Nunca habeis sentido esa sensación de que los días van pasando uno tras otro, bañados en la misma monotonía... es como si los dejaramos pasar sin extraer de ellos nada... las calles igual de vacías que siempre... la misma gente que te rodea y en los cuales la rutina ha matado el mutuo interes de indagar en la vida de uno u otro, en sus pensamientos, en sus sentimientos... parece que lo único que os une ya es el mismo banco de siempre, a la misma hora, y las mismas ínsipidas conversaciones de siempre... las mismas risas pasajeras que no se quedan más que en instantes de satisfacción hundidos en un mar de habladurías, chismorreos, palabras sin interés alguno...
Y todo esto te hace pararte a pensar... por qué desperdicio de este modo el tiempo?... por qué con gente que no me aporta nada y yo parezco no importarles nada más de lo meramente instántaneo?... por qué no con tantos otros cuyas horas juntos añoro?...
Y es que la vida en estos casos se vuelve absurda y no hace más que lanzarte preguntas de adónde quiero ir y qué pretendo encontrar...
Pasa el tiempo, los segundos, los minutos, los días... pero los exámenes no parecen terminar; al menos puedo decir gratificante que tan sólo me quedan dos, aunque eso sí, no por ello menos importantes. Me quedan los exámenes de mi vida. Yo creo que nunca un exámen me había exigido tanto como estos. Os explico tengo que aprobar al menos una para que no me echen de esta carrera, que Dios bien sabe, sera el cimiento de un futuro que quiero ahora mismo más que nada. Ayer lunes hice uno, y sólo espero que alguien allá arriba se acuerde de mí y me lo aprueben. Lo necesito. Parece que mi competitividad en estos días se ve mermeda por el estrés y por la evidencia de que no lucho por un puesto mejor si no por estar dentro de un grupo muy selecto de personas. Lo cierto es que esta situación es bastante frustrante. Uno se siente como si no valiese nada. Como si todos los esfuerzos que hiciese no sirvieran para nada. Y me pregunto si realmente merece la pena tantas hora en la biblioteca sin recompensa, pues en el fondo no son ni más ni menos que horas robadas a amigos, familia... en definitiva a gente que quiero.
Y es que durante estas fechas parece que la vida pasa a un segundo plano. Mientras yo contemplo los libros y apuntes e intento hacer por todos los medios que se metan en mi cabeza, mis amigos se separan, algunos se marchan a vivir fuera, otros de fuera vienen a visitar y se van, y yo, no puedo dedicarles el tiempo que se merecen, o que al menos, necesitan, pues nunca sería capaz de darle a ninguno de ellos todo el tiempo que se merecen.
En definitiva esta vida es frustrante, la impotencia es la única protagonista en mi vida y tan sólo me queda esperar a que salgan las notas y que al menos una de ellas diga: Aprobado.
Espero que alguien ahí arriba se apiade de mí y haga este sueño realidad, yo ya he puesto de mi parte, ahora ellos tienen que poner de la suya...
En fin, ya os contaré como termina mi historia; de todos modos quiero pedir perdón a todos aquellos a los que no he podido escuchar estos días... lo siento.
un abrazo a todos