorio comanche. Los colegas apoyaron mi decisión, no sin pocas risas y cachondeo variado (ya puestos, veámoslo con humor).
El domingo, 48 horas después sin saber nada el uno del otro, me mandó un sms muy sencillo. Que si quería hablarlo o dejar las cosas como están, que no sabía qué pensaba yo.
Bueno, no creo que haya tenido una oportunidad mejor para mandarla a tomar por saco, no. Fácil, rápido, por teléfono, sin dar la cara, y además... quedando como un rey, como el ofendido, el que tiene la razón. Pero no lo hice (tal vez me arrepienta toda la vida, pero no me asusta mucho eso, mira por donde...)
Tras el mensaje de respuesta, en el que le decía que hablar, por qué no, pero hablar bien, en serio y como personas adultas, sin historias... hubo una llamada. Una vez más, en el momento oportuno, tenía la postura del corderito manso.
Total, que ayer me venía francamente mal, así que quedamos en que cuando tuviera un hueco ya la avisaba...
Hoy aún no la he llamado.