Por desgracia vivimos un juego cuyas reglas nos han sido impuestas, y que sin nosotros aceptarlas, se aplican a todos y cada uno de nosotros sin excepción...
Quizás sea mi ignoracia o mi estupidez, ó tal vez sea que no quiero asumir la cruda realidad, pero no soy capaz de comprender las leyes según las cuáles el mundo puede girar y girar sin detenerse ante nada ni nadie.
Sin embargo, hoy mi corazón sí se ha parado. Ha dejado de latir durante unos segundos. Por unos instántes la sangre no me ha llegado a ninguna parte, me he paralizado, mi cerebro ha dejado de funcionar y toda mi atención se ha centrado en un mismo músculo. El mismo que cuando te miraba a los ojos me dibujaba una sonrisa en la cara. Que cuando te abrazaba me estremecía entero. Que cuando me besabas la mejilla recibía ese amor incondicional que desprendían tus labios. El mismo que hoy me ha hecho derramar una lágrima. El mismo que te has llevado contigo.
Sobra decir que te quiero. Y que siempre te querré. Que no importa que te vayas, que me dejes con el alma rota, buscándole un sentido a la vida... Porque las cosas divinas no se acaban, perduran en uno eternamente, pues lo que me has dado estos años no ha sido sino algo divino e incondicional.
Sin ti no soy nada...
Pero contigo he aprendido que tengo mucho que puedo dar. Y aún mucho más que puedo recibir. Por éso y sólo por eso seguiré adelante. Por ellos. Por mí. Por ti.
Un abrazo,
Escrito por Nachinator a las Marzo 1, 2005 05:25 PM