Diario de un rebelde

Tiro la toalla

De siempre me he creído un luchador, no me gusta darme por vencido en nada, eso es de perdedores y así no conseguirás nada en la vida. También soy de los que pienso que si hay algo/alguien que realmente te importa y las cosas se tuercen tienes que insistir hasta conseguir que las cosas vuelvan a su sitio. Quizás en este último pensamiento estoy bastante confundido, pues si a ti la actitud de alguien no te parece bien o crees que no le va a traer más que problemas, tú le puedes advertir, sí, pero nunca pretendas cambiar a las personas que tienes a tu alrededor a tu gusto, pues puedes conseguir o bien un rechazo completo por parte de esa persona, o manipular a alguien a tu antojo, lo que tampoco opino que esté muy acertado. Pero es que cuando alguien al que quieres, cuando un, bueno y no sólo uno, cuando unos cuantos amigos tuyos deciden tomar la ley de la calle como ejemplo de vida, drogarse, pegarse con el que se les pase por delante por la simple razón de pegarse, se dediquen a hacer putadas que ponen en riesgo la vida de las personas, como tirar piedras a los coches, etc. o que se junten con gente cuya destino, claramente, es acabar entre rejas, muertos o yonquis... pues a uno le duele ver como sus amigos, a los que conoce de toda la vida y en cuyo día a día se cruza inevitablemente, tiran su vida al báter y ellos mismos conscientes de ello tiran de la cadena. Pero es que cuando estoy con ellos, sigue existiendo esa confidencialidad, a pesar de que cada día la noto más apagada, ese cariño, que poco a poco se va muriendo... y me duele terriblemente sin saber porqué. Bueno, si que lo sé; ver como una amistad que juraste no perder se muere no es nada fácil y más si no puedes hacer nada para evitarlo. Porque he luchado, creedme que he luchado. Posiblemente hay poca gente tan persistente como yo, pero es que no puedo más; y sobre todo cuando tus palabras son ignoradas y tus acciones no son ni agradecidas; ya sientes como si para ellos no significases nada, no te entregan nada... Estoy cansado, estoy harto, estoy cabreado, estoy decepcionado, estoy dolido, estoy desesperado... No sé que hacer. Ya no puedo más que dejarles ir. No hacen más que decirme la gente que pase de ellos, pero es que no es tan fácil. Quizás sea una persona drástica, pero si voy a pasar de ellos prefiero dejar de verles, así podré finalmente perder la esperanza, creer de verdad que ellos han elegido y que no puedo hacer nada para cambiarlo, aunque me duela. En fin, lo único que sé es que no puedo más... TIRO LA TOALLA.