—¿Tu hermano es virgen? —preguntó Atónita mirando a los ojos de Sereno.
Él miraba a su madre extrañado por la pregunta. A sus 20 años se consideraba bastante adulto como para hablar de esos temas con ella, pero no cuando el protagonista era su hermano, de 17. ¿Qué debería resoponder? ¿Qué palabras calmarían a su madre? ¿Qué había pasado para que preguntase eso?
—Claro mamá —respondía despacio para poder pensar lo máximo posible a la vez que hablaba—. Claro que Inconsciente es virgen.
Atónita no parecía calmarse. Su cara, además de preocupaciíon reflejaba decepción ante la respuesta. Miró al suelo antes de volver a los ojos de Sereno, como diciendo: Esta vez no me intentes engañar.
—He encontrado un preservativo.
Vaya tonería, pensó Sereno, ya podría hablar todo lo rápido que quisiese.
—Yo también tengo condondes en mi habitación ¡y también soy virgen! —sonreía al hablar.
Si esto fuera un capítulo de 7 Vidas se hubiesen escuchado risas de fondo, pero nadie rio en ese momento. No sólo la cara de Atónita no pareció cambiar, si no que fue la de Sereno al ver como su madre confirmaba moviendo la cabeza que lo que él estaba pensando era cierto.
—¡Pero qué ha hecho! ¿Lo lanzó al acabar y se quedó colgado de la lámpara? —dijo Sereno a carcajadas consiguiendo cambiar la cara de Atónita. Una ligera sonrisa asomaba, iba a narrar unos hechos que ni ella creía posibles.
—Hoy en la comida han sobrado muchas lentejas —Sereno dejó de reírse. Si la historia empezaba así, tanta mofa iba a impedirle entender la relación lenteja-condón—. Como los tápers que tenemos están todos llenos de membrillo —tápers, de membrillo, lentejas, condones... Sereno estaba muy intrigado—, no tenía donde congelar las lentejas sobrantes y ¡no íbamos a estar una semana comiendo lo mismo! Así que decidí meterlo en cajas de leche vacía.
Esperó unos segundos a que Sereno asimilase el nuevo elemento a relacionar, y prosiguió.
—Tenía unas cajas apartadas para reciclar a un lado de la encimera. Fui abriendo y limpiando cada una hasta que al abrir la última...
Sereno interrumpió con más carcajadas. No podía parar de reírse de la metedura de pata de su hermano ¡A quién se le ocurre!
Rápidamente corrió a la habitación de Inconsciente a burlarse de él. Éste le recibió con cara larga y sin que su hermano dijese nada, comenzó su explicación:
—Si lo tiro al báter, sabes que vuelve a subir. Si lo tiro a la basura seguro que al moverla alguien para cerrarla también saldrá hacia arriba. No lo voy a tirar por la ventana y... ¡A quién se le ocurre congelar lentejas en cajas de leche!

(basado en hechos reales)