The place was really neat. One of these intellectual nests, those a little bit tacky but arty enough to look cool. A lot of mirros, all black and red and Erykah Badu blasting the sound system. Super nice sound system and an impressive stage for such a place, I mean, for a ship. It was a ship.
Getting to the back of the stage it is easy to realize why so much care taken in the furniture and all, it is a theater. The dressing room is full with funny stuff they must use for the plays. We leave the guitar there and start with the typical round of stupid questions only germans are able to make a habit. Inquisitive looks everywhere wanting to know your weak points, unavoidable information when you wish to get out alive from this kind of festivals. Too many bands, too many singers, too many egos to satisfy. The singers, they kill me. They look at you as if they had seen the light some time without you noticing. I'm a drummer, moron. I know what studing music means, I know how it hurts to stay hours and hours off self-sacrifice just to have a phony singer looking at me as if he knew better. Seriously, they kill me.
The round ends having been enough to know who's the one to talk and the one to ignore or, if necessary, hurt with some delicate weird fashion of coarseness. Normally I simply ignore the group enclosing the "coarse-deserving" morons and try to go on with the ones that are worth it. This time I just chose to ignore everyone.
The concert went really well. It began with this funny guy and his guitar, playing country songs in a really amusing way. i liked a lot the way he horsed around with the "coarse-deserving" morons without them even realizing he was. I found that brilliant. really cool guy and everything. The band after him simply sucked. They made a break and then this crazy guy with his acoustic guitar and the best acting on stage I've seen in my life goes with his thing. Marvelous, simply marvelous. A concert set as a play, with a beautiful story in between the songs. Really good.
After him, the worst band I've seen in my life with a supposed "World Music" drummer that was world-music-my-ass and barely a drummer, but whatever, the worst was the singer. What a piece of phony moron. An absolut imbecile, let down by his own life and wanting to share it with the rest of us. Don't do that, guys. If your lives are miserable, don't let me know. I don't want to, really. If you cannot share your sadness as elegantly as the good ones, please don't do it cause it makes me sick.
Then we went onstage. It wasn't the best we've ever done it, but at least we weren't even pretending to do it. We weren't saving the world or anything. We just went there and play with all the toys they let us and have a good time. No stupid "I'm a hero" faces, neither poses. We just played.
I think that's the main problem with the most of musicians. They are unable to realize that music is only music. It's only music. It's ok if you love it, if it rules your life, if it's the thing you would die for, what could save the world if treated in its pure state...
But it's only music.
Abrazos per tutti!
Siempre pasa lo mismo cuando apagan las luces: o se callan de golpe o gritan como locos. A pesar de la excitación general de la masa que me hace reconocer ese olor tan peculiar que tiene el ansia de violencia, hoy les ha tocado callarse. Las luces se apagan, lo único que escuchan es un bajo modulando tenuemente por encima de sus cabezas y se callan. Desde la línea imaginaria que divide el túnel de vestuarios y la platea los oigo respirar con furia y un estallido demente acompaña el primer golpe de caja justo en el momento en el que todos los focos de este puto templo de destrucción me enfocan directos a la cara sin hacerme pestañear. Eso es lo que más enciende al público, estos gestos épicos que sólo gente como yo puede hacer, precisamente porque ellos jamás sabrán a qué sabe el desayuno de un héroe. A mí sólo me enciende este ardor descarado justo antes de empezar a abrirle la cabeza a un pobre iluso. Eso y un tema con un flow delirante, algo casi sexual que me haga confundir sensaciones y subir al ring con una erección quimérica que crece hasta medidas inmorales cuando me descubro frente a un tic de novato que, satisfaciendo la hambruna adicta de mi ego, me revela que lo de hoy va a ser un auténtico festín de sangre y sordidez. Dos bandas de goma se separan y me devuelven a mi breve aunque regular hábitat natural de implacable depredador. Y es aquí donde empieza una historia bien distinta...
Ahora todo es distorsión y groove, bombos como rocas y guitarras recurrentemente sincopantes que se engranan para crear un juego de piernas que corteja, conquista y fecunda el miedo de aquél que vió nacer el día perdiendo. Una, dos, tres y hasta mil veces retumba un sonido seco en los parietales de este pobre hombre que, perdido en una isla borrosa, se tambalea con la estúpida idea de no rendirse, de hacer caso a su padre y siempre dar lo máximo. Una pausa en la maquinaría de matadero en la que un ser superior llamado hambre ha convertido mi cuerpo le regala el tiempo justo para recoger sus dientes de la lona antes de que un último golpe termine con esta humillación.
