El otro día una amiga se acercó a mi casa para darme una vuelta en "su coche". Se acababa de sacar el carnet de conducir, y lo cierto es que fue impresionante dar una vuelta con ella en el coche. A parte de ser una gran conductora, lo que realmente me impactó fue el verla conducir. A ver, me explicó, Marta (que así es como se llama la persona en cuestion) y yo nos conocemos desde que tenemos cuatro años. Hemos ido siempre juntos a clase, SIEMPRE. Uno al lado del otro durante toda la vida, ya que nuestros apellidos van seguidos y en la fila iba ella delante y yo detrás. Pues el recordar todos aquellos momentos juntos y superponer la imagen del coche... no es fácil de asimilar la rapidez con la que corre el tiempo, no es fácil asimilar como los momentos se te escapan, se deslizan entre tus dedos cuando intentas atraparlos y así se pierden en el olvido, o por contra se inmortalizan en el recuerdo; y digo se inmortalizan porque quién no ha tratado de recordar algo alguna vez y le ha dado la sensación de estar viviendo de nuevo aquella situación. Lo peor de esto es el despertar y darte cuenta que las cosas han cambiado, no son peor, tan sólo distintas. Es entonces cuando tu alma se estremece, algo que algunos llaman escalofrío, y tus ojos se empañan.
Una reflexion,
nach