Legislar sexo contra sexo suprime la igualdad ante la ley que proclama la actual constitución.
En la constitución mujeres y hombres somos ciudadanos con iguales derechos y deberes, modificar esta situación (aparte su incierta constitucionalidad) llevará a la decelaración de los matrimonios y tendencialmente podría llegar a desarraigar el matrimonio heterosexual a plazo largo.