El asesinato de Axel Blumberg fue la gota que colmó el vaso. No solo lo asesinaron a sangre fría, sino que previamente lo torturaron. Le arrancaron las uñas, con una pinza que se encontró en el lugar donde estuvo secuestrado. Los niveles de sadismo en este secuestro y otro anteriores no tiene nombre. Las mutilaciones sufridas por los secuestrados parecen cosa habitual, en un crescendo de violencia no visto desde la época de la dictadura.
Excelente alumno, deportista, hijo de un empresario, Axel era el el típico modelo de hijo. Lo que ocurrió hubiera podido sucederle a cualquier hogar de clase media. La identificación con los padres de Axel fue inmediata. La marcha fue una explosión social en demanda de justicia. No solo de la clase media, sino también de sectores humildes que tenían algo que decir sobre la administración de justicia y las fuerzas de seguridad.
La explotación mediática del caso fue fenomenal. El padre de Axel es una persona educada, se expresa bien y tiene buena estampa. Recuerdo el caso de esos dos chicos que la policía obligó a tirarse al nauseabundo Riachuelo desde el puente. Uno de ellos se ahogó. Los familiares eran gente muy humilde, no se expresaban muy bien, se repetían mucho. Es más difícil para muchos identificarse con ellos. Pero fue un caso que merecía una marcha como la de ayer.
El padre de Axel canalizó extraordinariamente bien su bronca y su dolor. Juró hacerles pagar su crimen a los asesinos y lo está consiguiendo. Le deso
fervientemente éxito en su empresa.
Está con un stress emocional muy grande, y en esos casos se dicen muchas cosas sin pensarlo bien, o repitiendo cosas sin mucho análisis. Debo decir que algunas cosas que dijo me preocupan, porque puede ser en adelante un referente social importante.
Con respecto al petitorio, no creo que los legisladores tengan problema en aumentar las penas para los delitos violentos, la portación de armas, etc.
Tengo mis dudas de que los legisladores aumenten las penas para otros delitos, que no se cometen con armas sino con lapiceras y sellos, pero también suelen tener consecuencias mortales.
Incluiría en el petitorio el aumento de pena para el cohecho (la coima) de un funcionario, con agravantes si tiene alta jerarquía o es un representante del pueblo. Pude ser desmoralizante para un ladrón de gallinas que él esté preso y un legialador que aceptó coimas (o las pagó) ande suelto, porque es un delito excarcelable. No es un buen ejemplo.
También para la malversación de fondos públicos, con agravante si se trata de partidas para educación, salud, o asistencia social.
El Sr. Blumberg ha tenido malos conceptos para con los derechos humanos y los jueces garantistas. Repito que está en estado de estrés emocional muy fuerte, ya ha trabajado mucho antes y después del asesinato de su hijo. También ha hablado con mucha gente, y tal vez prestó demasiada atención por su estado emocional al discurso insidioso de un extremo del espectro político.
Es peligroso, ya no por razones de principios abstractos, sino más bien prácticas oponerse a la plena vigencia de los derechos humanos. Si te pescan con un porro, o te lo plantan porque no les gusta tu cara y te torturan para que cantes a quién se lo compraste o invaden tu casa para ver si tenés más, te vas a convertir en un fanático de los Derechos Humanos, la Convención de Ginebra, el Tratado de No Proliferación Nuclear, y la Carta de las Naciones Unidas.
Debo confesar que no sé exactamente que significa ser garantista. Si consiste en la observancia estricta de la ley, yo soy garantista.
Si no serlo consiste en hacer la vista gorda a la tortura y al maltrato, recomiendo a los que se oponen a las garantías constitucionales que promuevan abiertamente la adopción de leyes que la implementen. Israel autorizó, en la década pasada, y en un contexto muy distinto al nuestro, el “trato rudo” en los interrogatorios. Creo que la norma no duró sino un par de años porque la Corte Suprema lo prohibió.
Si se implementa la ley autorizando la tortura, habría que reglamentarla. Hay mucha gente suelta que podría asesorar, incluso médicos, para las cosas no terminen mal.
Me parece excelente que los presos se instruyan o trabajen. Pero el modelo USA del trabajo forzado en público (al cual se refirió en el programa de Nelson Castro), con presos encadenados, me parece despreciable. Ellos lo pueden hacer y no les parece mal, porque hasta no hace mucho lo hacían con los negros esclavos.
Qué histaoria que esa de Axel, y de tantos otros en Argentina...
Queda claro que a los padres o amigos de victimas, es dificil preguntarlos pensar y hablar claramente porqué sus sentidos muy afectados les hacen hablar con todo su dolor, lo que es completamente humano, no hacer asi seria lo raro. A los otros de intentar ser claros en sus pensamientos, y no hacer establecer unas leyes que no toman en cuenta los derechos humanos...