Ya estoy de vuelta en Madrid. Después de cuatro días de descanso tras los exámenes, necesitaba cambiar de aires y relajarme en casa de mis abuelos. Ha hecho bueno (para mí bueno es calorcillo por el día y fresco por la noche, no lo que tenemos en Madrid, ¡que no hay quien duerma!) y además me he puesto un poco moreno, ya no tengo la piel color larva. Bueno, quizás demasiado rojo en algunas partes, limpiando la piscina me he quemado un poco los hombros y la nariz, que está totalmente colorá. La punta por culpa del sol y el resto por una ostia contra el marco de alguna puerta... Y es que las casas antiguas son así, están pensadas para la altura de la época en que se hicieron y en el caso de la de mis abuelos ni eso, que con la puerta del baño se dan hasta ellos. Supongo que ha sido ésta la causante del golpe. Menos mal que estaba tan dormido que ni me acuerdo, porque debió doler... :).

Antes de viajar pa’l norte estuve en la cena fin de carrera :'( . Ya nada volverá a ser como antes... Fue en un turco. No estuvo mal, un poco hacinados y mucho calor, pero con la sangría que bebimos casi no nos enterábamos (bueno, un poco sí, qué fresquito cuando salimos y eso que estaríamos a 28ºC). Hubo concurso de mises y misters: mister borracho, mister pachorra, mister tabacalera, mister amo del ratón, la pareja imposible y... el título que gané yo: mister tío güeno :D. La campaña electoral fue complicada, me costó mucho conseguir los votos... ¡juas juas! Nada más recibir el diploma, como portavoz del Comité Clasificador de Culos (y también presidente, juez y único miembro...) leí en alto mi lista de los mejores culos masculinos de la clase. Por si a alguno no le había quedado clara mi orientación sexual, por cohones tuvo que salir de dudas. También bailé la danza del vientre con la bailarina del restaurante. Lo debí de hacer bien o rematadamente mal, porque mis compañeros gritaban “¡otra, otra!”.

Después fuimos al Sweet de Huertas. Me tomé una copa y me vino la resaca de repente. La pobre camarera debió confundir el Ballantines con el cianuro, si es que cada vez hacen las botellas más parecidas... Me tocó una cededera en el concurso de ese whisky , que enganché al botón de mi pantalón para no perderla. Eso debió poner cachondos a todos mis amigos heteros porque no hacían más que meter la mano por detrás de la caja que me colgaba y tocarme el paquete. Lo de restregarse y los sándwiches ya lo veo normal... Pero otra noche que me fui a casa sin sacar a ninguno del armario.

Y esto es todo por hoy, las fotos de esta mañana en la plaza de Vázquez de Mella las colgaré mañana... o_O