Ecce Homo

Los Veterables

Miércoles, 2 de febrero de 2005

Alguna vez ya os he hablado de los viejos de mi pensión, Rafael y Angustias. Pero no en profundidad, y os aseguro que vale la pena. Viviendo con ellos me doy cuenta de lo poco que me había preocupado por conocer gente distinta hasta ahora. No me refiero a que no conociese a personas de su edad, es que ellos son punto y aparte, son sacados de cualquier novela sobre la España profunda: rurales y premodernos hasta la médula. Me explico.

Para empezar hay que decir que son de un pueblecito de aquí de Granada, y no creo que lleguen a los 65 años, así que no son tan viejos, ni vienen de tan lejos. Su familia, al parecer, era de clase media rural (no eran jornaleros sino que tenían su pequeño terruño), y aprendieron a leer y a escribir de niños, por lo que tampoco se puede decir que las diferencias sean puramente de clase. Y ni siquiera nos queda la excusa de que nunca han salido de su pueblo: emigraron a Alemania en los 60 y desde su vuelta han vivido sobre todo en Granada capital.

Os estaréis preguntando qué diferencias hay, si es que tienen 3 brazos y quince ojos. No, no, me estaba refiriendo a su forma de ver el mundo. Desde el sexo hasta la religión, todo lo conciben de forma diferente, y no de forma diferente a mí –que sería algo completamente normal-, sino respecto a la visión que tiene mi abuela, mis padres, o todas las personas “tradicionales” que había conocido hasta ahora. Voy a explicároslo con ejemplos:

ANGUSTIAS: Hay que ver, Rafalico, que hoy hace 41 años que nos casamos y no te has acordado
RAFAEL: Pero mujer, fue por la noche. [a nosotros] Es que me pasé trabajando todo el día con las mulas porque los días siguientes no iba a hacer nada.
A: Y al llegar la noche te me llevaste.
YO: ¿Se casaron por la noche?
R: No, nos vinimos aquí a Granada
YO: ¿Y se casaron aquí?
R: No hombre, eso entonces era distinto, se casaban los ricos y sólo a veces. Me la llevé a Granada, la hice mi mujer y luego volvimos al pueblo. Y luego ya fuimos un día a que el cura nos bendijera.
A: Nada más que nos quedamos aquí tres días.
R: Sí, porque se nos acabó la guita, llevábamos nada más que 1500 ptas.
A: Y nos volvimos juntos en el autobús de los pueblos.

...Sinceramente, yo me imaginaba que el matrimonio antiguamente era otra cosa. Yo que sé, uno iba y le pedía la mano al suegro, y a lo mejor, si la cosa era muy tradicional, se pagaba una dote o algo... y la novia se vestía de blanco, o de gala al menos... Nada. Las tradiciones que creía yo tan arraigadas y tan “naturales” no lo eran tanto. Pero vamos a pasar a otro caso:

Nos llaman a comer y estaba saliendo en la tele un programa de estos locales de adivinos hipercutres y amañadísimos. Alguno de nosotros coge el mando y pone los Simpsons mientras hace un comentario despectivo sobre esos estafadores...
ANGUSTIAS: Entonces ¿vosotros no sus creéis esas cosas?
NOSOTROS: Claro que no, eso es un timo
RAFAEL: Tened cuidado con lo que decís, que en esas cosas uno no cree hasta que no las vive

Y a continuación nos contaron una historia tremenda: resulta que su nieta, que vivía con sus padres en Palma de Mallorca, empezó a decir que veía el fantasma de una vieja llorando cuando tenía unos 7 años, y al principio no lo tomaron en cuenta, pero cayó enferma y tuvieron que tomarlo en serio... así que fueron (¡toda la familia!) a una pitonisa....
NOSOTROS: Un momento, Rafael, ¿por qué no la llevaron antes a un psicólogo?
R: ...¿psicólogo?
N: Hombre, es lo que se suele hacer en esos casos...
R: Pero si lo que tenía eran fiebres y cosas de esas
N: ¿Y lo de las visiones?
R: ¿Qué saben los médicos de esas cosas?

...Nos callamos y siguió la historia. La pitonisa, según nos dijeron, les adivinó en qué cajón escondían una medalla de la virgen de nosequé que perteneció a su madre, cuyo espíritu era lo que se aparecía a la niña. Así que fue toda la familia en peregrinación (¡!) al cementerio del pueblo a llevarle flores a la bisabuela y la medallita la lleva desde ese día su nieta al cuello. Asunto arreglado, desde entonces no hay fantasmas.