Caerá como una plomada y no despertará hasta después de tres horas de reposo en una cama de hospital.
Y yo no pediré perdón. Tampoco pediré reconocimiento. La gente como yo no hace esas cosas. Nos limitamos a no pestañear cuando todos los focos de este puto templo de destrucción nos enfocan directos a la cara...
Abrazos per tutti!
Nieve en la suela de mis botas y frío, mucho frío. Ante una ventanilla donde me piden que ponga mis pertenencias en ese sobre me siento perdido, desorientado, como esa leyenda del boxeo durante el cóctel de uno de sus homenajes que ve como al estrechar las manos de los que se le acercan, los ojos de estos se escapan por una fracción de segundo y chocan con el temblor irremediable de toda su parte izquierda. Es nada, una fracción de segundo, pero esos ojos recuerdan algo que duele más que cualquiera de los ganchos que le fueron rompiendo los sesos poco a poco. Así me duele a mí ahora la mirada de aquel chico justo antes de volarle la cabeza. Son tantas imágenes que parece una de esas intros que les ponen los del discovery channel a los docus de viajes.
Ellos fuera, esperando. Vamos tío, lo tienes que hacer si quieres ser alguien aquí. Todo el mundo quiere ser alguien aquí, dejar de pasear por estas calles sin nada mejor que hacer que no hacer nada, mandarlo todo a tomar por culo y volar alto. Tan alto como para que nadie tenga que cubrirte las espaldas. En la tienda, con un mostrador como única frontera, en mi mano una pistola y en la suya un libro de botánica que sonó sordo al chocar el suelo, como uno de esos puñetazos que la leyenda del boxeo recuerda. Ese libro en el suelo, empapado en sangre, salpicado de vida. Mi mano temblando, mis colegas huyendo, la poli llegando…
Todo el mundo quiere ser alguien aquí, dejar de pasear por estas calles sin nada mejor que hacer que no hacer nada, mandarlo todo a tomar por culo y volar alto. Tan alto como para que nadie tenga que cubrirte las espaldas. En su mano un libro de botánica. Habría volado tan alto porque jamás necesitó una espalda cubierta. Trabajaría en la tienda para pagarse la residencia, supongo que hasta tendría beca de estudios. En unos años se graduaría y en unos pocos más compraría una bonita casa en la isla. En mi mano una pistola y un sobre marrón abierto en mis narices. Tres monedas y el colgante que ella hizo para mí.
Se acabó. Una sola ala de plomo y estoy atado al suelo para siempre. Hojas como plumas empapadas en sangre, salpicadas de vida. Sirenas, amenazas… miradas furtivas de gente que pasea por la calle sin nada mejor que hacer que no hacer nada. Puñetazos. Tres monedas en un sobre y adiós.
Se acabó.
Abrazos per tutti!
Desde la ventana del tren puedes ver mil ventanitas pequeñas que juntas forman edificios grandes llenos de gente. Millones de cabecitas dándole vueltas a la misma historia. Y es que es mucho más sencillo. La duda es mala cuando supone una barrera y la asunción de la situación de cada uno hace de todo esto una cosa mucho más llevadera.
Camino a casa después de dejarla en el aeropuerto, sin saber muy bien cuando la voy a volver a ver. Pero sé que pase lo que pase, ella va a estar ahí. Incluso si dejo de dudar algún día y decido irme con ella a su sueño de vivir junto al mar a cargo de un albergue por el que van a pasar (seguro) un montón de personas interesantes. Con un poco de suerte, tendremos como huésped a un pintor que pinta el mar con el mar mientras éste le baña las rodillas, un ciéntifico que busca los límites de La Tierra en ese punto en el que la ola deja de ir y empieza a volver y un par de niños que nadie realmente ve. Lo que es seguro es que ninguno de esos huéspedes nos van a hacer falta mientras estemos juntos.
