Sí, otra vez sobre Irak. Pasa que lo que ocurra en Medio Oriente va a definir el destino del mundo por un tiempo, si todavía queda algo de tiempo. Y además porque el análisis de lo que allí sucede es importante para sacar algunas conclusiones. La cobertura informativa sobre Irak y Palestina de los medios locales es relativamente discreta y hay algunos (pocos) buenos comentaristas. Los políticos de la franja que va desde el centro izquierda hasta la derecha no demuestran tener alguna opinión de lo que ocurre en el mundo, y los comunicadores audiovisuales parece que piensan que no vale la pena preguntarles nada al respecto. Los lobystas que abundan cuando se acerca alguna votación sobre Cuba y que se van de la lengua con respecto a Venezuela están mudos.
No es para menos. El tío Sam, el arquetipo de una parte de nuestra clase media (ABC1, diría un marketinero), está procediendo como un desaforado repleto de whisky un viernes a la noche. Ha pateado al máximo organismo multilateral, ha vociferado contra las Convenciones de Ginebra sobre la guerra, y está amenazando, maltratando y lastimando a la gente. Aparte de todo eso, están saliendo a luz algunas cosas que pasan en su casa y tiene algún amigo que está haciendo cosas igualmente feas por allí cerca.
En el curso de esta semana, en Medio Oriente hubo dos casos de gatillo feliz. Aquí le llamaríamos gatillo fácil. La traducción literal de la expresión inglesa “trigger-happy” me parece más adecuada a la realidad. Los helicópteros de USA lanzaron misiles sobre un pequeño caserío en el desierto, mientras se festejaba una boda y se cargaron 40 muertos, alrededor de 15 niños, muchas mujeres (incluida la cantante de la boda). Ya habían hecho lo mismo en Afghanistán, también en una boda, hace algo más de una año. Los helicópteros israelíes también hicieron lo suyo: misiles contra una manifestación pacífica en contra de la demolición de viviendas en Rafah, en el límite con Egipto: doce muertos. El Consejo de Seguridad había hecho una advertencia contra las demoliciones, pero su corte suprema les dijo que siguieran adelante con los bulldozers, total no pasa nada. Los pilotos, en este caso, no pudieron con sus reflejos. Muchos jueguitos, cuando eran chicos; luego los simuladores, en la academia. Siempre apuntaban para matar a los malos, aunque en el fondo, quizá esta vez, solo hayan querido amedrentar.
También hubo más fotos de sevicias y nuevas evidencias de que los torturadores tenían instrucciones precisas del alto mando americano para hacer lo que hicieron, en Abu Ghraib y otras prisiones. La tortura, es “tan americana como la torta de manzana” dice Alexander Cockburn en CounterPunch, en un artículo donde provee datos escalofriantes sobre las prisiones en USA.
Las imágenes de Abu Ghraib tienen todo el sello de la pornografía contemporánea, dice Katharine Viner en un artículo del Guardian, “El sadismo sexual de nuestra cultura, en la paz y en la guerra”. Es tan pesado que no me animé a traducirlo.