Merecía salir a la calle, hacía sol y en casa se estaba demasiado en silencio.
Bajé a la plaza, a tomar una caña en el bar y a observar el ir y venir de la gente. Era un sitio frecuentado pues la estación cae cerca y hoy era de esos días que más se nota.
Observando la multitud, vi una chica joven, de unos veintitantos, con una gran maleta azul marino que se había sentado en la escalinata al otro lado del lugar.
Siempre llama la atención ver una persona joven con una abultada maleta, hace que te preguntes si va a realizar un sueño o si viene de uno roto o acabado, más cuando se trata de una chica: Una chica sola con una maleta siempre llama la atención.
Pasaron leves instantes hasta que me dí cuenta que no se sentó por espera o por cansancio, sino por tristeza, de sus ojos caían pequeñas lágrimas que ni llegaba a ver desde donde estaba sentado. Me quedé helado, todas las ideas de un sueño se habían cambiado por otras más catastrofistas, una huida o en el peor de los casos, un rechazo. No me atreví a levantarme a decir nada, del nerviosismo me llevé el vaso a la boca y ahí se quedó mientras observaba.
Cruzando, una joven pareja, posiblemente de origen centroeuropeo. Ella, de tez blanca y pelo largo, rojizo, llevaba un recién nacido, dormido, en una mochila delante del pecho. El, cargando con las bolsas, sin afeitar, pelo largo, pero sonriente, les seguía.
Ella, cuando se cruzó con la chica de la maleta, se paró y se quedó mirándola unos segundos. Hizo un movimiento de llevarse la mano a la mochila. Pensaba que sacaría un pañuelo para ella. Pero no, saco al bebé de esta y se lo ofreció en brazos a la chica. Se me atragantó la cerveza. A la chica le cambió la cara, cara de sorpresa y de felicidad, no solo le estaba acercando su hijo ¡Sino que se lo estaba dando para que lo sosteniera en brazos! Aquel gesto le cambió la cara, a mi también.
Comprendimos que la felicidad puede ser muy relativa y motivos para seguir adelante no nos van a faltar. Y enseñándole aquello que le daba tanta felicidad a la madre, ella entendió que aun quedan muchas cosas que la vida puede ofrecerle y no debería renunciar a esta. Vaya donde vaya con la maleta, no debe renunciar a esa búsqueda.
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Idea original: Alfonso Levi (Escuchada en Rac1 - Problemes Doméstics)
Transcripción, adaptación y modificación propias
Posted by mikel at Abril 14, 2005 04:56 PM