Todo empezó con una llamada de SuperJ (antes SuperPijo) en la que me decía que se iba a Roma por unos 40€ ida y vuelta desde Santander, con Ryanair. Para alguien que vive en Palencia (a menos de dos horas de ahí) está de PM, no como para los de Madrid... Pero bueno, mi acto reflejo al oír el precio fue decir “¡Yo también quiero!”, así que me añadió a la lista. Íbamos cuatro gays y dos heteros, qué emoción.... No por los gays, si no por cómo iban a acabar los heteros! Pero no, los armarios de madera de encina del Monte El Viejo de Palencia hizo que los cuatro maricones tuviésemos que ir de incógnito... Casi fue más divertido así, porque no hubo posibilidad de ligoteo saliendo de juerga, ya que Roma no tiene marcha! Si alguien conoce dónde está... iba a decir que me lo cuenten, pero es que como no me lo voy a creer: quiero una fotografía firmada por un notario, con la hora y el día en el que fue tomada.
Antes de continuar, voy a organizar las cosas cronológicamente, empezando por la salida de Madrid. Viernes 14h 15min: yo esperando a un amigo de SuperJ para que me viniese a recoger, ir a buscarle a él y a otros dos a Palencia y continuar hacia Santander. El embarque cerraba a las 20h 00min. Había tiempo de sobra para que si tuviéramos cualquier imprevisto, llegásemos a tiempo, pero no para que sucediesen todos los imprevistos posibles en un mismo viaje... (sólo faltó un pinchazo!). Para empezar, el amigo de SuperJ llegó tarde, pero vamos, que yo pensaba que me había dejao abandonao... No apareció hasta las 15h 30min. Llamamos a SuperJ para decirle que se agenciasen otro coche, que no nos daba tiempo a pasar por Palencia, que íbamos directamente por la A-1 hasta Burgos. (Así ahorrábamos media hora) Después de este incidente , todo vino seguido atascos a la salida de Madrid, en Somosierra, a la entrada de Burgos, a la salida de Burgos y en la zona de Campoo, lluvia en el norte de Palencia, niebla al pasar Reinosa, lluvia otra vez desde Torrelavega al aeropuerto... Vamos, lo mejor para tener prisa.
Nunca me había estresao tanto conduciendo... Unas burradas hice... El nuevo tramo de la A-67 de Aguilar de Campoo (Palencia) a Reinosa (Cantabria) en 5 minutos. Mejor no hagáis cálculos para averiguar la velocidad... Llegamos al aeropuerto a las 20h 10 min. Ahí estaba SuperJ esperando para aparcarnos el coche y que nosotros fuesemos corriendo a facturar, donde estaban presionando el resto del grupo a la azafata para que esperase. Primera prueba superada.
La siguiente prueba fue la que superó el piloto. No sé si la tormenta que nos acompañó durante el viaje era grande o pequeña, pero digamos que el avión se movió más de lo que me hubiese gustado... En él íbamos una curiosa mezcla de Santanderinos, Palentinos y algún perdido de Bilbao, Asturias e incluso Galicia. En el autobús del aeropuerto militar de Roma al centro de la ciudad cogimos con algunos de éstos. Sobre todo con un chavalín de ojos azules... Qué bueno que estaba el cabrón, y cómo íbamos preparando el terreno, mientras éste se preparaba el calimocho con sus amigotes (sí, en el autobús!). Ahí fue cuando los gays empezamos a hablar en clave para que no se enterasen los heteros ni uno de los gays...
Resulta que uno de los gays no sabía que en el grupo había tres más, ni mucho menos que sabíamos que él lo era. Para que no me vuelvan a llamar bocazas, mejor no lo explico... Aunque si yo lo sé, es por culpa de otro bocazas... Pero bueno.
Al llegar a la estación de Termini, fuimos a buscar el hostal donde íbamos a dormir por 18€ la noche. Ilusos... Fue imposible localizar al tal Andrea que tenía nuestra ciber-reserva, así que acabamos en el hostal-casa (bueno, sólo casa) de un tal Aladino. El acojone nos entró cuando vimos huir de ahí a unos asturianos que iban con nosotros en el avión... Pero bueno, nos atrevimos a entrar. El hombre nos enseño la casa.. empezó por la cocina y ahí se quedó. Le dijimos que por qué no seguía... y respondió “Ayer durmió uno encima de la mesa, hoy podéis dormir dos y el resto en la entrada”. Era la una de la madrugada y no teníamos otro sitio a donde ir... Pero también huimos. Después de recorrer todos los hostales cercanos a Termini, acabamos a las tres en un hotel pagando 50€ la noche.
Al día siguiente nos pateamos medio Roma viendo monumentos y a la vez buscando hostal. Todo completo, así que acabamos durmiendo en un convento... Estaba bien, teníamos capilla, biblioteca, las monjas nos hacían la cama... No era mucho más barato que el hotel, pero no había otra cosa.
La ciudad me gustó mucho, volvería encantado. Los italianos.... me los imaginaba mejor. Igual es por mi gusto raro, que en cuanto un tío se me pone fashion deja de gustarme (e incluso me da asco), y ya sabéis lo modennos que son los italianos... Aún así hubo que utilizar nuestro lenguaje en clave para fichar elementos, que más de unas risas nos echamos por lo indiscretos que éramos.
También fue muy gracioso el momento farmacia. Dos de nosotros dentro, pidiendo algo para parar la cagalega. El resto fuera gritando “Condoni forte, Durex, molto sabori” y cualquier gipipollez que se nos ocurriera. Con ese show fuera, cuando SuperJ dijo el “duyuespiquinglis” la farmacéutica (una señora de cierta edad con cara de muy mala uva) se cruzó en banda y dijo que ahí sólo se parlare italiano. “¿Y cómo le explico yo a esta que me cago por la pata abajo?” dijo uno, y el que estaba a su lado se gira, mira a la farmacéutica y la dice “¡Molto cagare!”, a lo que la señora contesta gritando “¡Diarreeeeaaaaa!” Luego dudó, y dijo que si querían laxanti... pero cuando todo quedó claro añadió: “Per la diarrea, un te forte con limone”, contestando el del molto cagare “No, no, que mejor pastillas, señora”. Menudo show, dicen que está gravado en audio con una cámara digital. A ver si lo cuelgo cuando me lo pasen.
El resto de los días bien, Roma p’arriba, Roma p’abajo. Así me fastidié la rodilla, pero bueno, mereció la pena el viaje. Luego a la vuelta a Madrid tuvimos otro “incidente”, esta vez al estilo de una película de terror americana: Dos jóvenes en una autopista cortada por culpa de un camión accidentado, deciden salirse en una gasolinera. Después de cenar algo, a las doce de la noche y ver que la carretera sigue igual, preguntan al gasolinero un atajo para ir a la autopista unos kilómetros después del accidente. El hombre, un señor de unos 45 años, con cortes en la cara y restos de sangre reseca en su boca y traje, les explica en un idioma extraño, cómo ir por un camino monte a través, sabiendo que de ahí no saldrán vivos... En nuestro caso salimos vivos del bosque, pero acojonaos que íbamos. Os juro que ese hombre, aunque le entendíamos no hablaba nuestro idioma (que no, que no era ni catalán, ni italiano, ni portugués ni vascuence...). y que las manchas de su traje y la cara era sangre... quién sabe si delos cortes que tenía y cómo se los habría hecho! Para colmo, cuando llegamos a la autopista ya habían reestablecido el tráfico.
~FIN~