Ayer por la tarde quedé en ir a la playa con unos colegas. Bueno, más que con "unos colegas", con mis colegas.
Se supone que íbamos a nadar un ratito y ya está. Pero no... No podía ser así, no... Kenshin necesitaba algo más. Claro, asqueado como estaba de la vida, tenía que desahogarse de alguna forma.
Total, que nadé media playa (unos 700 metros, calculo), y luego, nada más salir del agua, a correr. Corrí dos playas y media (2'5 km más o menos). Genial, me sentí genial.
El agua estaba algo fría, pero la licra me resolvió.
Por un momento no tenía ningún problema, no me sentía tan mal con mi vida... Era yo mismo.
Los chicos no aguantaron mi ritmo, en parte porque no tenían tantas ganas de huir hacia ninguna parte, me imagino.
Y al terminar... esa sensación de leve agotamiento, de poco cansancio, me reconfortó. Eso, y el tomar algo después con los colegas, estuvo genial. Me relajé.
Pero al llegar a casa, la cosa cambió. Tengo una media contractura en la espalda y un dolor en los tendones de los tobillos singular (debido a la maldita inclinación de la arena). Ando hecho polvo. ¿Quién se planteaba lo del Acuatlón? Se me pasa cada idea por la cabeza...
En otro orden de cosas, ayer me dijo una compañera de curro que no le gustaba verme así. Que no era yo. Muy buena expresión, la verdad... Dio en el clavo.
Esta mañana me ha hablado mi jefe inmediato (se puede decir que sólo tengo dos, éste y el mandamás, ya que hay otros "importantes", pero no pertenecen a mi misma área en el trabajo). Estaba preocupado por mi actitud cabizbaja. Y no es para menos... Le he dicho que me estoy planteando dejar el trabajo. Que en tres o cuatro meses lo tendría más claro.
Hemos hablado un buen rato. Tengo suerte de que este jefe, antes de superior, es amigo... Aunque eso no cambia mucho la situación, reconforta algo, lo admito.
Escrito por Uesugi Kenshin a las Diciembre 23, 2003 11:57 AM