Es increíble como ya entrado el s.XXI el miedo, el terror, la angustia... siguen siendo adjetivos tan característicos de la vida humana. Parece que el hombre, después de los grandioso escritores, filósofos e idealistas cuyas vidas se han centrado en cultivar lo interior, lo que llevamos dentro, en buscar un camino pacífico para alcanzar la felicidad global, expreimir el corazón y la mente para así crear una sola mezcla que sea el mdio con que instaurar la tan añorada Paz y Libertad a las que todos tenemos derecho; el hombre decide aparcar todo esto a un lado y utilizar como arma imprescindible la amenaza, la muerte, la destrucción... algo que sin duda no sñolo nos perjudica físicamente sino que nos deteriora por dentro, pues, ¿cómo alguien puede salir a la calle con la duda de si volverá de nuevo a casa, de si volverá a abrazar a su familia?Ó quizás sea mas acertado preguntarse ¿cómo alguien aterrorizado de salir a la calle por si va a ser robado, secuestrado ó violado, aterrorizado por decir lo que piensa, aterrorizado por hacer gestos solidarios que fácilmente se pueden volver en su contra, puede evadir el odio, la rabia y transmitir a sus hijos los verdaderos valores humanos?
Sin duda es la pescadilla que se muerde la cola, y claramente es más fácil luchar contra el miedo por medio de la fuerza, pero ¿eso realmente nos ayuda?
Tan poco hemos de irnos muy lejos para ser testigos de que esto ocurre a diario. Ayer mismo, a un buen amigo mío le atracaron poniendole a un cuchillo de veinte centimetros en el cuello con el simple hecho de atemorizar, pues los objetos de valor que se llevaron tenían mas valor sentimental que económico. ¿cómo alguien puede vivir metiendo miedo a la gente y encontrar los verdaderos valores de la vida que le hagan feliz simultáneamente? Sin duda es una incoherencia bastante evidente, pero el problema no se crea tan sólo en torno a aquellos que cometen el acto, sino los que lo padecen también, pues no se le puede reprochar la rabia, el odio, incluso el miedo que sienta ahora mismo.
Como individuo me siento desprotegido. Sin duda reclamo una mayor seguridad, aún siendo consciente de que esto es un mal muy difícil, por no decir imposible, de paliar. Ahora sí, no creo que la mejor solución para acabar con esto sea llegar a un país, acabar con una dictadura, cuya represión y censura esclavizan a sus habitantes, con la repercusión de crear una guerra civil que ya se ha cobrado miles de muertos y heridos. Pues como he dicho anteriormente, la muerte por la muerte no ayuda a nadie y lo peor de todo es que no arregla las problemas sino que los agrava. Y si a eso se le califica como luchar por la libertad, por la seguridad...¡no me extraña! Así va el mundo.