Agosto 20, 2005

Aquellos maravillosos días...

tras unos meses sin palabra alguna derramada sobre este diario, me dispongo a derramar un par de sensaciones que mi corazón parece no poder seguir reteniendo.

de vuelta a Madrid, la casa esta vacía. Atrás quedan las risas, la gente, las cómplices miradas, las situaciones incómodas, los momentos inolvidables... y en el rotundo silencio de mi alma las paredes parecen rebotar el eco sus voces, llamandome por mi nombre, arrugandome por dentro y sumergiendome en un mar de melancolia.
abro el albúm de fotos que he ido llenando en los dos últimos meses de simples fotografías, no más que unas cartulinas bañadas en el distintos colores que al mirarlos detenidamente parecen cobrar vida. Mi mente abandona la realidad y revive una por una todas las imágenes. Es increíble como algo tan reciente parece formar parte ya de un pasado tan lejano tan inalcanzable. Quizás aquellas fotos fueron tomadas hace a penas un par de días, pero ya es imposible para mí regresar a todo aquello, vivir cada segundo bueno y malo capturado o no por la cámara; ahora ya es imposible si no es en mi mente.
me recuesto sobre mi cama, cierro los ojos, respiro hondo y me dejo llevar, volar, y regreso atrás en el tiempo y me vuelvo a reír de las mismas bromas, y vuelvo a tropezar en la misma piedra, y vuelvo a abrazarle con la misma fuerza, e intento parar el tiempo y retener aquel cuadro en mi memoria, pero inclusive en mi mente me es imposible, nada se detiene, pasan rápido, muy rápido las imágenes, una tras otras, sin descanso alguno. Comienzo inconscientemente a respirar más y más deprisa. La habitación comienza a dar vueltas y no consigo ver las cosas con claridad. Un ruido atronador me atormenta y a ellos les veo cada vez más lejos, cada vez más inalcanzables. Me incorporó angustiado e inconscientemente mi brazo izquierdo se tiende sobre el despertador y de un manotazo apaga la alarma. Me vuelvo a recostar. El sol me abrasa los ojos mientras intento mantenerlos cerrados y recuperar la mínima ilusión de lo que fue mi sueño, pero es inútil.
Un día nuevo comienza, me he de levantar y dejar una vez más que el pasado se vaya quedando hora tras hora, minuto tras minuto, un poquito más atrás. Vuelve a mí la rutina de los días, la nostalgia del pasado y la inquietud por el futuro. Con el alivio de poder regresar en mis sueños a esos días tan únicos e irrepetibles.

Escrito por Nachinator a las 06:21 PM | Comentarios (1)