[ 6 Julio 2004]

Churras olímpicas

Buenas,

No sé, algunos me conocéis ya, otros no. Soy Knox, un amigo de Prox desde hace ya unos cuantos años (seremos coquetos y no diremos la edad). La verdad es que hace mucho tiempo que Prox me dio permisos para poder escribir aquí, pero unos días por otros y otros por unos, la casa sin barrer. Ha pasado ya tiempo desde que lo que os voy a contar fue actualidad, pero no deja de ser anecdóctico.

Me encontraba en paro. Si, esa situación laboral de la que muchos se quejan, despotrincan e intentan huir, pero yo no, eso sí, en su justa medida. Estaban siendo dos meses de fiesta non-stop. Lo mismo me daba lunes que jueves que miércoles. Nótese que sólo hablo de días entre semana, doy por sentado y obvio que los viernes, sábados y algunos domingos, están para lo que están.

Hacía tiempo que había oído hablar del Preolímpico de Voleibol que iba a celebrarse en Madrid. En dicho acontecimientos, España se jugaba la plaza para los juegos olímpicos de Atenas 2004 frente a las siempre temibles selecciones nacionales de Holanda, Cuba y Camerún (esta última estaba por haber todo). Pensé que me gustaría ir a ver algún partidillo para rememorar viejos tiempos y lo comenté a compañeros de oficina de CURROTEL. Nos conectamos a la web de la Real Federación Española de Voleibol y pudimos observar que habían habilitado un link para voluntariado del preolímpico. Nos apuntamos los tres: Uki, Pana y yo.

El caso fue que se pusieron en contacto con nosotros para empezar a hacer una selección de candidatos en función de disponibilidad de horarios, experiencia previa... A Uki y Pana los pusieron en animación y a mí me mandaron a los servicios médicos. Yo no sabía porqúé, pero luego me lo explicaron. El Delegado Médico de la Federación Internacional de Voleibol era alemán y aunque todo este mundillo está obligado a comunicarse en inglés, nunca se sabes hasta que punto un alemán y un español son capaces de entenderse en un idioma que no es el suyo. Pues bien, ahí estaba yo, de nexo de unión entre ambas lenguas.

Luego fui descubriendo que el alemán en cuestión estaba más interesado en posibles labores de ayuda a controles antidoping que en mi supuesto diminio de lenguas. Mi labor sería ser la sombra de los jugadores a los que se eligiera para hacerse el control antidoping. Eso suponía estar con dichos jugadores (para aquellos ajenos al mundo del voleibol, estos jugadores suelen medir por definición más de 185 cm, y si encima son holandeses y cubanos, uno se puede llevar ciertas alegrías visuales. De ahí que dijera que los de Camerún estaban por haber de todo, sobre todo a nivel de juego... eso sí, churras las tienen). En fin, que me voy... El caso es que yo sólo de pensar que tendría que estar al lado de alguien taaaaaaan grande, con taaaaaantos músculos y potencialmente taaaaaaaaaan buenorrrrro, me ponía malo. Imaginaos, se os concede la licencia para mirarle la churra a alguien sin el temor de que te de un hostión, porque lo tiene prohibido... Situación ficticia: estamos en una discoteca de moda, tipo Kul, tipo Ahm, tipo Polainas y no te puede decir nadie nada!!! Plas, plas, plas... Ahí estaba yo, regodeandome en mi mismo, en mi suerte, y todo ello gracias al paro, porque no tenía nada mejor que hacer de lunes a viernes, bueno sí, pero eso es otra historia.

Así que así transcurrieron los días del preolímpico, viendo partidos en los palcos de honor, entrando y saliendo de los vestuarios como Pedro por su casa, viendo más músculos que en el Holigay Gym... El Paraíso!!!. Si los de la RFEVB hubieran sabido que yo era bochornoso seguramente no me hubieran dejado ni tocar el tambor... (Nota. El término bochornoso proviene de la lengua alemana. En dicha lengua, gay se dice Schwul que se lee sbul, que suena prácticamente igual que Schwül, que se lee sbiul (más o menos), que significa Bochorno).

Como veréis, el paro no es malo, ni mucho menos.

Un saludo a todos.

 

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