No sé si Boda Real va con mayúsculas, pero yo lo pongo. Así hasta parece que la Boda Real es más Real.
Hay que ver. La que se había armado durante tantos meses en Madrid para esto. Ciertamente, no me gustó nada la boda (Boda), pero es que además estoy en contra de este tipo de celebraciones por todo lo alto con el dinero que no es nuestro.
Y no quiero decir con esto que el principito y la futura (ahora ya no futura) princesa hayan venido a mi casa a por un poco de caridad pero, que yo sepa, sus palacios, su sueldo y lo que comen cada día es gracias a los españoles de a pie. Gracias a los españoles de a pie y al trabajo de éstos. Que no es poco.
Y lo celebran por todo lo alto. Con centenares de millones invertidos. Y encima llovía y poco o nada se pudo ver de aquél Madrid que el alcalde, señor Gallardón, pretendía de su ciudad. Aquel Madrid grande y hermoso que podrían comtemplar más de un millar de millones de espectadores. Llovía mucho y el día estabá triste o enfadado. Era como un presagio. Y poco se pudo ver de esa gran inversión de millones de los contribuyentes. Pero se esperaba un gran presencia de público. Y llovía. Y había tanta presencia policial que, incluso, dificultó el acceso a las personas que se decidieron hacerlo. Aunque llovía. Aunque muchos de ellos habían contribuido económicamente en mayor o menor medida a dicha celebración. No tenían derecho a acercarse. Porque es sólo para la Jet Set. Sólo para los elegidos. No importa que tú hayas contribuido sin quererlo. No eres del grupo elegido y no tienes derecho a acceder.
Realmente, pienso que todos haríamos lo mismo. Como el dinero no es nuestro, pues celebremoslo a lo grande. Así, sin ningún tipo de remordimiento ni reparo. Porque nosotros nos lo merecemos todo. Porque tenemos sangre azul. Mi padre tiene sangre azul. Mi abuelo tenía sangre azul... y nos lo merecemos todo. Así. Da igual el siglo en el que estemos y que la figura de la familia real haya quedado en poco más que algo representativo y testimonial de los tiempos allá. Seguimos teniendo sangre azul. Y eso es lo que importa.
Viviremos en un gran palacio y disfrutaremos de todos aquellos que tenemos desperdigados por la geografía española. Comeremos grandes manjares y viajaremos por todo el globo en calidad de máximos representantes de la ciudadanía española. Y nuestros hijos harán lo mismo. Y nuestros nietos. Y los hijos de nuestos nietos. Porque tendrán sangre azul. Y se lo merecen todo.
Cómo siempre. Habrá opiniones para todos los gustos acerca de este tipo de celebraciones pero yo me decanto por pensar que es un acto harto a destiempo y sin ningún tipo de sentido en los tiempos en los que estamos. Más teniendo en cuenta ese despilfarro de recursos para lucir tipo ante los demás. Más cuando nos hemos ganado ese previlegio simplemente por quién somos o quienes son nuestros padres.
Un saludo.