Cuando entré de nuevo en la habitación, todos los objetos habían sido cambiados de sitio...algunos, incluso, habían desaparecido. Otra travesura del destino.
Caminé despacio, tratando de no tropezar con lo invisible, aprendiendo a ver en la oscuridad. Mis manos, torpes y temblorosas, buscaron en vano la raíz de ese misterio, palpando a ciegas esos (apenas susurrados) secretos. Eran tan frágiles como resvaladizos, y se escurrían, sinuosos y burlones, entre mis dedos.
Lentamente empecé a reconocer algunos de los objetos perdidos, los acaricié uno a uno, poniendo mucho cuidado en no romperlos, identificándolos por medio del tacto, por su forma y textura. Otros, al no adaptarse a su nueva ubicación, se perdieron voluntariamente, permaneciendo ocultos, quizá con la pretensión de convertirse en reliquias inalcanzables. Conseguí recuperar algunos de estos pretenciosos fetiches, pero llegué a la conclusión de que debían quedar en el olvido, así que los enterré tan profundamente como pude.
Y así, imaginé que podía transformar los objetos a mi antojo con sólo tocarlos, podía transformar los objetos más simples en tesoros rescatados, cada tesoro era un nuevo pasadizo, una adivinanza que remitía a lo desconocido.
Continué avanzando, en busca de tesoros que se esconden de la luz, pero brillan en la oscuridad.
Algunos eran fríos y herméticos, los agité despacio para escuchar el sonido cómico y triste del vacío rebotando. Otros eran engañosamente suaves...y seguramente muy hermosos, pero no estaban menos vacíos que los anteriores.
Movida por la curiosidad, seguí buscando tesoros cuya forma recordaba. Los había grandes como maletas, y pequeños como frascos de veneno.
Descubrí algunos con apariencia absurdamente ostentosa y anticuada. Cofres a rebosar que contenían estanques helados atrapados en espejos de plata, divanes de terciopelo azul, cartas, escaleras, pasillos, máscaras...chatarra, al fin y al cabo.
Tesoros vanos, tesoros auténticos...los encontré a partes iguales, y los confundí constantemente, porque brillaban con la misma intensidad.
A veces los tesoros aparentemente vacíos son muy valiosos... y los más ostentosos son los más absurdos...
Disfruta :)
Afortunadamente ya he conseguido encontrar algunos muy valiosos...me he propuesto cuidarlos como se merecen. Tesoros como tú, que están a buen recaudo :)
Posted by: Poliédrica at Julio 6, 2004 02:10 PMLo complicado del asunto es saber que cosas son o no importantes. Cuales echaremos en falta cuando las hayamos tirado a la basura...
Posted by: evam at Julio 7, 2004 12:50 PM