Navegando por páginas de videojuegos (nota mental, ampliar la lista de links, que hay un puñado de nuevas páginas españolas sobre videojuegos), me encontré un artículo sobre los RPGs.
Es una reflexión interesante, pero que parte de un error de base. Una cosa son los RPG's y otra, los CRPGs, es decir, los RPGs de ordenador.
Los CRPG se inspiraron claramente en los RPGs. Pero tratar de compararlos es un error. No estamos hablando ya de la imposibilidad de conseguir respuesta a la infinita capacidad de decisión que tiene un jugador, sino por el simple hecho que los CRPG no tienen porqué ofrecer libertad, para ser CRPG.
Los CRPG ofrecen su principal atractivo no en ejecutar un rol, sino en llevar a un personaje o varios que van mejorando sus habilidades. De hecho, los grandes RPGs occidentales que formaron el género, como el Dungeon Master, el Eye of Beholder, el Ultima o el Lands of Lore, carecían por completo de libertad de elección. Muchos de ellos en realidad se resumían a un dungeon más o menos disimulado donde avanzabas de forma bastante lineal, mientras la experiencia de la lucha hacía subir de nivel a tus personajes, para poder derrotar así a enemigos más fuertes. Personajes que sí, muchas veces escogías o creabas tu desde cero, pero al final, fueras un Paladín Legal Bueno, o un Asesino Caótico Malvado, tenías que acabar recorriéndote los condenados doce niveles para cargarte al Beholder.
Sí, vale, algunos, como el Ultima, o la saga Elder Scrolls, te ofrecían un panel de juego abierto, pero donde sólo podías progresar realmente si continuabas la historia (o sidequests) impuestos. Sí, podías fingir que en realidad eras un malvado asesino que se dedica a matar a gente por diversión, pero si querías seguir adelante, conseguir las armas mágicas y tesoros, ser recompensado de alguna forma por tu dedicación, tenías que olvidarte de tus principios y resolver altruistamente el quest que el Lord British de turno te ordenaba.
Se da incluso la circunstancia que los juegos que más libertad de decisión te dan, no son de rol. Por poner un ejemplo, el Elite. O el Pirates de Sid Meier (preferiblemente, versión clásica). En ambos, tu elegías que ser. Podías ser un pirata, un bucanero, o un simple comerciante. Y no lo hacías seleccionando una casilla, sino por tus propias acciones. De la misma forma, el Elite te permitía lo mismo, en un entorno espacial (pirata, cazarecompensas o comerciante). En ambos había también un cierto progreso, ya que mejorabas tu barco o tu nave. Si tuviéramos que ser puristas, estos juegos son mucho más parecidos a los RPG que los CRPG.
Pero aquí está el truco. Los CRPG no van de eso. Un CRPG no pretende ofrecer libertad, sino establecer un módulo que los jugadores siguen utilizando reglas de RPG. A veces, con gran capacidad de elección (o, más bien, de distracción), como el Oblivion. A veces, de forma mucho más lineal (como un Neverwinter, o un CRPG oriental).
La libertad de elección sólo es posible si el juego se mantiene en una faceta muy vaga, como el Elite o el Pirates. Donde no hay misiones, ni aventuras, ni dungeons. Simplemente una cantidad de acciones y situaciones muy limitadas que hacen que el jugador elija como comportarse, sin que su decisión modifique el entorno de juego. Porque, cuanto más concretáramos, más consecuencias distintas existieran a las acciones de los jugadores, más se incrementarían las posibles situaciones. Y, evidentemente, en un ordenador dichas situaciones deben estar pre-programadas, y prediseñadas. De forma geométrica para adaptarse a la combinación de distintas actuaciones distintas.
Además, en el momento en que pre-programas los escenarios, tanto en el rol de ordenador, como en el de mesa, deja de ser rol.
Si uno se pasea por las páginas de videojuegos actualmente, y decide mirar los atrasados de hace 3 meses, puede llegar a creer que vive en una realidad distinta. Mientras hace 3 meses, todo el mundo adoraba a Nintendo y hasta los más fanáticos de la PS2 se cagaban en Sony, la publicidad negativa de Nintendo va en auge, y en cambio todo el mundo mira con cierta esperanza la consola de Sony.
La Wii ha decepcionado bastante, no por su calidad como consola, sino por los juegos. Y, en este mundo, las consolas son lo de menos, lo que importa son los juegos. Fue así como la PSX o PS2, consolas menos potentes que sus competidoras, consiguieron ser líderes absolutas de ventas.
Curiosamente, la 360 está tomando un papel mucho más pasivo en esta contienda de lo que parece. Nadie discute sus ventajas, pero tampoco nadie parece apostar por ella. Es casi como si ya perteneciera a la anterior generación, en cuestiones mediáticas.
Después de la novedad del mando de Wii, y en vista de la sequía de juegos y una horrible perspectiva a largo plazo, que augura un retraso importante el el modo multijugador (y muchas dudas de su efectividad tal y como está estructurado) y una más que previsible orientación de la consola a los minijuegos por parte de las 3th party, que dentro de un par de años puede haber arrojado a la Wii de la next-gen, todas las esperanzas, sobretodo europeas, van hacia la PS3.
Y, sí, la PS3 ha pegado un par de buenos ganchos con el Home, la retrocompatibilidad, o la futura previsión de force feedback, como mínimo, en dispositivos como volantes. Pero posiblemente la prensa positiva de deba más a que se haya desinflado la Wii más que por méritos propios. Mientras tanto, la 360 pasa de puntillas, esforzada más en mantener contentos a sus fieles, que a meterse en una guerra de la cual no sabe si podría ganar, o salir escaldada.
Wii:
Inexistente. Última partida jugada, hace un mes. El día 19 y el 26 entré simplemente para responder alguna encuesta en el canal opinión. Hace una semana se fue la luz un rato, y aún no he encendido la consola siquiera para que se ponga en stand-by.
El Wario Ware me entretubo 2 días exactos.
PSP:
Un poco de pausa a los juegos de PSX, a la espera de tener una mejor emulación (aún hay problemas en algunos juegos). El Dragon Warrior VII esperando una nueva actualización que elimine un cuelgue, a unas 10 horas de juego. El Vandal Hearts II ha perdido fuelle al cabo de 20 horas (ayuda el hecho de estar haciendo todas las subquests y mapas). El Vagrant Story, encallado en un dragón antipático que me obliga a rediseñar todo mi armamento.
En lo que son juegos, últimamente al 300. Buen juego, semiencallado en una lucha difícil, después que un bug impidiera matar al enemigo. Tengo que reemprenderlo en breve. Esperando al Burnout Dominator, a ver que tal.
DS:
Abandonada desde hace 4 meses.
PS2:
La joya de la corona. Desde que salió el FF XII, moví la PS2 al lado del ordenador, conectada al monitor, y me agencié un conversor a SVideo (el puerto de mejor calidad, excepto VGA, que admite la pantalla) y me compré la guía. Llevo más de 40 horas de juego. Hacía 3 años que no jugaba de forma tan intensa a un juego.
En breve volveré a postear de forma un poco más regular, y con un poco más de substancia. Cuando me pase el FF XII, supongo...