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Octubre 02, 2003

La gente cuando se aburre o se deprime se larga a echarse unas cervezas o a contarlesa sus pobres amigos lo aburridos o deprimidos que están. Yo, como de eso no gasto, me entrego al muy noble y artístico arte milenario de la psicopatía por horas.

Comencemos. Lo primero que un psicópata retorcido (y muy malo) tiene que pensar es en la víctima que elegirá. Pero no la puede elegir guiándose por un motivo de odio razonable, porque en ese caso no sería un psicópata, sólo una persona admirable por su capacidad de pasar rápidamente de pecar de pensamiento a hacerlo de obra. Los psicópatas son seres cuya más maravillosa característica es que se guían por los motivos más absurdos para ir a por alguien en particular. No obstante pensé que a mí, por motivos obvios (véase mi monedero), me pegaba más ser una psicópata secuestradora que exige un rescate y que, mientras éste llega, se lo pasa bien torturando a su víctima.

Aunque la psicopatía sea un hobbie o una práctica no profesional, hay que guiarse por ciertas normas. No queremos ser unos pringados¿verdad? Queremos dar miedo. Pues precisamente para conseguirlo ser pringados es nuestra mayor baza. Casi todos los grandes psicópatas famosos fueron unos cutres tirados y débiles de espíritu o de bícep blando en alguna época de su vida. Eran gente como Ud. o como yo, tipos necesitados de cariño, de un seguro médico aceptable, de un buen estilista. No es necesario haber tenido una infancia horrible con niños odiosos que te metían cosas verdes con patas por la camiseta para ser, en potencia, un gran psicópata retorcido sin sentimientos.
Otra cosa indispensable: fuentes de inspiración. Aquí es donde entran esas interpretaciones personales de la Biblia o de canciones de los Beatles que darán ese toque personal e intransferible a nuestros delictivos aconteceres. Por ejemplo yo fui original, y me basé en Charlie Manson cuando amenacé a mi peluda y redicha víctima con escribirle por todo el cuerpo la letra de Helter skelter con un boli bic de punta muy muy fina.
La actitud también es muy importante. No digo que, a ratos, la víctima no tenga una conversación agradable, e incluso un par de buenas recetas para chefs poco experimentados. Pero una cosa es intercambiar los comentarios indispensables que dicta la educación cívica, y otra sentarse a jugar un parchís con nuestro prisionero. Es muy importante saber hacerse respetar cuando se está en prácticas psicopáticas. Distinto sería si se incluyera algún acto malvado en la dinámica del juego, como sustituir lo de contar veinte por infligir la misma cantidad de pellizcos a la víctima.

Y finalmente lo más importante, exigir el rescate. Esto se puede hacer de muchas formas, a lo elegante,como un mafioso de érase una vez en América hace la pila de años;a lo mareante, como el psicópata de Harry el sucio.A lo jevi, mediante toda clase de acertijos raros relacionados con algún fanzine de metal editado en Despeñaperros. Yo me inclino por el método tradicional, ir al grano: quiero un millón de billetes sin marcar de la cantidad que sea (pero en euros, que hay mucho listillo guardando pesetas "de recuerdo" por ahí). Serán depositados en una fiambrera que el rescatador dejará en la portería de mi bloque con una nota que diga "a la atención de la señorita Caína", "Entregar a Caína, urgente" o "Besitos. Roque".
La vida del coso ése naranja está en sus manos.


Octubre 2, 2003 09:52 PM