Agosto 02, 2004

Viaje al fin de la noche

Acabo de terminar Viaje al fin de la noche, una novela de Louis-Ferdinand Céline. Otro escritor de entreguerras a los que tanto me estoy aficionando, pero este es especial.

En cada capítulo llega más hondo, hunde más y más el dedo en la llaga, te hace sentir cada vez peor. El libro entero es un viaje hasta lo más profundo de la noche, hasta lo más sórdido y amargo de la vida. Si lo hubiera leído en un momento más difícil para mí, sin duda habría caído en una depresión de caballo. Paralelamente a la agónica historia del protagonista, el joven Ferdinand Bardamu, el escritor introduce mediante discursos en 2º persona sus propios pensamientos, en párrafos como este:

"Lo peor es cuando te preguntas de dónde vas a sacar bastantes fuerzas la mañana siguiente para seguir haciendo lo que has hecho la víspera y desde hace ya tanto tiempo, de dónde vas a sacar fuerzas para ese trajinar absurdo, para esos mil proyectos que nunca salen bien, esos intentos por salir de la necesidad agobiante, intentos siempre abortados, y todo ello para acabar convenciéndote una vez más de que el destino es invencible, de que hay que volver a caer al pie de la muralla, todas las noches, con la angustia del día siguiente, cada vez más precario, más sordido."

Así son las 600 páginas del libro, y consigue calarte tanto que decides dejar de leer con un nudo en la garganta, las manos crispadas y el rostro contraído en una mueca de tristeza y repugnancia.

En fin, lo que quizá no me gusta es la traducción que han hecho, es demasiado literal, y ya se sabe cómo es de cargante el francés con sus mil repeticiones del sujeto: "Oh, Bertrand, estaba muy triste él cuando lo vi por última vez, a Bertrand" Y los diálogos son como en Kafka, con esas comillas (<<...>>) tan horribles en lugar de los guiones de toda la vida, que tanto me gustan. Pero vamos, estos son defectillos nimios comparados con la obra en general.

Y bueno, a pesar a que su autor se acercase después al nazismo y quizá esto se haya recordado más que toda su obra, el libro no deja de ser también una crítica a la guerra, no desde un punto de vista pacifista a lo Gandhi sino desde el de un excombatiente desengañado, porque la novela es, en gran medida, autobiográfica: el propio Céline, como Bardamu, entró voluntariamente en una guerra de la que no le dejaron salir y que terminó arruinando su vida.

"Anduvimos mucho rato. No se terminaban las calles ni los civiles y sus mujeres que nos alentaban enfervorizados y lanzaban flores desde las terrazas, delante de las estaciones y de las iglesias. ¡Cuántos patriotas había! Y luego empezó a haber menos... Comenzó a llover y los patriotas disminuyeron más y más, hasta que al final ya no hubo, en todo el camino, uno solo que nos alentara.

¿Así pues, estábamos entre nosotros? ¿Unos detrás de otros? La música cesó. «En resumen, me dije entonces, cuando empecé a ver cómo marchaban las cosas, ¡esto no es divertido! ¡Hay que volver a empezar!» Iba a largarme. ¡Demasiado tarde! Habían cerrado la puerta, silenciosamente, detrás de nosotros, los civiles. Estábamos atrapados, como ratas."

[...]

"Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón."

ferd.jpg

Escrito por Jarry a las Agosto 2, 2004 05:52 PM
Comentarios

Curioso, en dos días ha salido este tema en diferentes sitios en varias ocasiones y con enfoques distintos.
Saludos

Escrito por odyseo a las Agosto 4, 2004 09:11 PM

¿Ah, sí? ¿Cuál es el otro sitio?

Escrito por Jarry a las Agosto 5, 2004 01:17 AM
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