El autobús esta en silencio. Las almas han caído rendidas al embrujo del sueño. Se puede apreciar en el ambiente un sentimiento de satisfacción por estar llegando a casa donde poder dar tregua a nuestras piernas y a nuestros estómagos que ya no pueden ingerir ni un bocado más de pizza; pero también se detecta un clima de insatisfacción, de saber a poco, de ansia de más. Más días juntos con nuestras risas, nuestras meteduras de pata, nuestras disputas. Mas tiempo para llegar a conocerles un poquito mejor y para dedicarles a todos y cada uno de ellos una muestra de cariño que sea capaz de expresar lo afortunado que me siento por estar a su lado y por haber sido seleccionado entre el resto para compartir estos diez días que sin duda han sido inolvidables.
Sin duda, si alguna vez regreso a Italia no será lo mismo. Cosas como estas son únicas. Sólo pasan una vez en la vida.
Gracias por estos diez días!! Han sido increíbles y más aún en vuestra compañía.
Un abrazo,