Febrero 06, 2005

A ELLA...

Vale, por una vez no tengo ni idea de cómo empezar o como plantear lo que tengo que escribir, porque por primera vez lo tengo que decir y no solo enviar. Soy completamente inútil para expresar todas las cosas que quiero decir cuando hablo y aún se me hace más complicado cuando unos ojos arrebatadores me miran y me desconciertan totalmente. Espero que escribirlo me ayude, para ser capaz de hilvanar toda la retahíla de frases que tengo que decir, sin que se convierta en un monologo pesado e ininteligible. Y que al mismo tiempo no se quede en mi habitual balbuceo absurdo.

No se que me ha llevado a escribir contra ti, puede que no me hayas hecho nada. Tal vez solo hayas seguido instrucciones, tal vez todo tuviera que ocurrir así, tal vez solo me quieras hacerme compañía con tu solitario abrazo. Puede que pienses que soy un tonto por intentar escribirte aún sabiendo que no existes, pero te siento tan cerca que creo que estás leyendo lo que escribo a medida que las palabras confluyen en mi cabeza. Incluso creo que tú me estás dictando las palabras con susurros entremezclados con mi aire.

Soñé que dormía el día que te miré a los ojos. Soñé que soñaba con un ángel cuando recordaba tu nombre. Soñé que nunca despertaba cuando tú no desaparecías. Y de repente descubrí que no soñaba sino que vivía. Vivía un sueño con una sonrisa de deslumbrantes perlas, vivía en un sueño con ojos color miel. Pero cuando descubrí la dulce golosina de la realidad, saboreé el amargo caramelo de la despedida. Mi vida se convirtió nuevamente en un oscuro sueño relegado al deseo. Mis preguntas quedaron sin respuesta grabadas en el alma hasta la eternidad.

Los meses pasaron y yo fui guardando mis besos en el último cajón para un día devolvértelos. Los años siguieron y el silencio se diluyó en monotonía mientras todo lo que de ti sabía no eran más que anécdotas de la memoria. Soñaba que te veía, soñaba que te tenía, soñaba que me querías pero luego siempre despertaba. Ahora los sueños si eran lo que parecían ser y mis ángeles quedaban en las noches más profundas cuando de nuevo eran esos ojos de color miel los que me sonreían. Y ahí reapareciste, comenzaste a ocupar todo lo que quería, todo lo que tenía.

No quiero darte pena, dios me libre mi vida, pues de la tristeza solo tú eres la dueña. Nada más quiero poder dirigirme a ti, dejar de buscarte entre mis sábanas deshechas, mi pelo revuelto, mis dedos atolondrados, mis suspiros de angustias, mis lágrimas verdaderas, mis nervios de miedo, mis rencores de seda, mis enemigos de sueños, mi aire de canela, mi alma sin sombra, mi piel sin rostro. Quiero encontrarte, ponerte nombre. Que mejor manera que nombrarte sobre un papel en blanco, entre la pureza de los trazos de tinta que lo recubrirán para siempre. Copar de palabras el vacío del folio. Frases que un niño dentro de mí entonará confuso, cada vez que no consiga lo que anhelo o no salga de estas cuatro paredes que cuartan mi ansiada libertad y vuelva a ti para que me envuelvas con tu abrazo helado. Mis palabras las marcan los tiempos tristes y mi pluma está guiada por sentimientos encontrados de olvido y negación, cariño y aflicción.

Al fin lo he encontrado, te he puesto un nombre. No se si te gustará, pero es el que mejor te define. Soledad, así te llamaré, nombre de mujer sin dueño y esquiva entre las sombras, que me acompaña en cada uno de mis pestañeos.

Tengo la espalda para llevarte siempre acuesta, mis manos para poder acariciarte, mis lágrimas para hacerte feliz y mis palabras para herirte. Quiero ver tu llanto de arena brotar entre mis paredes. Conseguir escuchar el sordo sonido de tus lágrimas que rebotan contra el suelo. Quiero que desaparezcas, todo es demasiado complicado y no puedo compartir una vida contigo, pues solo sería un papel en blanco.

Ahí te dejo mi niña, relegada al abandono de la soledad, desplazada a tu propio olvido. Te beso en la mejilla y te pido que me olvides, quiero dejar de ser juguete entre tus pasos. Sé feliz por tu parte, que yo lo intentaré ser por la mía. Mi habitación estará siempre habitada por tu esencia, e incluso dejaré la puerta encajada para que algún día vuelvas. Se paciente cariño, pues este niño volverá a recordarte pero esta vez no dejará que le abraces.

Adiós mi cielo, te relego al olvido con esta carta dirigida sólo a ti. Tú la única destinataria, tú mi única SOLEDAD.

Escrito por DUDO a las Febrero 6, 2005 07:54 PM
Comentarios

a veces sentimos como si nosotros mismos no estuviesemos bajo nuestro control. como si existiera una fuerza mayor que intenta salir a fuera, y cuando intentamos sacarlo a fuera salen cosas tan increíbles como éstas. al principio no sabremos como quedará. pero una vez escrito su perfección es incomparable.
Me siento bastante identificado, y eso me gusta. el poder leer algo y sentir cada palabra que está escrita. cobra un valor mucho más intenso.
Lo has clavao dudo,
un abrazo

Escrito por nach a las Febrero 6, 2005 08:06 PM
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