Hoy me ha dicho lo más bonito que me podía decir. Que supo que quería que fuera su novio cuando se dió cuenta de que siempre estaría a su lado y del de sus sueños, que un tío tan innormal siempre estaría ahí. Y lo dice con razón, porque sabe que no me quiero ir, que esto ya no depende de nosotros.
Y yo ahora escucho Mr. Brightside de The Killers y me parece preciosa porque es lejana, muy lejana. Yo he sido ese Mr. Brightside muchas veces y ya ni quiero, ni tengo que serlo. Sigo dudando de muchas cosas, pero de mi amor y de un futuro en el que una chica preciosa jamás estará sola, no.
Millones de cabecitas dándole vueltas a la misma historia.
Y es que es mucho más sencillo.
Abrazos per tutti!
Dando vueltas en la cama, dentro de la cabaña. Hay algo que no te deja dormir. Algo que te está llamando. Una voz. Te incorporas para intentar descubrir qué es. Todo parece transcurrir a cámara lenta. Entumecido, no puedes evitar recordar. La doctora te lo avisó, pero ahora ya sabes que una pastilla entera de idalprem es demasiado.
El sonido de tus zapatillas arrastrándose por el suelo de haya que cubre la totalidad de la casita en la que te han dejado. ¿Para qué? Eso deberías averiguarlo hoy. Eso te dijeron. Hoy. Canturreas una canción a media voz mientras te desplazas demasiado despacio. Una entera es demasiado. Es una canción que no conoces pero que podrías cantar con la intención de una diva, como ensayada mil veces.
Coges un abrigo y abres la puerta. Esa voz, ahora sí que es nítida. Todo está blanco por la nieve que no deja de caer. Empiezas a andar muy lentamente y sin ganas, sedado por la medicación. ¿Dónde estoy?, ¿qué es todo esto?, ¿sigo en la Tierra?. Muchas dudas y muy poco tiempo. Una luz, no, un destello. A lo lejos, desde donde estás ahora puedes ver un destello y oir una voz de niño que parece llamarte en un idioma que no conoces. Te acercas y... ¿qué es esto? Una luz que cubre algo que no puedes ver, o quizás es sólo luz. El caso es que parece intentar aprender a cantar de la forma más bella que has conocido. Es tan bonito que no puedes evitar romper a llorar, abrumado. Es como un trozo de vida en estado puro, belleza frágil pero incorrompible, es todo luz. Es lo más hermoso que has visto nunca y ni siquiera sabes lo que es.
Lo más hermoso que has visto nunca y ni siquiera sabes lo que es...
¿Dónde estoy?, ¿qué es todo esto?, ¿sigo en la Tierra?. Muchas dudas y muy poco tiempo.
Una noche rápida de luces rojas y estrellas que se entornan y se agachan. De cuclillas por alguna calle de una ciudad que sólo recuerdas de los tiempos en los que el neón azul y aquella curva eran tu obsesión.
Muerte en las aceras y chicas que bailan con las sombras, de puntillas. Un ballet tétrico que pierde tus pasos en un compás impar. No muy lejos de aquí hay un viejo que hace capoeira con las manos mientras baila claqué. Cuentan que es muy sabio, aunque sus ojos no opinan lo mismo. Sus cabezas no funcionan como antes, cuando era tartamudo. El tiempo pasa y la samba sigue. El pandeiro y el agogó hace tiempo que discuten y el zurdo tiene que venir a poner orden. El viejo ataca con más fuerza a su capoeira y la noche nos empieza a decir adiós. Una tenue luz verde los hace desparecer, el cielo se vuelve violeta y el deseo siniestro. Nadie sale vivo de aquí.
Me muevo a grandes pasos. Corro, paro, toso, me, pierdo, vuelvo, te, quiero, tengo, que, llegar, sudo, acelero, me, giro... Nadie sale vivo de aquí.
La curva me encuentra y el neón azul se rie de nosotros. ¡Corre! Ni se te ocurra mirar atrás. No quiero otra estatua de sal que despierte con la luz del Sol y aniquile a los míos cuando vuelva del colegio.
El tiempo acaba y yo me echo a dormir junto a ti. Mi mejilla entre tus pechos y una gaviota que me canta una canción que dice que esta ola no respetará ni los límites ni la naturaleza y nos mojará los pies.
