Joder, qué habilidad tiene esta mujer para que, cada vez que me planteo hacer el esfuerzo y pasar del tema, sin ella quererlo me da alicientes.
Es imposible que sea un vil juego, porque la gran mayoría de las ocasiones no expreso mis intenciones de levar anclas y partir. Y tanta precisión hace pensar que no puede ser casualidad tampoco.
Parece que Dios quisiera que no abandonara el esfuerzo, que no cesara en el empeño.
Escrito por Uesugi Kenshin a las Enero 8, 2004 12:32 PM