Diciembre 23, 2004

Sentada en el trono gris del claroscuro

Debido a mi elevada posición, me ha sido concedida una visión privilegiada del mundo. Lástima que todo esté siempre tan oscuro...
Bueno, no importa, haré lo de siempre : entornaré los ojos en busca de un simulacro de luz.
El caso es que llevo aquí sentada casi todo el día, tratando de apartar los tonos grises de mi imaginación, aunque mi memoria se empeñe en esculpir diariamente su halo inerte sobre mi frente.
Los pensamientos se han convertido en una corriente fría y oleaginosa, tan densa que resulta imposible de descifrar. Será porque muchos de esos pensamientos son recuerdos que sólo lo fueron a medias, o que no llegaron a serlo nunca. Como siempre, vuelven a casa esos recuerdos que el tiempo (o mejor pensado, mi escasa memoria) ha mutilado sin piedad.
En medio de estas intensas e inútiles divagaciones, ha surgido una momentánea chispa de luz, y me he acordado (precisamente) de una reflexión que hace Javier Marías a este respecto, ésta se encuentra en su libro Corazón tan blanco (su libro más aclamado, de hecho), donde (entre otras muchas cosas) reflexiona (o lo hace su personaje) sobre la futilidad de la memoria humana. Y viene a decir que las oportunidades perdidas (siempre sonará más poético y menos cruel que si fueran denominadas oportunidades desperdiciadas...) no existen, porque todo hecho depende de la memoria del sujeto que lo recuerda, que lo deforma u olvida ; en consecuencia, nada sucede realmente.
Valga este fragmento del libro que ya he mencionado (páginas cuarenta y seis, cuarenta y siete) para ilustrar lo que intento explicar tan torpemente : " Así, lo que vemos y oímos acaba por asemejarse y aun igualarse con lo que no vimos ni oímos, es sólo cuestión de tiempo, o de que desaparezcamos. Y a pesar de todo no podemos dejar de encaminar nuestras vidas hacia el oír y el ver y el presenciar y el saber, con el convencimiento de que esas vidas nuestras dependen de estar juntos un día o responder a una llamada, o de atrevernos, o de cometer un crimen o causar una muerte y saber que fue así. A veces tengo la sensación de que nada de lo que sucede sucede, porque nada sucede sin interrupción, nada perdura ni persevera ni se recuerda incesantemente, y hasta la más monótona y rutinaria de las existencias se va anulando y negando a sí misma en su aparente repetición hasta que nada es nada ni nadie es nadie que fueran antes, y la débil rueda del mundo es empujada por desmemoriados que oyen y ven y saben lo que no se dice ni tiene lugar ni es cognoscible ni comprobable. Lo que se da es idéntico a lo que no se da, lo que descartamos o dejamos pasar idéntico a lo que tomamos y asimos, lo que experimentamos idéntico a lo que no probamos, y sin embargo nos va la vida y se nos va la vida en escoger y rechazar y seleccionar, en trazar una línea que separe esas cosas que son idénticas y haga de nuestra historia una historia única que recordemos y pueda contarse. Volcamos toda nuestra inteligencia y nuestros sentidos y nuestro afán en la tarea de discernir lo que será nivelado, o ya lo está, y por eso estamos llenos de arrepentimientos y de ocasiones perdidas, de confirmaciones y reafirmaciones y ocasiones aprovechadas, cuando lo cierto es que nada se afirma y todo se va perdiendo. O acaso es que nunca hubo nada ".
Indagando un poco más sobre este tema, he dado con un texto interesante : La paradoja de la ocasión , su autor es Carlos Muñoz Gutiérrez, quien además menciona en su texto la obra ya citada de Marías.
Aparte de todo esto, tengo que decir que el título de este capítulo no es de cosecha propia, evidentemente. Corresponde a una frase ( " Te vi sentada en el trono gris del claroscuro ") preciosa, brillante, vibrante... extraída del contexto de una canción del siempre genial Maestro Lapido , la canción se titula " Humo ", y se encuentra en el último disco (os recomiendo encarecidamente su compra y disfrute, no tiene desperdicio) del Maestro, intitulado (ya sé que este término se suele aplicar a libros o escritos, pero este disco bien merece esa acepción, debido a su grandeza no solo musical, sino también poética y literaria) Música Celestial. Felizmente, esa magnífica frase ha inspirado esta nueva y caótica entrega. Vayan las gracias por delante.

Posted by poliedrica_milcaras at Diciembre 23, 2004 01:22 PM
Comments

Muy interesante su post, srta. Poli...lástima que mi inteligencia sea comparable a la de un disco de Ricky Martin, porque en caso contrario intentaría rebatirle esa teoría de que nada sucede realmente; quizá es que buscamos realidad donde sólo hay imaginación, pero no sabría decirle si prefiero que se hagan realidad mis pensamientos o si sería mejor que mi realidad sólo fuese imaginada...

Por cierto, suscribo la recomendación acerca del "Música celestial" de Lapido; no se lo pierdan.

Posted by: skeletor at Diciembre 25, 2004 07:30 PM

Pues lo mismo digo yo, una se queda tetrapléjica con semejante post! así que, aprovechando la fecha, lo mejor que puedo decir es "feliz navidad" como la entienda cada uno, o la celebre, o lo que sea :) Sitos

Posted by: Bachelorette at Diciembre 26, 2004 04:23 PM
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