"Are you peeking in the mirror
perforated at the neck
what of this mongrel architect
our broken armor soon will set
past present and future tense
clipside of the pinkeye fountain... now I'm lost"
Abrazos per tutti!
Ahora.
Ahora que eso que rige el destino me pide que me siente, que reflexione y respire hondo. Ahora que me pide que piense las cosas dos veces y decida con sabiduría.
Ahora.
Ahora es cuando me voy a liar a patadas con la vida y saltarle los dientes hasta que la lengua le sepa a tacón.
Hasta que sangre.
Ahora.
Abrazos per tutti!
Pela las papas y dales forma de bolitas. Fríelas en una sartén con aceite y 8-10 dientes de ajo sin pelar. Cuando estén doraditas, tápalas con papel de aluminio y llévalas al horno durante 10 minutos. En otra fuente de horno pon la berenjena cortada en fetas con un poco de aceite y sal. Para preparar la salsa de tomate, pica la cebolla y trocea los tomates. En una sartén con un poco de aceite pocha la cebolla y el tomate. Añade una pizca de sal y azúcar. Deja cocer.
Con un extractor de bielas, aprieta primero las roscas externa del mismo sobre la biela hasta hacer tope, y después aprieta la rosca interna hasta extraer totalmente la biela. Con la llave de pedalier de media luna afloja la contratuerca de la cazoleta, para después con la llave de pitones sacar la cazoleta de la caja de pedalier.
En este momento, tensa cada tornillo con la llave de afinar "en estrella", mientras presionas el centro del parche con la otra mano y si das golpecitos con una baqueta o un dedo en el centro del parche, podras oír como cambia el tono a medida que tensas el parche. Cuando te aproximes a la tonalidad deseada, es necesario rematar la afinación apoyando ligeramente el dedo índice de tu mano libre en el centro del parche y golpeando dulcemente con una baqueta o un dedo de la otra mano en la proximidad de cada tornillo. Si fuese necesario, corrige con la llave de afinar tensando o destensando hasta obtener la misma nota frente a cada tornillo. Debes ser paciente, ya que este ejercicio requiere de una cierta práctica.
Estas reglas, respetadas por la mayoría de los pilotos, tienen excepciones en ocasiones tales como certámenes, campeonatos o festivales, en los cuales, los organizadores solicitan expresamente autorización a las autoridades aéreas para sobrepasar los limites de altura, en los hilos, autorizando volar a alturas que superan muchas veces los 300 m, obtener fotografías, etc., pudiendo ser realizados, a veces, dentro del radio de seguridad de 5 km. en torno a aeródromos.
El sentido común debe ser aplicado en ausencia de legislación, pues no olvidemos que las armaduras de fibra de carbono son conductoras de electricidad y de ondas sonoras, pudiendo distorsionar comunicaciones vitales entre naves en vuelo y centros de control en tierra y reproducir artefactos en pantallas de radar.
Cierras la puerta del piso y, distraido pensando en todo lo que debes hacer hoy, bajas al garaje. Tarareando el último tema que sonaba en la radio, abres el coche y lo pones en marcha, giras el volante y sales de tu plaza. Pulsas el botón izquierdo del mando a distancia justo cuando el bombo acentúa esa figura del tema que suena en el cd y la puerta se abre. Aceleras levemente para incorporarte a la calzada y, de repente, por delante del coche pasa una bicicleta a toda carrera. El ciclista te mira con cara de mala leche y tu te incomodas por un momento, entre otras cosas porque no entiendes el por qué de esa cara.
Suena el teléfono y es Lisa. Charlais un rato sobre los problemas de cada uno aunque ella parece tener más. Ella siempre parece tener más. Te pregunta sobre aquello y respondes que el domingo. Ella dice que no puede y tu dices que qué pena. Empiezan las despedidas porque ella tiene que continuar con lo suyo y tú deberías empezar con esto. Cuando vas a pulsar el botón con el telefonito rojo el contador marca diez minutos y dieciocho segundos. Miras al reloj y son las diez y dieciocho. Mirarás el reloj tres veces más ese día. A las once y once, a las catorce y quince y a las diecinueve y diecinueve.
