Pensamientos inconexos sin orden ni concierto

A grandes expectativas...

Corresponden grandes derrotas, que se traducen, al menos, en pequeñas desilusiones cotidianas. Estos últimos días han sido un poco extraños...paradójicamente extraños, ya que están relacionados con mi anterior sensación de hace unos días, aquélla que me hablaba acerca de un sitio propio e intransferible. Pues bien, últimamente es como si no encontrara ese sitio...es conocido que mi sentido de la orientación es muy malo (de hecho ni siquiera existe), y ahora mismo no recuerdo dónde lo he dejado. Es como si estuviera fuera de lugar...y sin ocupación fija. Como si no fuera capaz de encontrar ni un jodido metro cuadrado para mí. Todavía no tengo claro si lo he extraviado, o si me lo han usurpado mientras dormía.
Realmente no ha pasado nada. Nada se ha movido, nada ha cambiado (quizá sea ese el problema)...nada que me induzca a pensar de esa manera, si excluímos un especial talento para la autocompasión...
No ha pasado nada importante, y sin embargo, ha pasado de todo. Por ello, parece como si ahora tuviera un resorte interno, que se activara con el más mínimo movimiento, y que me indujera constantemente a no perder la perspectiva, a recordar las cosas verdaderamente importantes, las que no debo perder de vista, las que no debo extraviar por nada del mundo. Pero ya escribiré sobre eso en otro momento, porque se trata de algo demasiado importante como para tratar de explicarlo en unas cuantas líneas mal contadas.
Pensamientos inconexos me acechan, sin un orden cronológico concreto, y sin asiduidad predeterminada.
Continuará...