Fue hace muchos años. Ni siquiera se si es verdad. La memoria nos engaña a veces. Pero asi lo recuerdo.
Tendria yo entre unos 8 o 10 años.
Era verano, uno de esos veranos que se recuerdan expecialmente por el excesivo calor, aunque yo no sepa situar de que año.
Tanto calor hacia que era casi imposible salir a la calle durante el dia, y durante la noche era casi imposible dormir. Asi que saliamos a la calle durante la noche.
En el barrio todos los vecinos se reunian en los portales a cenar, mientras los niños corriamos de un lado a otro.
Aquella noche, ya sobre las dos de la mañana, subimos un grupito al muro que separaba el barrio de la montaña. Debiamos estar romanticos porque, sentados todos en el muro, contemplabamos en silencio las estrellas.
Y ese fue el momento. Yo me fije en una. Una estrella cualquiera, que no resaltaba especialmente sobre las demas. Pero de todo el firmamento me fui a fijar precisamente en ella.
Y mientras la miraba fijamente; quiza esperando que despegara como una estrella fugaz, para pedir un deseo; ocurrio.
La insignificante estrella comenzo a crecer; y a la vez que se expandia, su brillo azulado iba tornandose de multitud de colores, desde el rojo intenso, hasta el verde luminoso, pasando por el naranja vibrante y el amarillo energico.
Y cuando ya pensaba yo que explotaria, y se desintegraria , convirtiendose en un millon de minusculas nuevas estrellitas, empezo a menguar, haciendose cada vez mas y mas pequeña, hasta que desaparecio en el horizonte ante mi atonita e inocente mirada.