¿Qué le hubierais dicho vosotros en aquella situación? Nosotros nos mirábamos, sin saber si nos tomaban el pelo, si estaban locos o si nos habían metido en el típico episodio de terror de los Simpsons –a los que, por cierto, no estábamos haciendo ni caso, con la historieta. De modo que les dijimos que lo sentíamos pero no podíamos creerlo mientras no nos pasara. Y Angustias dijo, muy grave:
-Rezad porque nunca os pase

...Inquietante. Pero no acaba esto aquí. Una vez, comentando un compañero que no puede ponerse a estudiar por las mañanas porque se queda dormido, Angustias nos preguntó que porqué no rezábamos a las ánimas. “Dicen que si le rezáis mucho, los diablillos os tiran de los pelos y no podéis dormiros”. Leído así, uno puede interpretarlo como una broma, un refrán o una tradición... pero volvió a salir el tema varias veces y hemos comprendido que Angustias está convencida de que los diablillos te tiran de los pelos. Se mosquea incluso si nos reímos. “Los jóvenes de ahora no sois ni católicos”, se queja Rafael, que al mismo tiempo, paradójicamente, es totalmente anticlerical: “Los políticos son como los curas, nos dicen: Decid lo que yo digo y no hagáis lo que yo hago” o “La carrera de cura es la más larga, siete años para engañarles y otros siete para que no los engañen” y otra tira de frases por el estilo nos las repite cuarenta veces al día, sin contar lo que putea al cura y los civiles de su pueblo. Tampoco son practicantes, ya que jamás los he visto yendo a misa, salvo si hay algún funeral. Como podréis imaginar, la gente que cree en las ánimas tiene muchísimo respeto a los difuntos...

La política también es punto y aparte. Ambos reconocen ser de derechas simplemente por la familia. “Me lo enseñaron de chica y así lo aprendí”. Son incapaces, por otra parte, de dar un mejor argumento, ya que tampoco entienden demasiado lo que escuchan en la televisión. Se guían muchísimo por la imagen de los personajes; por ejemplo, para ellos Llamazares tiene cara de ladrón y diga lo que diga lo van a poner de vuelta y media. Por otro lado, su visión del franquismo es bastante compleja: a Franco lo ven como un señor muy respetable que no tenía culpa de nada y hay que dejarlo descansar en paz, pero al mismo tiempo recuerdan con odio cómo funcionaban –o más bien dejaban de funcionar- las cosas en su pueblo durante su régimen. Consideran el Alzamiento como una demostración de firmeza u hombría (???) por parte de los militares ante el desmadre rojo, causante de la guerra. Y sin embargo, el tener que emigrar, sabiendo que durante la República su familia había vivido muy desahogadamente, les dejó la mosca detrás de la oreja. En definitiva, en esto como en todo, son contradictorios hasta la médula.

Y pasamos a la familia. Os juro que yo jamás en mi vida había conocido gente tan devota de la familia. Lo único bueno de la vida es traer hijos al mundo y cuidarlos, cualquier otra meta es egoísmo y engaño. El padre –cómo no- debe ser la figura principalísima, y su autoridad la acatan todos, en especial los hijos, así tengan 40 años. De hecho nos cuentan orgullosos cómo su hijo de 36 años agacha la cabeza si su padre le grita. El conflicto en la familia no existe; como mucho, discusión. Lo más fuerte es que uno de mis compañeros –uno de los tíos más cazurros y asnorantes que he conocido- coincide plenamente con ellos. Debe ser cosa de los pueblos, digo yo. Algo bueno tiene esto, y es que como Angustias nos ve como pobres huerfanitos privados de su única fuente de cariño, nos mima mucho más y nos hace natillas ^^

Ay, cómo cansa escribir tanto. Sé que está quedando caótico y desordenado y sin sentido, pero es que tengo las ideas confusas, además de sueño, resaca y prisa. Además, estoy escribiendo este post casi por fascículos, porque como esta casa es una ruina la luz se va cada diez minutos y es imposible escribir media hora seguida. Y con tanto examen saco huecos para escribir en los peores momentos del día: después de las comidas.

Creo que ya he dicho lo suficiente sobre ellos, aunque insisto: quiero ordenarlo y escribir algo en condiciones. Como mínima conclusión puedo decir que he llegado a una isla de Premodernidad en medio de Granada. Y lo más importante, cada día esa isla se hace más grande, se hace un continente. Muchos españoles, me doy cuenta, no tienen nada que ver con lo que se estudia, con lo que sale en televisión, con las letras de las canciones... y sin embargo conviven con ello y lo defienden a ultranza. No estoy descubriendo América, desde luego, pero al menos esta situación convierte cada día de mi vida en un pequeño experimento o un safari a la española.

Se despide desde Santa Paula un Jarry que aún no ha empezado a estudiar Estadística (y luego pasa lo que pasa...)

PD: Veterable (veterano venerable) y Asnorante (asno ignorante) son vocablos cedidos por Goenitz.tk

Escrito por Jarry a las Febrero 23, 2005 08:22 PM