Hace mucho tiempo dije que iba a hacer un gran post sobre todo lo que me pasó en el Camino de Santiago... Bien, reconozco que soy un vago y no tuve ánimo para ponerme a contar tanta historieta, lo dejé para cuando tuviera tooodas las fotos y ahora que las tengo me da pereza. Quizá algún día lo escriba.
Por lo pronto no me puedo resistir a describir la cantidad de personajes que conocí en el Camino. Debe ser cosa de los astros que tantos colgados se dirijan hacia Finisterre y se vayan encontrando conmigo...
[NOTA: reconozco que he echado mano de este post antiguo no publicado y encima incompleto... pero es porque estoy retocando el de los viejos!]
DRAMATIS PERSONAE: (en orden de aparición)
1. El "comunero": Fue justamente al acabar la primera jornada cuando llegamos al jipialbergue de Rabanal del Camino. Como era el primero que veíamos nos pareció todo de puta madre, luego nos dimos cuenta de que era un antro bastante cutre, aunque muy acogedor. Conocimos allí a los Ramones (ver más abajo), y hasta parecía que íbamos a hacer buenas migas con ellos: ponían música aceptable, fumaban y estaban montando un fiestorillo para la noche. Pero vamos al Comunero. Resulta que estamos cenando tan tranquilos una Fabada Litoral (ese clásico) en el jardín cuando nos llega un colega de unos 45 años, barbudo, con colgantes y cara de adicto al opio...
COMUNERO: Hola! Qué, cenando juntos, ¿no?
NOSOTROS: Pues sí, hemos puesto unas cosas en común y...
C: Ahhh, pues aquí funcionó muy bien una comuna hace unos años
N: ...ahm (por la cara)
C: Sí, aquí veníamos ehhh... bueno, entonces nos decían jipis, pero nosotros éramos ehhh... gente independiente
N: Ah... qué bien
C: Y vivíamos aquí muy felices, por nuestra cuenta. Es que veréis, no os voy a mentir... yo soy más bien de izquierdas
N: Ya, ya...
C: Y no os ofendáis, pero yo estaba en contra del régimen anterior
N: Normal... (este debe de habernos tomado por falangistas... no será por las pintas de vagabundos, digo yo)
C: Pues hale, buen provecho!
...Y desapareció tan misteriosamente como había venido. Seguramente viviese allí con la colega del albergue, la típica jipi alemana más vieja que un nudo que tenía un nieto al que le decía: "yo te protegeré, el mundo no te contaminará...". En fin, y esto era sólo el principio.
2. Los "Ramones": En este albergue de Rabanal conocimos a un grupo que nos acompañaría hasta Santiago. Eran unos cinco jóvenes de Madrid super alternativos (y pijos) del copón, que llevaban al Camino camisetas de los Ramones y Sex Pistols en lugar de la típica de propaganda del Carrefour, y no podían moverse sin el discman y unos altavoces. Hay que tener ganas de cargar con tanto pertrecho... aunque la próxima vez yo no me voy sin discman que echo mi música demasiado de menos. Total, que al principio, como he dicho, no nos cayeron mal. Hacían chistes horribles, fumaban dentro del dormitorio y tenían una risa insoportable, pero por lo demás podían ser buenos compañeros. El problema fue cuando a Pepe y a mí nos desaparecieron sendas navajillas que teníamos en la cocina para secar. Nos pareció sospechoso que ellos entraran allí justo antes de que desaparecieran, pero fuimos buenos y pensamos que se habrían caído o las cogerían por error.
Seguimos andando y andando y llegamos a O Cebreiro. Y en el albergue estábamos cuando de repente vemos a un guiri metiendo berridos amenazantes al Ramón 1, que se defendía gritando: "Tíoo, que llevaba ahí cuaaatro horas, tío, cuaatro horas!". Nos enteramos de que el guiri había encontrado una chaqueta y un gorro que había perdido horas antes entre las cosas de los ramones. Al final el ramónladrón le devolvió sus cosas y el guiri se fue con un sonoro "Fuck you!" sin haberle soltado siquiera un guantazo. Lástima.
Seguimos encontrándonos a los Ramones a lo largo de toda la ruta, y procurábamos siempre adelantarlos, no sea que además nos robasen el sitio. Cuando llegábamos a un pueblo los buscábamos para animarlos con nuestro magnífico machete a que nos devolvieran la navaja robada, pero no hubo ocasión. Lástima de nuevo.
3. Los Templarios de Manjarín:: La Virgen. Estos sí que eran buenos. Éranse una vez unos peregrinos muertísimos de sed que acababan de atravesar un pueblo fantasma (sí, el típico pueblo deshabitado y derruido que se ve en todas las películas) y buscaban desesperadamente una fuente. Pasamos de largo por otro “pueblo” (dos casas vacías y un albergue) y nos encontramos un arroyo. “¿Será potable?” “Vamos a preguntar a los del albergue”. Y allí que fuimos, pero cuál es nuestra sorpresa al escuchar cantos gregorianos de fondo, un puestecillo con libros esotéricos, espadas de comunión colgadas en las paredes, tropecientos turistas haciendo fotos y... dos colegas vestidos de templarios. Pero a ver, de templarios carnavalescos quiero decir, con disfraces de caballeros de los que venden en los veinte duros. Sin saber si reír, llorar o echar a correr le preguntamos a uno de ellos, que llevaba unas greñas y una cara de yonki impresionante...
PEREGRINOS FLIPANDO: Hola, mira, el agua del arroyo que hay aquí al lado... ¿es potable?
TEMPLARIO FUMADO [con voz y sonrisa de fumado]: Claro tío, yo llevo bebiendo ahí to la vida y no ma pasao na... jeje. Pero si no os fiáis tengo aquí botellines de agua por la voluntad... jeje
P.F.: No, si es lo mismo...
TEMPLARIO VIEJO [que interviene por la cara desde la otra punta]: ¡La culpa es del Ayuntamiento, que por no gastarse el dinero en una plaquita de “Agua potable” echa a perder la mejor agua del pueblo!
P.F.: Pueees... gracias
TEMPLARIOS: Buen camino...
Y lo peor es que rellenamos todas las cantimploras en la fuente, a pique de convertirnos en la Dama del Lago o algo parecido...
[otro día sigo contando, quedan el taxista amateur y el mítico Cacharrón... :O]