Abres el grifo y dejas el agua correr hasta casi llegar al borde de la bañera. Poco a poco dejas que el agua te acaricie, relajando tu piel y músculos hasta que te dejan en otro mundo. Un mundo de esfumato extremo en el que una mota de polvo flotando en el agua puede hacerte creer con su devaneo que el fondo de la bañera se mueve. Es sólo un efecto óptico, pero si enfocas el contraste mota de polvo fondo de la bañera jurarías que la bañera se está moviendo bajo tu culo.
Un día de éstos vas por la calle con mucha prisa porque no llegas. Intentas ir lo más rápido que el cuerpo te permite sin prestar mucha atención a lo que ocurre a tu alrededor. Sudas y tu corazón se acelera y se acelera. Los nervios se están mezclando con el esfuerzo y una gota de sudor te impide ver que en ese mismo momento un coche sale de un garaje y casi te atropella. Después de sobresaltarte con el estruendo del frenazo mezclado con la música a todo volumen miras al conductor con cara de mala leche y sigues tu camino. Él te mira como no dando crédito, incómodo. Otro hijo de puta que no respeta a los ciclistas.
¡Ay, chica. No sé!. Es que yo soy muy de respetar, pero esto me queda grande. Es que no lo entiendo. Y esa manía que tienen de poner bombas por todas partes, me parece de una falta de civilización. A mi me parece que un cristiano decente no haría algo así. Para mí que lo que quieren es imponerle su religión a todo el mundo. ¿Cómo que no? Y como tienen a los pobres judíos en Israel. Anda que también los judíos, pobre gente, con la de cosas malas que les han pasado y parece que no termina nunca. Primero con los nazis y ahora con los moros estos ¡Normal que hagan un muro!
No, no. No me malinterpretes. Lo que digo es que el Dios cristiano es un Dios bueno. Los cristianos no tenemos tantas obligaciones. Si con ir a misa cada domingo ya vale. Que sí, hombre, que sí. Si a mí me ha dicho el padre Alonso que con ir a misa y ayudar un poco con lo del cepillo Dios ya está contento porque ve que te interesas por los tuyos. ¡Anda! Y la cantidad de cosas buenas que hacen con ello. Los pobres niños en África, sin una fe o un algo en lo que creer. Pobrecitos míos. Con lo del cepillo les hacen escuelas donde aprenden a rezar y a hacer las cuentas y todo eso. Si está muy bien, mujer. Créeme.
¿Y tú has visto como tienen a las mujeres en esos sitios?. Las pobres, sin derecho a nada. Sin la posibilidad de ascender en la sociedad. Sin la posibilidad de ser alguien. Qué penita me dan. ¿Yo?. Hombre, pues yo ama de casa de siempre, porque en aquellos tiempos ya sabes tú que estaba muy mal visto lo de que las mujeres estudiaran y demás. ¡Menudas pelandruscas se volvían! Fumando y todo. Un escándalo. Luego lo de salir por ahi. ¡Quita, quita, quita!.
Ahora es otra cosa, las chicas salen por ahi y hacen sus cosas como todo el mundo. Ahora es muy distinto. Estudian sus carreras y usan los ordenadores y todo. La Juli, la pequeña de mi hijo, por ejemplo, ésa ya maneja el ordenador como si fuera una singer. ¡Que sí! Si tiene un blon y todo. ¡Ay, Mari, que atrasada estás! Pues el blon es como los diarios que escrbíamos nosotras en nuestra época pero en el interné. A mí lo que no me gusta es que eso lo puede leer todo el mundo... ¡y a saber qué escribe! No creo que nada indecente, porque la Juli ha salido a mi Antonio, es muy maja y muy buena gente. No, eso no. A misa va poco. Dice que eso de la fe es una tontería. Bueno, pero la Juli es que es un poco especialita. Sale por Lavapiés y va a comer a sitios de esos de los moros. Yo no sé cómo puede tener estómago para eso... Pero bueno, chica, ¡la juventud ya se sabe!.
Bueno, y cuéntame, qué tal le salió a la del Santos lo de la cadera, porque anda, que ésa también. La pobre, cada vez que quiere salir a hacer...
- A mi abuela.
¿Te acuerdas de cuando jugábamos en el jardín de la comunidad, el que estaba justo detrás de la piscina?. Cómo nos lo pasabamos. Qué tardes nos tirabamos tú y yo haciendo el gamba con las pistolas de mentira y las cajas de cartón convertidas en tomcats de última generación, con sus luces rojas a base de botones de la caja de costura de tu madre y sus controles a base de joysticks del spectrum. La cantidad de malos que matábamos y cómo nos íbamos a casa con la frente alta, muy alta, después de la escabechina de cada dia, después de cumplir con nuestro deber.
