Voy en el autobús, como cada día. Una mujer accede al autobús, con paso torpe, pero firme.
Siempre la miro, y le cedo mi asiento. Ella me sonríe, y sin hablar me da las gracias: algunas mujeres hablan con la mirada.
Yo, de pie, la miro y le asiento con la cabeza. Le sonrío también.
Me agarro con fuerza a la barra del autobús, para no caerme.
Igual que ella se agarra con fuerza a la vida, para no caerse.
Ella tiene cáncer: se está muriendo: le queda apenas 4 meses de vida.
Lo sé porque tiene la misma mirada que tenía mi abuela antes de morir, de cáncer.
Ella mira por la ventana. Viene de la quimioterapia. Se ajusta su peluca marrón, con sus manos sin fuerza aparente.
Luego vuelve a colocar sus dos manos sobre su falda, entre lazadas.
De vez en cuando me mira, pero no me dice nada.
Yo quedo allí, agarrada a la barra roja del autobús.
El conductor frena de repente. Y toma las curvas de una forma muy extraña.
Los demás viajeros se quejan, protestan. Pero la mujer mira por la ventana. Contempla la ciudad: para ella protestar por eso es una tontería.
Porque a ella se le está escapando la vida, sin embargo, ella la agarra con fuerza, la agarra, pero se le está escapando.
Y para ella esos frenazos y esas curvas, para ella, eso: la hace sentir viva.
Y a mi me hace sentir viva mirarla.
Cuando los ojos se me inundan de lagrimas miro hacía otro lado.
Entonces, intuyo su mirada, a través de esos dos mechones de pelo artificial que le tapan la cara.
Y me giro. Y la miro.
Y le sonrío como puedo.
Y llega su parada. Y se pone de pie. Y con la cabeza, me hace un gesto, como cediéndome ahora, el asiento a mi.
Me siento en el asiento que hace segundos ocupaba ella.
El calor que ha dejado en el asiento me da calor.
Es, como si antes de haberse ido, me hubiese dado un fuerte abrazo.
Me gustaría devolverle, en verdad, ese abrazo.
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Hace 5 días que la mujer no sube al autobús.
Me empiezo a preocupar y a pensar en positivo: habrá cambiado de Línea.
Habrá dejado de tomar quimioterapia, estará mejor.
No quiero pensar en que esos 4 meses se han convertido en 4 días.
No quiero pensar que no volveré a cederle mi asiento.
NO.
Aunque de igual te lo dijo eigual a las 11:43 PMHola, me pasas el codigo para poner abajo a la derecha la imagen esa de deja de mirarme y comenta?
mandamela a rogemadrid(arroba)gmail.com vale?
Gracias :)
Escrito por: Rogeman, el Lunes, 12 de Marzo de 2007 a las 11 PM...a mi también a veces se me aguan los ojos y tengo que respirar hondo...
hace casi tres largos años que me leo tu blog, lo encontré una noche, o ya madrugada, de esas q no te ubicas y el sueño te abandona...y bueno sufría una crisis existencial, y cada palabra tuya, esa noche me hizo sentir mejor, aunque el relato recuerdo era triste, pero me hizo sentir tristeza por tus palabras y me olvidé de lo que me pasaba a mi unos minutos antes...desde entonces cada noche aquí me tienes leyéndote, extrañándote cuando te has ausentado porque has necesitado tu espacio, porque también como todos tus lectores sueles tener momentos malos, no podría decirte que eres la mejor escribiendo porque no soy quien para decirlo, pero puedo decirte que me gusta lo que escribes, que me gusta más que todo lo que hasta ahora he leído, y que por eso te agradezco...por hacerme olvidarme de mi vida por un segundo y por escribir como lo haces...tenía que decírtelo algún día... recibe un abrazo por todos los montones que he querido enviarte alguna vez y no lo hice, sin que tu supieras yo te los debía...que tengas mejores días, hasta luego.
Escrito por: nad, el Martes, 13 de Marzo de 2007 a las 09 AM