El japonés muy bien, carísimo, pero bien. Luego también pude beber mucha cerveza (suerte de encontrar gente que le guste, caso raro!) y finalmente no nos decidiamos donde ir. Yo lo tenía claro, pero no hubo manera de convencer. Así que nos llevaron a un sitio gratuito, no llegamos a entrar, pero delante había un almacen donde tenian montada una rave reagge, así que sin pensarlo demasiado, de cabeza. Y bastante guapo, echaba de menos ese tipo de ambientes.
Apenas iluminado, altavoces rebentando los oidos, chocolate de los vecinos, buen rollo y más cerveza.