Que lástima que llegara aquella guerra y me hiciera ver que lo de matar gente no estaba bien. Pero aún peor fue que tú no te dieras cuenta. Eso sí que me hizo daño. Porque entonces tú seguiste jugando con las pistolas y las cajas hasta que dejaron de ser de mentira y de cartón. Yo empecé a montar en bici y a hacer karate. Tú empezaste a vestir raro y a decir chorradas que ninguno de nosotros comprendía. Te cortaste el pelo y, cuando nos llegó la edad, todos pedimos prorroga de estudios. Pero tú no. Tú querías hacer el servicio militar y casi me pegaste cuando te dije que yo iría a la cárcel con la frente muy alta antes que coger un arma u obedecer ordenes de un sargento. Creo que esa fue la última vez que hablamos. Después vino cualquier otra guerra y tú te fuiste para allá. No volví a saber de ti.
A menudo paso por donde tu casa y todavia hay veces que veo a tu madre. Allí, la pobre, toda sola. Orgullosa, eso sí. Supongo que mirará tus fotos y cualquier medalla y papel firmado por el Rey que le mandaran. Supongo que se acordará de ti y de mí y de cómo jugabamos allí, por donde detrás de la piscina. Seguro que se sonríe cuando se acuerda de tu corte de pelo y tus tonterías y tus ideas locas sobre el mundo. Seguro que se acuerda de las tonterías que decía yo cuando iba a cenar a tu casa, porque cuando nos cruzamos me mira con esa cara de c´est la vie que no puedo soportar. Me mira como dándome la razón, como ese entrenador de lo que sea que saluda a su contrario como queriendo creer en su sistema aún habiendo perdido. Se ve que le ha servido de mucho que su hijo fuera un héroe...
¿Un héroe para quien, gilipollas?
Pobrecito. Que obvio es tu destino con ese traje color gris-alma. Ese alma que ya no tienes, que un dia se te quedó en el camino a la gloria. Esa gloria que te vendieron como independencia financiera. Ese privilegio que te contaron en tu escuela de económicas, ser uno de estos 19, señores, ésa es su meta. ¿Cuánto te costó aquella cuenta? ¿cuánto le costó a aquel tipo convencerte de que lo más apropiado era renegar de una vida para ser capaz de codiciar, de desestimar tu dignidad en la lucha por este caldero por el que otros ya te atropellaron?
Pobrecito, de verdad. Aunque no lo creas y las lunas tintadas de tu BMW te lo impidan ver. Pobrecito. Cuánto miedo detrás de esa coraza de Armani. Cuánto miedo a que se te vea la falta de fé en el dosmásdosigualacinco. Cuánto miedo a mostrarte como deberías ser y tu abuelo que de la vida sabía mucho siempre te lo decía pero mira que eres tonto y nunca le hiciste caso. Cuánto miedo a errar. Cuánto miedo a perder todo lo que tienes, porque todo lo que tienes está en un papel con ceros que no son tuyos y códigos que no entiendes y nombres que no conoces.
Pobrecito. Al lado de esa mujer que es la más conveniente para tus planes de futuro, la que te quiere y te apoya pero no te convence pero tiene que ser ella porque quién si no. Que pena me dáis con esa cara de pocos amigos, luchador y ganador hasta en la derrota. Esa cara de me voy a comer el mundo con vuestras ilusiones de guarnición. Esa cara que huele a muchas noches en vela, a estrés, a visitas al baño en medio de la noche y el dia y en el bar y en la oficina. Ese café de maquina y esas horas de metro y autobus y esa luz de flexo que tanto has tenido que sufrir para estar donde estás.
Ahora mirate al espejo y dime que no llevo razón, que no ves el abismo que te acosa con los ojos de un diablo que serás. Dime que no y te dejaré en paz. Te dejaré en paz porque ya dará igual, ya estarás perdido. Perdido. Asustado. Evasivo... Fóbico.
Como otros muchos que vendrán despues de ti. Como otros muchos que ya se fueron.