Intento hacer un balance de mi estado de ánimo y me salen cosas muy raras. Acabo de llevar a Saartje al aeropuerto y ni siquiera he sentido pena, creo que tengo tan asumido que nuestras vidas van a estar separadas a intervalos durante un tiempo que ya no me da pena. Supongo que esto es lo que se llama superar las cosas. Me alegro.
Tuvimos una charla interesante por un incidente mio con un alemán, primo de un conocido. Me dice que estuve muy borde con él y yo intento explicarme. Quizás demasiado contundente la explicación, pero sincera que es lo que importa. Le digo que lo más me duele y agria el carácter hoy día es no tenerla cerca y que si no la tengo cerca es por una sociedad cruel en la que la integración te muestra dos caras, la digna e imposible y la que sigue un humillante proceso en el que agachas la cabeza al ritmo que tus pantalones bajan y tu decencia se va perdiendo con cada paso en ese camino. Yo elegí la primera porque es la que me queda como ser humano con recursos y principios. Nadie ha abusado de mí en la vida y no va a empezar a hacerlo un maldito comesalchichas. Me dice que soy muy orgulloso y yo le digo que no, que yo lo que soy es muy digno (en el mejor sentido de la palabra).
Me dice que el resto de los alemanes no tienen la culpa de lo que me pasó a mí. Yo le digo que lo sé, pero que me respete cuando no quiero ser agradable con un alemán al que acabo de conocer y al que, por cierto, no tengo ningún interés en conocer. Le pido que me respete mi resentimiento y, por qué no, mi odio hacia ese pueblo. Que les jodan, le digo. Que les den por el culo a todos y mueran. Mi país también tiene una historia de mierda y aun así sabemos divertirnos. Me mira con esa cara que tienen a veces los europeos. Esa de no saber lo que siginifica la corrupción y el terrorismo, de no saber lo que significa que abusen de tí. Esa cara de viaje de placer.
Pero ante todo la quiero y por eso intento comportarme aunque no me sale.
Y en estos días de calendario de talita y gala de inocente inocente, en las que se recauda dinero para la gente con problemas, entramos en un Rodilla y un niño con síndrome de Down me mira con una sonrisa de oreja a oreja y me grita "¿¡Y TÚ QUIÉN ERES!?" dando pie a una conversación maravillosa. Me parece que Gloria Fuertes tenía razón con eso de que el mundo está del revés. Si un niño como Lucas, todo inocencia y sonrisa, es considerado una persona con problemas no sé a dónde vamos a llegar.
Por cierto, me cago en los pop-unders.
Abrazos per tutti!
Una idea (poco) original que BoZ tuvo a eso de las Enero 2, 2005 04:45 PMEstoy de acuerdo contigo. Si no optamos por la vía de la dignidad estamos más que perdidos. Y punto.
Por cierto, que mi hermana ha trabajado (cosas de la vocación, que yo comprendo) con niños como Lucas casi toda su vida y es una verdadera maravilla. Es cierto que el mundo está el revés, sí.
Esto lo dejó caer por aquí Warrior más menos a las Enero 2, 2005 06:58 PMBueno mi tía también es retrasada, y en cambio mi otra tía no lo es, pero es una hija de puta... el mundo está al revés, toda la razón te doy..
Y el pop-under, con el pop-up killer del mozilla o del explorer arreando que vamos...
Esto lo dejó caer por aquí Azid más menos a las Enero 3, 2005 03:16 PM