EL PERIODICO 20/05/2004
Agentes de la Unidad de Subsuelo de la Policía Nacional sellan la tapa de una alcantarilla en las proximidades de la catedral de la Almudena. Foto: JON BARANDICA
Carlos de Inglaterra acudirá en representación de Isabel II
Los republicanos convocan actos de protesta
El protocolo desaconseja el paraguas y opta por el toldo
La transmisión del enlace llegará a 1.200 millones de personas
La corte es la tele
MAYKA NAVARRO / MARGARITA BATALLAS
MADRID
La Policía instalará arcos detectores de metales en las principales calles que desembocan en el recorrido del cortejo nupcial. En el resto de vías, hasta sumar más de un centenar, agentes equipados con detectores manuales de metales filtrarán y controlarán a los centenares de miles de personas que el sábado pretendan presenciar en vivo y en directo el paso de Felipe y Letizia.
A sólo dos días de la boda, nada se deja al azar. Los responsables del dispositivo de seguridad del enlace han diseñado un sofisticado enjambre de filtros que obligará a todo el público asistente, sin excepciones, a someterse a algún tipo de control policial. Por tanto, el que quiera un buen lugar desde donde presenciar el paso de los príncipes tendrá que madrugar, porque las colas para acceder al paso de la comitiva se auguran bastante complicadas.
FILTROS PARA TODOS
Diferentes responsables policiales consultados ayer por EL PERIÓDICO explicaron que los filtros serán "exhaustivos y para todo el mundo". Durante la reunión que se celebrará hoy por la tarde en la sede del Ministerio del Interior se decidirá, entre otros flecos pendientes, a qué hora empezarán a funcionar los filtros. Se estima que si el centro de Madrid ya se cierra al tráfico en la madrugada del viernes, los controles deberían empezar a funcionar en las primeras horas del sábado, justo cuando se instalen los arcos detectores y se desplieguen todos los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), responsables del primer cordón de seguridad.
Para fortificar toda la zona afectada por la boda, los responsables de seguridad han tenido que alquilar un número significativo de arcos detectores, así como de aparatos manuales. El paso bajo el arco no impedirá que cualquier agente pueda requerir a un ciudadano que le muestre el interior del bolso o mochila, o que le invite a ser cacheado in situ.
El dispositivo está diseñado no sólo para garantizar la "seguridad" de los novios, sino de los cientos de miles de personas que presenciarán el cortejo. Para ello, sus responsables han dividido el paseo nupcial en seis zonas, tres a cada lado del recorrido, en las que se instalarán sendas unidades multidisciplinares.
Es decir, en palabras de un responsable policial, unidades de emergencia en las que estarán presentes responsables de la Policía Nacional, la Policía Municipal, los bomberos de Madrid y los servicios de emergencia del 112, que instalará un hospital de campaña. Estas unidades también dispondrán de una unidad de denuncias y vehículos para el traslado a la comisaría de los posibles detenidos que pueda haber durante la celebración del enlace.
La seguridad también afecta al subterráneo. Durante tres meses, más de un centenar de agentes de la Unidad de Subsuelo de la Policía Nacional han recorrido e inspeccionado los más de 25 kilómetros de galerías de servicios y colectores que se encuentran bajo la zona afectada por la boda. En este tiempo han elaborado unos denominados mapas de riesgo y horas antes de la boda se encargarán de sellar algunas de las 2.000 salidas a superficie que existen entre arquetas, pozos, cloacas y demás entradas al subsuelo.
Este impresionante dispositivo, en el que participan cerca de 20.000 funcionarios, no terminará tras la boda. Hasta que el último de los invitados de los denominados vips abandone Madrid se mantendrá activado el denominado gabinete de crisis, ubicado en la Jefatura Superior. Un gabinete que recibirá en directo todas las imágenes que graben las cámaras instaladas en el recorrido. Así, los hoteles de Madrid que hospedarán a miembros de casas reales invitadas dispondrán de unidades de UVI permanentes y de un durísimo dispositivo de seguridad que, literalmente, ha convertido estos establecimientos en fortificaciones.