hoy me he detenido por unas horas a escuchar, a mirar, a intentar sentir, a observar el mundo girar... y he obtenido una teoría
vivimos en una gran esfera azul que, como las muñecas rusas, guarda pequeñas esferas en su interior aunque esta vez unas no tienen porque ser consecuencia de las otras.
a medida crecemos nos creamos a nuestro alrededor nuestra pequeña pelota en la que se forma nuestra propia realidad. con el paso de los años llegan hasta nuestros oídos noticias a cerca de otras esferas, mejores, peores, intrigantes, vacías, lujosas... pero por mucho que queramos no sabemos nada sobre ella. no importa cuanto nos documentemos, nos hayan contado o hayamos visto, nunca sabremos que es vivir en otra realidad. incluso si decidimos entrar en ella, olvidamos que es disfrutar de la vida en la esfera originaria.
las circunstancias sociales, económicas, religiosas, morales, lingüísticas... nos condicionan rotundamente a tomar algunas mundos por imposibles; otros en cambio están meramente ligados a nuestras decisiones, a todas y cada una de ellas, o como otro bien dirían, al destino.
aunque me cueste aceptarlo, opino que en cada esfera, por muy diminuta que sea se esconde la felicidad. la felicidad de un amor buscado, la felicidad de ser mayor, la felicidad de un tiro, la felicidad de una sonrisa, la felicidad de una pelea victoriosa, la felicidad de la fidelidad, la felicidad de la amistad, la felicidad de una pareja, la felicidad de una familia, la felicidad de una ruleta, la felicidad de un buen trabajo, la felicidad de una borrachera, la felicidad de un aprobado, la felicidad de una pastilla... en cada pequeño mundo la felicidad se enmascara de una forma distinta, pues las distintas realidades valoran de un modo muy diferente los pequeños detalles.
yo me pregunto, ¿son todas estás cosas realmente felicidad? Para mí no lo son, pero: ¿será por qué vivo en una esfera distinta? Supongo que nunca lo sabré.
sin querer darnos cuenta, nos hemos plantado en un "septiembre" más que pronto nos dejará empapados de rutina y nos abandonará al destino de un, por ahora, desconocido "octubre" pero del que se tienen muy altas expectativas.
sinceramente tengo muy buenas sensaciones hacia este nuevo curso que se presenta... me he propuesto enfrentarme al día a día con la mejor de mis sonrisas, y para esos días en que es inevitable fruncir el ceño, con la mejor de mis intenciones; pues ya empieza a cansarme a tener que enfrentarme al alba y esperar con expectación a que la noche caiga y así esperar a que otra jornada me aborde.
sé que muchas veces será difícil, casi me atrevería a decir imposible, pero intentaré, con todas mis fuerzas, sacar la paleta cada mañana y colorear las nubes de azul, las caras de sonrisas, los segundos de minutos.
sin nada más que decir, ahí os dejo con una propuesta optimista y emprendedora en busca de un nuevo sabor a "felicidad"